Lunes, 9 de abril de 2007 | Hoy
LITERATURA › “ANDANZAS CRONICAS”, LA SERIE DE TUSQUETS DIRIGIDA POR SERGIO OLGUIN
El escritor habla de la flamante colección que arranca con Los viajes del Penélope, del periodista y ex combatiente Roberto Herrscher. Hay proyectados otros tres títulos para este año.
Por Angel Berlanga
“Queremos que sean libros que se lean con el interés y el placer que puede ofrecer una novela”, dice el periodista y escritor Sergio Olguín respecto de la flamante colección que dirige, Andanzas crónicas, de editorial Tusquets. La primera obra oficial de la serie es Los viajes del Penélope, la historia del barco más viejo de la guerra de Malvinas, un relato escrito por el periodista y ex combatiente Roberto Herrscher, director del Master de Periodismo de Columbia que se dicta en la Universidad de Barcelona, donde reside desde hace nueve años. “El viajó a Malvinas en 2006 y retrata con mucha calidez la vida cotidiana de una colonia inglesa en el culo del mundo –dice Olguín–. No tiene la típica mirada ‘patriótica’; uno se quedó con la imagen congelada de la guerra, la nostalgia, el dolor. Más allá de los momentos en los que se emociona, obviamente, porque es donde casi más lo matan, el resto del tiempo tiene una mirada muy desprendida del ‘ser argentino’.” El Penélope, que se llamó así entre 1929 y 2006 y durante ese tiempo fue usado en las islas para transporte y exploración, fue construido en 1927 en Alemania y bautizado Feuerland (“Tierra del fuego”), nombre que recuperó el año pasado, cuando fue repatriado por un navegante alemán. En su crónica, Herrscher reconstruye el periplo de esta goleta y se detiene especialmente en los días que le tocó vivir a bordo de esta nave decomisada por la Armada durante la guerra de Malvinas.
Como antecedente de este primer libro oficial, Olguín ubica a Los suicidas del fin del mundo (2005), la notable crónica que Leila Guerriero hizo acerca de la seguidilla de muertes por mano propia ocurridas a fines de los ’90 en Las Heras. “La idea es publicar cuatro libros este año”, dice Olguín, y detalla: “El próximo está escrito por Josefina Licitra y trata sobre adolescentes y jóvenes gays en Buenos Aires. Luego sigue una investigación de Osvaldo Aguirre sobre la mafia corsa en la Argentina, cuyo personaje más famoso es Françoise Chiappe, un tipo muy conocido en los años ’60 y ’70 que salió de la cárcel cuando (Héctor) Cámpora puso en libertad a los presos políticos. El otro libro que vamos a publicar este año está en proceso de escritura y es sobre cuestiones laborales, pero no puedo dar más detalles para no poner en descubierto a la periodista, que está medio infiltrada en unas empresas que está investigando”.
Olguín cuenta que trabaja con los autores en la escritura y la estructura del libro. “No se trata sólo de recibir el material ya terminado”, dice; la edición en ese sentido, explica, se asemeja al trabajo que puede tener un editor periodístico. “Los autores que tenemos confirmados son de buena pluma. La intención es que desde los 10 mil caracteres de una crónica periodística den ese paso gigante que hay hasta los 300 mil que puede tener un volumen. Salvo el caso de Aguirre, para los otros se trata de su primer libro.”
“No queremos insistir mucho con el tema de la pobreza argentina, porque ya lo consideramos un poco saturado –dice Olguín respecto del perfil que persigue la colección–. Apuntamos más bien a abrirnos a cualquier expresión de lo cultural, lo político y lo social que nos permita plantearnos preguntas, diría, casi a nivel novelístico. A los autores les planteo que tienen que poder atrapar al lector, como decía Homero Alsina Thevenet: lo que se juegan en el primer párrafo de un artículo, acá se lo juegan en el primer capítulo.” Olguín acepta, finalmente, una temporada de auge del género en las editoriales más grandes –Sudamericana, Seix Barral y Norma, por ejemplos–, y le encuentra al asunto esta explicación: “Yo creo que hay muchos periodistas con gran capacidad literaria, y que muchos de ellos en otros países serían menos periodistas y más escritores. En cuanto al interés del lector argentino medio por el género, creo que si bien puede haber una moda, no alcanza a la que pudo tener en su momento la novela histórica. Creo, además, que se trata de un fenómeno más perdurable en el tiempo, porque hay una gran tradición de crónica en la Argentina. Ahí están los textos de Rodolfo Walsh, sin ir más lejos”.
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