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Lunes, 9 de abril de 2007

CINE › COMPETENCIAS NACIONAL E INTERNACIONAL

Apariencias que resultan engañosas

La León, UPA! Una película argentina y Reprise, tres largos en concurso.

 Por Horacio Bernades

Plano general de un brazo del río, todo a lo largo de la pantalla ancha y en el más pulido blanco y negro. Una lancha entra en cuadro por izquierda y lo cruza pausada y majestuosamente, en medio de una neblina digna de una marina del siglo XIX. Imágenes nerviosas e inestables, tomadas por una cámara de video Betacam, muestran a una chica que recibe por teléfono una muy buena noticia y luego se la comunica a sus amigos, entre saltitos que la cámara parecería querer imitar. Desde el comienzo mismo, las dos películas que por estos días presenta la Selección Oficial Argentina del Bafici no podrían ser más opuestas. Exhibida en febrero en el Festival de Berlín, en La León, opera prima de Santiago Otheguy, todo parece medido, cuidado, cocido se diría, por más que transcurra en un mundo áspero y rústico, el de los trabajadores del Delta del Tigre. Cruda y filmada en un video casi casero, podría pensarse UPA! Una película argentina como una broma entre amigos, que toma por blanco al cine indie criollo. Aunque finalmente resulta bastante menos bromista de lo que podía suponerse.

La violenta oposición entre ambas refleja, una vez más, cuántos y diversos son los mundos de lo que alguna vez se llamó Nuevo Cine Argentino, y ya va siendo hora de empezar a llamar post-Nuevo Cine Argentino. Con participación en la producción de Juan Solanas, hijo de Pino y realizador de Nordeste, y protagonizada por dos de los actores más icónicos del viejo Nuevo Cine Argentino. Daniel Valenzuela (Mundo Grúa, La ciénaga y Crónica de una fuga) hace aquí de barquero y líder de un rincón del Delta, a quien la condición de hachero homosexual de Jorge Román (El bonaerense) se le hace intolerable. La otra obsesión del chofer de lanchas son unos nativos de Misiones que andan por la zona, a quienes ve como nuevos bárbaros, dispuestos a tomar su ciudadela.

Puede que resulte demasiado políticamente correcto el conflicto que motoriza la película, y demasiado transparente su intención alegórica. Pero lo cierto es que, construyendo tensión en base a gestos, miradas y una deliberada morosidad, Otheguy –argentino largamente radicado en París– logra impedir que la forma se le vuelva formalismo. Vista en términos puramente formales, podría decirse que UPA! Una película argentina (todo un hallazgo, el título) pasa de una suerte de Dogma-no-del-todo-dogmático (cámara en mano, sacudones, montaje fuera de raccord) a una estética algo más convencional, en sintonía con un recorrido dramático que va del chisporroteo inicial al psicodrama casi bergmaniano del final. Por más que en su superficie –y a través de las declaraciones de sus responsables– UPA! parezca tan lejana de Bergman como la Tierra de Plutón.

En sus declaraciones, Santiago Giralt, Camila Toker y Tamae Garateguy (los tres directores de UPA!) presentaron la película como una burla a las ínfulas y la solemnidad de cierto cine argentino reciente. En los hechos, la película narra el intento de filmar un work in progress, ante una invitación del festival de Tromso (que existe y queda en Noruega). Ateniéndose a lo que marca la tradición de películas sobre el cine (desde Cautivos del mal hasta La noche americana), todo va de mal en peor por culpa de la falta de medios, los problemas propios de todo rodaje y los egos y el narcisismo de los participantes (sobre todo del director, encarnado por el propio Giralt, que termina siendo el malo de la película). No es que todo vaya de mal en peor con la propia UPA! Pero lo cierto es que termina siendo bastante menos graciosa, energética y disruptiva de lo que las declaraciones previas hacían suponer.

Del país de Tromso –o, para decirlo en otras palabras, de Noruega– proviene Reprise, una de las dos películas que presenta en estos días la Selección Oficial Internacional del Bafici. Curiosamente, y como sucede con UPA!, esta opera prima de Joachim Trier también empieza de una forma y sigue de otra. Empieza con un burbujeo formal y narrativo que hace pensar en las primeras películas de la nouvelle vague. Pero tiende a estabilizarse. El burbujeo tiene que ver con un vertiginoso minirrelato sobre el destino posible de ambos protagonistas, que resulta ser poco más que un mero caprichito pasajero. El núcleo de la película pasa por la relación entre dos escritores novatos. El hecho de que uno de ellos tenga un brote psicótico, sufra una internación y nunca se reponga del todo hace pender sobre toda la película una amenaza de locura que se mantiene hasta el final. Gracias a eso, y aunque en su transcurso se normalice, Reprise nunca pierde del todo la energía inicial.

La León se verá hoy a las 18 y el miércoles a las 14.30, en ambos casos en el Hoyts 9. UPA!

Una película argentina, mañana a las 20 en el Atlas General Paz 5.

Reprise, mañana a las 13 en el Atlas Santa Fe 1.

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Blanco y negro radiante para La León, de Santiago Otheguy.
 
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