Lun 30.07.2007
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LITERATURA › VIDA Y OBRA DEL POETA Y MILITANTE CARLOS AIUB

La poesía urgente, en busca de la palabra justa

También geólogo y vendedor de libros, está desaparecido desde junio del ’77. Acaba de publicarse Versos aparecidos, dentro de la colección Los Detectives Salvajes. El libro incluye 30 poemas encontrados por sus hijos, escritos en un cuaderno Exito.

› Por Silvina Friera

La máquina de muerte ejecutada por la dictadura alcanzó a la familia Aiub en La Plata, en junio de 1977, con los secuestros de Carlos y su mujer, Beatriz Ronco. Cuando los familiares decidieron recuperar de la casa que alquilaban en Tolosa las pocas pertenencias que no habían sido robadas o destruidas, encontraron un viejo cuaderno anillado –de paradójica marca Exito– que contenía de puño y letra treinta poemas que Carlos, militante del Movimiento Revolucionario 17 de Octubre (M-17), geólogo y vendedor de libros, habría escrito entre 1972 y 1975. Para sus hijos, Ramón y Juan, no resultó fácil la decisión de publicar estos poemas a 30 años de la desaparición de su padre. “Nunca sabremos si fueron sólo esos treinta los que escribió o si éstos sólo son una pequeña fracción de una obra que la acción represiva y silenciadora jamás nos permitirá conocer. Nunca sabremos tampoco si él hubiese querido hacerlos públicos, pero jamás tampoco tendremos esa respuesta”, señalan sus hijos en el prólogo de Versos aparecidos, poemas de Aiub publicados en la colección Los detectives salvajes, coordinada por el poeta Julián Axat, de la editorial platense La Talita Dorada (ver aparte).

Versos a golpes

“La poesía de Aiub es el grado cero de la escritura de una época, es como un punto neutro que lo contiene todo de una manera muy simple, poética –-explica Axat en diálogo con Página/12–. Me arriesgaría a decir, sin caer en un extremo, que en este puñado de versos está condensada toda la historia de la militancia revolucionaria de los ’70. Incluyendo todas sus problemáticas, cuyo capítulo más polémico y a la vez más maravilloso sería la belleza en la pasión revolucionaria.” Axat, autor de los poemarios Los albañiles, Peso formidable y Médium (poética belli), entre otros títulos, señala que cuando Aiub dice que “esos versos que aún intento a golpes”, están poniendo en evidencia la exposición de su vida por la lucha revolucionaria como parte de la lucha por la poesía. “No hay posibilidad de entrega sin ambas. La guerra ‘de’ y ‘desde’ la poesía, como parte de la guerra ‘de’ y ‘desde’ la política. Citando a Clausewitz, la poesía es también como la política, la guerra por otros medios. La guerra por una nueva palabra, que al decir de otro gran poeta desaparecido como Francisco ‘Paco’ Urondo, se trata de la búsqueda de una palabra más justa.”

La mayoría de estos poemas no tiene título, sólo unos pocos recibieron nombre. Algo similar ocurre con las fechas, no todas fueron registradas por el poeta. La publicación de Versos aparecidos respeta el orden espacial que ocupaban los poemas dentro del cuaderno Exito, y de acuerdo con ese orden han sido numerados. “Contemplando aquellos poemas fechados, resulta extraña la inexistencia de una línea cronológica dentro del ordenamiento espacial –advierten los hijos en el prólogo–. Una posible explicación imagina al cuaderno conteniendo trascripciones de una selección realizada por Carlos, hipótesis probable dado el confiado uso de la tinta y las escasas correcciones.”

Aiub nació en Coronel Dorrego y entre colegio, fútbol –con más ganas que habilidad, según cuentan–, clases de plástica y música de Los Beatles, transcurrieron allí su infancia y juventud junto a sus hermanos menores, Ricardo (también desaparecido) y Marita (asesinada en un operativo junto con su esposo, Rafael, y su hijo, Claudio, de dos meses, en julio de 1977). Cuando terminó sus estudios secundarios, Aiub se trasladó a La Plata para estudiar geología, carrera en la que se graduó tiempo después. Cuando se acercó al Peronismo de Base y comenzó su militancia barrial, conoció a Beatriz Ronco –Bea en sus poemas–, su compañera, esposa y con quien tuvo dos hijos varones, Ramón y Juan.

El universo poético de los ’70

¿Qué fue lo que percibió Axat al leer los poemas de este militante, vendedor ambulante de libros y geólogo que trabajaba en el Museo de Ciencias Naturales de la Plata? “Lo que más me sorprendió no fue la escritura ni el estilo de Aiub –responde–. Los versos son sencillos, no poseen barroquismo alguno, en todo caso dan cuenta de la urgencia con la que están escritos, la hondura de un militante comprometido a tal punto con la palabra, que si no mejoran sus versos, no mejora él mismo: el hombre nuevo debe ser también un hombre de la belleza. Poesía y Poeta serían indistinguibles, dice Gelman cuando habla del último Urondo.” Otro aspecto que a Axat le parece sorprendente es que Aiub vaticina en sus versos su pronta desaparición. “Como si fuera un revelado, nos está diciendo que en poco tiempo los ejércitos de la noche se aproximan a llevarse a toda una generación para acallarla. Viene a mí la famosa idea del Angel Nuevo de Walter Benjamin, que ya se anticipa a Auschwitz en sus primeros escritos”, recuerda el coordinador de la colección.

Axat plantea que los versos de Aiub cuentan una historia no contada hasta el momento por ningún archivo o libro de historia: la historia del imaginario revolucionario de los ’70, narrada desde el universo poético. “Cierta bibliografía que hoy circula en el mercado de la memoria setentista muchas veces cae en subestimaciones militantes por dos razones: la primera omite maliciosamente este imaginario poético, por lo tanto se remite a los hechos secamente objetivos en forma de crónica. La segunda subestima ese mismo imaginario haciendo valer cierta idea de ‘manipulación’ desde las cúpulas revolucionarias. Es aquí donde aparece la necesidad de poder explicar la ‘lógica interna’, la intimidad y el imaginario poético de determinados militantes (no de todos, por supuesto) en su capacidad de entrega. El libro de Aiub da respuesta a estos problemas, completando esa otra parte de la historia no contada hasta ahora, y lo hace como protagonista. Es su voz la que viaja en el tiempo (30 años) para llegar a nosotros que hoy la descubrimos.”

“Los versos de Aiub –agrega Axat– nos hablan de la alegría de hacer la guerra, de la ofrenda a la posteridad que eso significa, del primer día de militancia”. Y cita a modo de ejemplo unos versos del poema Uno: “la alegría de nosotros en ellos/la alegría en esta guerra/las partes lindas de la guerra sucia en la guerra larga/la ofrenda generosa pura/la ofrenda escamoteada quizá para mañana mismo/la pequeña zona liberada de mis sueños de estratega/el marco de la guerra cotidiana/así simple mezclándose lo nuestro con el barrio, con los cumpas de la diaria militancia”. El poeta y coordinador de la colección Los Detectives Salvajes observa que hay una sensibilidad para nombrar el mundo, “para apreciar sus miserias y grandezas bajo el manto de la melancolía” en versos como “la tristeza es una figura del humo/la tristeza es una niña vestida de otoño/un encuentro común aunque no lo busco/la tristeza es un pedazo de cielo tras la ventana pequeña de la celda/es morir y no ver el futuro”.

“El trabajo con la palabra parece consistir en dejar de lado los barrocos, ser claro y preciso”, subraya Axat. “Por momentos Carlos nos cuenta de su amor (“un año hace apenas cuando nos conocimos/casi yo sin darme cuenta/cuando aquel pedazo de mi corazón vacío/comenzó a llenarse...”), pero también están las inquietudes y los miedos, la sensación de que los días pasan y se asume el riesgo de que todo puede precipitarse, que la posibilidad de perderse está allí presente, tocándole los talones todo el tiempo (“la idea de la muerte que la pensás lejana esa muerte diaria con olor a balas o a picana o a miseria larga”). Hay también pequeños homenajes en dos poemas: “Gordo ¡Presente!” (Poema ocho) y “Vos y Trelew” (Poema Diecisiete): “Retomo la vida de ustedes inconclusa/ retomo la poesía aquella también inconclusa/retomo mi propio camino entonces (hace tres años Trelew 22 de agosto)/ y busco”.

El poeta y coordinador de la colección aclara que todos los poemas parecen estar hechos con una velocidad especial. “Tienen el don de la velocidad de la luz. Así llegaron hasta aquí, son palabras fraguadas como el rayo que atraviesa lo peor de la noche. Los versos dejan ver esa frescura militante trazada a los tumbos en un cuaderno a mano, sobre el límite de una hoja filosa”, sugiere Axat. “El libro de Aiub también muestra lo difícil de volver a ese imaginario poético anterior a la ESMA. Parafraseando a Theodor Adorno, la ESMA es bisagra, marca un antes y un después de esa poesía en Argentina. Cantidad de poesía, escrita o latente –en potencia–- borrada del mapa, secuestrada, torturada y finalmente silenciada. ¿Qué queda hoy de esa poesía? Esto último es lo mismo que preguntarse: ¿Qué queda de la poesía de Aiub más allá de ese manuscrito encontrado por sus hijos y que hoy es publicado? ¿Existirá algo más perdido por allí que haya escrito Aiub?, ¿O es todo lo que él quiso decirnos?” Preguntas sin repuestas... por el momento.

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