CINE › EL SABOR DE LA NOCHE: MY BLUEBERRY NIGHTS, LA NUEVA PELíCULA DE WONG KAR-WAI
En su primer film en inglés, el director hongkonés vuelve a poner el foco en el desencuentro amoroso y las parejas malditas.
› Por Luciano Monteagudo
Wong Kar-wai es un cineasta sofisticado, de gran clase, representante de la modernidad en el cine contemporáneo de Hong Kong, una escuela cosmopolita, muy amplia de espíritu y abierta al cine estadounidense, al mismo tiempo que auténticamente china. Por ello no debe extrañar que después de muchas dudas, el director de Happy Together posara su mirada en Estados Unidos e hiciera su primera película hablada en inglés, pero sin dejar de ser fiel a sí mismo. Porque My Blueberry Nights es otra variación de Con ánimo de amar y su continuación, 2046, o sea un nuevo regreso a sus temas predilectos: los desencuentros del amor, el dolor de ciertos recuerdos, la ciudad y la noche como refugio de los amantes quebrados.
El hilo conductor ahora es Elizabeth (la mediática cantante Norah Jones), que llega a un típico dinner neoyorquino buscando a quien ella aún piensa que es su pareja. Pero ese hombre ya no está, aparentemente se fue con otra mujer. Y a Elizabeth sólo le queda volver una y otra noche, para encontrarse siempre con Jeremy (Jude Law), un barman que admite que no conoce a la gente por su nombre sino por lo que pide en la barra. A partir de allí, uno y otro empezarán a desnudar su intimidad, lo que no le impide a Elizabeth iniciar un viaje de educación sentimental, en busca de sí misma: primero en Memphis, donde es testigo de una trágica historia de amor que pudo haber sido la suya (la de Rachel Weisz y David Straithorn), y luego en Las Vegas, ciudad-trampa por excelencia donde se hace amiga de una jugadora profesional (Natalie Portman) que intenta enseñarle infructuosamente a desconfiar de la vida.
“A veces, la distancia tangible entre dos personas puede ser mínima, pero la distancia emocional es enorme. My Blueberry Nights es una mirada a esas distancias, desde varios ángulos”, declaró Kar-wai cuando presentó la película en la apertura del Festival de Cannes, el año pasado. El director hongkonés se propuso entonces explorar esas separaciones, tanto figurativamente como literalmente, y recorrer la extensión que lleva a sobreponerse a ese dolor. Para conseguirlo, apela por primera vez al Cinemascope, como si quisiera extender sobre la pantalla no sólo la distancia de sus amantes, sino también el paisaje de los Estados Unidos. Un paisaje que para el director de Chungking Express es fundamentalmente mental, referencial, hecho de canciones y de imágenes, de una cultura que no es la suya pero que es capaz de aprehender con la misma facilidad con que se adueñó de Buenos Aires en Happy Together.
Para un director que concibe su cine a partir de tonos, de texturas, la primera referencia aquí es, claro, la pintura de Edward Hopper, sus bares solitarios, sus calles desiertas, sus personajes bañados por una triste luz de neón. Pero a ese realismo metafísico de Hopper, WK-w le impone su visión barroca, su manierismo, su proliferación de brillos y reflejos, lo que da como resultado un film mucho más interesante como experiencia plástica que como materia dramática, algo por otra parte cada vez más frecuente en su cine.
Escrito en colaboración con el novelista Lawrence Block (“Me pareció muy apropiado pedirle a un autor de novela negra que escribiera una historia de amor”), My Blueberry Nights por momentos recuerda la dramaturgia de Sam Shepard, desde Fool for Love hasta Paris, Texas, con esas parejas condenadas, que no pueden vivir juntas, pero tampoco separadas. Pero a diferencia de la experiencia estadounidense de Wim Wenders, por ejemplo, el film de WK-w –que también, como Wenders, convocó para su banda de sonido al guitarrista y compositor Ry Cooder– prefiere los espacios cerrados, esos laberintos visuales en los que el director suele apresar a sus amantes. El problema con My Blueberry Nights es que –a diferencia de sus films anteriores, que sin embargo ya prefiguraban esta tendencia– Wong Kar-wai ha hecho una película que es esencialmente pura apariencia, fachada, superficie, y en este sentido no puede escapar a cierta frivolidad.
7-EL SABOR DE LA NOCHE: MY BLUEBERRY NIGHTS
(My Blueberry Nights, Hong Kong, China, Francia/2007.)
Dirección: Wong Kar-wai.
Guión: Wong Kar-wai y Lawrence Block.
Fotografía: Darius Khondji.
Música: Ry Cooder.
Edición y diseño de producción: William Chang.
Intérpretes: Norah Jones, Jude Law, Natalie Portman, David Straithorn y Rachel Weisz.
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