Domingo, 19 de octubre de 2008 | Hoy
CINE › DOS PELICULAS EN UNA REFLEXION SOBRE LA MEMORIA
Reinalda del Carmen, mi mamá y yo y La sombra de Don Roberto aportan nuevas voces y maneras de narrar en el repertorio de relatos sobre el horror chileno.
Por Oscar Ranzani
La noche del 26 de abril de 2005 cambió dramáticamente la historia familiar de la documentalista chilena Lorena Giachino Torréns: un coma diabético puso en riesgo la vida de su madre, Jacqueline, y las secuelas consistieron en la pérdida parcial de la memoria. Memoria. Una palabra muy vinculada con los derechos humanos. Tal vez por esa conexión que pudo haberse producido en momentos difíciles, Giachino Torréns se propuso estimular los recuerdos de su madre investigando el destino de su amiga del alma, Reinalda del Carmen Pereira Plaza, a quien luego de varias detenciones, una patota militar chilena secuestró el 15 de diciembre de 1976, durante la dictadura de Pinochet y, posteriormente, pasó a integrar la lista de los desaparecidos del país trasandino. En su documental Reinalda del Carmen, mi mamá y yo, Giachino Torréns indaga profundamente a su madre, en principio, para luego incrementar los caminos de búsqueda hacia otras personas que le permitan armar la compleja madeja de la historia de Carmen.
Su mamá y Carmen eran vecinas y compañeras de Tecnología Médica en la Universidad de Chile. La rutina las encontraba juntas en reuniones estudiantiles, ensayos teatrales y clases de guitarra. A diferencia de Carmen, Jacqueline nunca militó, y cuando los primeros días de septiembre de 1973 Carmen fue detenida por primera vez, la amistad se iba a ver interrumpida por un futuro trágico. Carmen pasó a la clandestinidad y el resto es historia ya contada. Giachino Torréns le pregunta a su madre por qué eran tan amigas, por qué se acuerda tanto de esa época y no de cosas más recientes, si volvió a tener una amiga tan buena como Carmen, qué cosas podrían hoy hacer juntas, cómo sería con ella si la hubiera conocido, entre otras preguntas. Después, la cineasta abre el abanico de posibilidades para dar con datos de Carmen y visita junto a su madre el Banco de Sangre donde trabajaban, recurre a compañeros de trabajo en un hospital y visitan los lugares por los que circulaba Carmen. En medio del rodaje, Jacqueline sufrió una crisis inesperada y los médicos le pidieron a su hija que no continuara filmando el documental junto con su madre por el impacto emocional que le causaba remover los recuerdos.
Giachino Torréns se encontró frente a una disyuntiva: “Intuía que la necesidad de recordar, reconstruir, recuperar la memoria se trasladaba desde mi madre hacia mí y quedaba en mis manos. Empecé a sentir el deber de hacerme cargo de los datos y testimonios que estaba recibiendo”, dice la cineasta. Y, entonces, ya sola, se dejó llevar por la obsesión de saber qué le pasó a Carmen. Si en los primeros pasajes el documental expone la intimidad del relato a través del diálogo con su madre, en la última parte se abre hacia una búsqueda más colectiva, en la que la cineasta se muestra habilidosa para la investigación periodística, que la lleva a entrevistar a la forense que trabajó con la recuperación de los restos de desaparecidos chilenos, y al abogado que llevó la causa de Carmen y de otros compañeros militantes, entre otras personas que podían aportar información.
Otro documental chileno que aborda el tema de memoria y derechos humanos, es La sombra de Don Roberto –ganador del Premio al Mejor Documental en el Festival Internacional de Cine de Valparaíso 2007–, de Juan Diego Spoerer y Hakan Engström, cuyo primer acierto consiste en la elección del personaje. En tan sólo 27 minutos la dupla Spoerer–Engström construye un relato apasionante en el que Roberto explica por qué eligió ese lugar como última morada: “Es lo más parecido a la felicidad”, asegura, aunque resulte increíble, ya que en ese sitio fue “tratado como animal”, según comenta posteriormente. “A mí me gusta caminar por las calles de Chacabuco, en los atardeceres, especialmente. Porque recuerdo cuando era preso y las limitaciones que teníamos de no pasar por aquí, no pasar por allá. Y ahora aquí yo puedo llegar a todas partes. Camino hacia arriba, hacia abajo, hacia los costados. Es decir, ahora entiendo mucho mejor qué significaban aquellas palabras que decían El hombre libre”, confiesa como para que pueda entenderse su extraña decisión.
Reinalda del Carmen, mi mamá y yo y La sombra de Don Roberto se exhibirán el martes a las 20 en el DocBsAs/08. Alianza Francesa (Córdoba 936).
Ver más información sobre cine chileno en el DocBsAs/08: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-113606-2008-10-19_1.html
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