Jueves, 6 de noviembre de 2008 | Hoy
CINE › DISCO, DEL DIRECTOR FRANCéS FABIEN ONTENIENTE
Por Horacio Bernades
“El Buffalo Grill no será muy fino, pero sirven unas papas fritas para chuparse los dedos”, reconoce la chica, y su afirmación puede extenderse a la propia película. Filmada casi con brutalidad y actuada en ocasiones a grito limpio, Disco es cualquier cosa menos fina. Como el restó de “comida americana” al que Didier llevó a cenar a France, los platos que allí sirven están preparados en serie. Pero están hechos con la mejor onda. Como esa hamburguesa en forma de corazón (rematada con un huevo frito encima) que un mozo-showman le pone a la chica sobre la mesa, cumpliendo con el pedido personal de su acompañante. Fast food casera –si eso fuera posible–, la que sirven en Disco deja a los comensales tan contentos como la homenajeada.
Coproductor, coguionista y realizador, desde hace años Fabien Onteniente produce las películas más exitosas de toda Francia. Con decir que ésta, que llevó al cine a dos millones y medio de espectadores, para sus estándares es casi un fracaso: la anterior (Camping, 2006) había llevado casi el doble. Sin embargo, Disco no transmite en absoluto la sensación de ser una máquina cuentaganado: se percibe claramente que el tipo que la hizo –no necesariamente desbordante de talento– está involucrado con cada personaje, cada escena, cada fotograma. Lo que hace el tosco, franco y simpático Onteniente es mucho más, mucho mejor que cine industrial: es cine masivo fatto in casa. Todo eso no quiere decir que Disco sea sublime, claro. Pero sí noble, sentida, en ocasiones muy graciosa, inevitablemente reconfortante.
Cuento de hadas grasas, con elementos de melodrama, tópicos de culebrón y un aire general de bonhomía, Disco es la típica historia del loser que gana al reencontrar lo mejor de sí. Lo mejor de Didier Graindorge (Franck Dubosc, cocreador de la película y dueño de una ingenuidad esencial) está enterrado en el pasado. En los ’80, para ser más precisos. En ese momento usaba el nomme artistique de Didier Travolta y bailaba disco dance al frente de su trío, los Bee Kings. Ahora Didier vive con su mamá y no tiene empleo ni perspectivas de tenerlo. Su hijo de 7 años, que vive en Inglaterra con la mamá, desde hace tiempo le reclama que lo lleve de vacaciones. Parientes franceses de The Full Monty, los Bee Kings se completan con Soloojo –vendedor de electrodomésticos, a quien llaman así porque cuando llora lo hace de un solo lado– y Walter, trabajador portuario y gremialista sindical en paro (Samuel Le Bihan, la definición misma del noble bruto).
Confirmando que se trata de un cuento de hadas, será una suerte de ángel guardián el que los rescate de ese presente gris. Convertido ya en un oso rubio, metido dentro de unas camperas de raso floreado que tal vez haya saqueado al vestuario de El cantante, Gérard Depardieu es aquí “Papá”, rey de la noche de Le Havre. Cuando abre un concurso de disco dance en su boliche, les da a los Bee Kings la posibilidad de volver a brillar, a pura lentejuela, Boney M y pasito ensayado. Y mucho swing, cómo no, que aunque no estén del todo en forma no son –detalle esencial– ningunos perros. Si Depardieu es el ángel guardián, una rubia, encantadora Emanuelle Béart cumple muy bien el papel de princesa, como profesora de danza clásica, trainer de los Bee Kings y objeto amoroso (un poquitín forzado, sin duda) del protagonista.
Que lo más parecido al Lobo sea un representante del ciudadano adaptado, que se la pasa despotricando contra “la vulgaridad” de Didier, dice mucho del lugar donde la película se para. El lugar de la vulgaridad, del simulacro, de cierto freakismo grasún que Onteniente defiende de corazón, en lugar de reírse de ello. Es justo que el realizador reivindique para su película un carácter de “comedia proletaria” que sin duda tiene. Proletaria y barrial: la escala humana de Le Havre recuerda a la Marsella de Robert Guédiguian, de quien Onteniente tal vez sea la versión pulp.
7-DISCO
Francia, 2008.
Dirección: Fabien Onteniente.
Guión: E. Booz, F. Dubosc, P. Guillard y F. Onteniente.
Música original: Michel Legrand.
Intérpretes: Franck Dubosc, Gérard Depardieu, Emanuelle Béart, Samuel Le Bihan y Abbes Zahmani.
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