Jueves, 13 de noviembre de 2008 | Hoy
CINE › BENICIO DEL TORO HABLA DE SU EXPERIENCIA COMO PROTAGONISTA DE CHE, EL ARGENTINO, DE STEVEN SODERBERGH
El actor portorriqueño, que ya había trabajado con Soderbergh en Traffic, afirma que éste fue el mayor desafío de su carrera y que está orgulloso del resultado porque “la película te muestra cosas del Che que nunca hemos pensado o nunca hemos visto”.
Por Oscar Ranzani
Pasó apenas un par de días por Buenos Aires, pero a Benicio Del Toro se lo veía muy cómodo y relajado en la pileta de un lujoso hotel porteño en Puerto Madero. A la luz del sol que rajaba la tierra y, con un poco de imaginación, podía parecer un simulacro de una playa cubana. Al menos para ponerse en tema. Del Toro estuvo por aquí promocionando Che, el argentino, la película de Steven Soderbergh, en la que encarna nada menos que a uno de los personajes más importantes de la historia del siglo XX: Ernesto “Che” Guevara. Similitudes físicas no le faltan como para representar su figura. Precisamente, ese parecido fue uno de los motivos por los que, junto a la productora Laura Bickford –durante el rodaje Traffic, casi ocho años atrás–, buscaron convencer a Soderbergh de realizar una película que abordara la lucha del líder revolucionario. La labor de Benicio Del Toro tuvo su reconocimiento: en mayo pasado obtuvo la Palma de Oro al Mejor Actor en el Festival de Cannes.
La investigación previa del equipo de trabajo incluyó el asesoramiento del periodista norteamericano Jon Lee Anderson (el único biógrafo que tuvo acceso a los archivos del gobierno cubano) y los propios escritos del Che. El Centro de Estudios Che Guevara, en tanto, colaboró con documentación, y también el actor y el director mantuvieron conversaciones con ex combatientes que sobrevivieron y con personas que conocieron al Che.
Como la historia de Guevara es difícil de sintetizar no solo en palabras sino también en imágenes, el proyecto consta de dos partes. La primera es la que se estrena hoy: narra la experiencia cubana y parte temporalmente desde 1955, cuando Ernesto Guevara conoce a Fidel Castro (Demián Bichir) en México y decide integrarse al grupo revolucionario que buscará destronar al dictador Fulgencio Batista. El film, prácticamente centrado en los combates en Sierra Maestra –aunque registra algunos momentos en blanco y negro con su participación en la Asamblea de las Naciones Unidas en 1964, realizada en Nueva York, que le otorga un tono documental–, muestra con detalle las vicisitudes diarias de los revolucionarios en la selva, y el largo camino hacia la liberación. Culmina con el comienzo del año 1959 y las celebraciones de la victoria revolucionaria en Santa Clara. La segunda parte se llamará Guerrilla y está centrada en la campaña del Che en Bolivia, donde fue asesinado.
“Estoy muy orgulloso de toda la gente que trabajó en la película y toda la gente que ayudó”, comenta Benicio Del Toro en la entrevista con PáginaI12. “Hubo muchos cineastas que colaboraron con nosotros, y el trabajo de todos los actores en la película fue fantástico, como el de los que estuvieron detrás de las cámaras”, agrega el actor, mientras comenta que filmaron en México, España, Puerto Rico, Nueva York y Bolivia. “Es muy emocionante ese nivel de compromiso. Y no era porque se trataba de una película de Steven Soderbergh ni por mi presencia como actor, sino que era por el Che.”
–¿Usted tenía un interés personal en aprender sobre el personaje histórico que lo llevó a ser uno de los impulsores del proyecto?
–Ese interés se fue desarrollando poco a poco, pero se intensificó a partir de las lecturas de los textos que escribió el Che.
–¿Cómo investigó la vida de Guevara para componer el personaje?
–Empecé por leer las cosas que él escribió. Esa sería una de las tácticas para tratar de aprender sobre cualquier figura histórica. Y después tuvimos oportunidad de conocer gente que estuvo con él en Cuba, que lo hicieron en Cuba, porque el Che se hace en Cuba tal como lo conocemos. Entonces, tuvimos la oportunidad de viajar a la isla y conocer; más que conocer, aprendimos mucho del Che por la línea de la gente que estuvo al lado de él.
–¿Qué le aportaron las charlas con esas personas?
–Una de las cosas que aportaban era darle a uno la fuerza para atreverse a hacer una película basada en una personalidad histórica. Te da un impulso.
–Teniendo en cuenta que buena parte de la película se centra en los combates, ¿recibieron información de ex combatientes revolucionarios acerca de tácticas que empleaban?
–Sí. Por ejemplo, uno de ellos nos asesoró en España y otros dos en Cuba. Son tres ex combatientes que están vivos. Básicamente, sientes respeto por la devoción que tenían por el Che Guevara.
–¿Considera que fue uno de sus papeles más difíciles?
–Sí, el más difícil por ahora.
–¿Por la dimensión histórica del personaje?
–Por su historia, por el trabajo de investigación y por la magnitud del proyecto, ya que no solamente es la historia de una persona ni de los que estaban alrededor de él, sino también de todo un país. Y para entenderlo hay que estudiar de dónde viene. El viene de la historia de Latinoamérica y hay que estudiar la historia de Latinoamérica y del mundo. Y también de la época en la que él se forma, que va desde el ’55. Esto es así para la película porque no estoy escribiendo una biografía del Che. Eso sería un trabajo de investigación más profundo, y hacer una película así del Che tomaría veintiséis horas.
–¿Qué fue lo que más le impactó del Che leyendo sus escritos?
–La manera de hacerse claro, de escribir claramente. Si lees el Diario de Bolivia te das cuenta de que él está hablando de una manera muy realista, aunque era una persona de ideales y podría decirse un soñador. Pero era muy realista consigo mismo y con lo que estaba sucediendo alrededor. Eso me impresionó mucho. Hay dos cosas: el realismo con el que está escribiendo y, a la vez, existía un optimismo en ese diario. No había una cosa fatalista. Escribió todos los días. Yo he empezado diarios, escribo en enero, febrero, y ya para marzo no escribo más.
–¿En qué se diferencia para un actor componer un personaje que existió respecto de uno ficticio? ¿Implica una mayor responsabilidad?
–Sí, es una responsabilidad mucho más dura, una dedicación. Soy más vulnerable porque no soy yo el Che Guevara. He tomado decisiones que pudieron no haber sido las correctas en algún punto. Existe entonces una fragilidad. Con eso se brega, se tolera y se trabaja. Uno tiene que maniobrar y seguir para hacer la película, porque si no, puedes asustarte y parar. Hubo un momento en el que Steven vio eso: lo duro, lo difícil que iba a ser y la imposibilidad. Y me dijo: “Hacer una película del Che Guevara es imposible”. Lo que implica que actuar como el Che también es imposible. Y me dijo: “Tratemos”. Ahí me calmé. Entonces, lo que hay es un esfuerzo, un intento de hacer una película sobre el Che que básicamente es un viaje emocional. Y vemos esa historia emocional que sube y baja pero no muere. Es imposible matar ese espíritu. Las verdades que tenía el Che existen ahora.
–¿Qué significó recibir el Premio al Mejor Actor en Cannes?
–Es algo así como haber ganado una medalla en una Olimpíada. Creo que así se siente un atleta cuando gana. Es un festival muy reconocido mundialmente. Básicamente, el más importante o uno de los más importantes. Como hubo películas y un jurado de distintas partes del mundo, pues fue un honor. Y hay que reconocer que los artistas no trabajan solos: también lo acepto en reconocimiento de toda la gente que nos ayudó y de los actores, porque la actuación no se hace sola, si no seríamos declamadores. Es un trabajo colectivo y lo acepto no solo por el trabajo que yo hice sino también por el de ellos.
–¿Cuál es su posición sobre la Revolución Cubana?
–Que no surgió de la nada. La Revolución Cubana no surge de la idea de una persona sino que venía de muchas personas. El país estaba bajo un dictador. Había muchas torturas contra la población. Viene de la guerra hispanoamericana, porque Cuba estaba tratando de separarse de España. Ahí entra Estados Unidos y básicamente cambia todo. Lo que quiero decir es que el Che sale de unos ideales, que la Revolución Cubana no surge solamente de decir: Vamos a cambiar el gobierno por esto y lo otro. Surge de una historia, de unos abusos. Llegó un momento en que dijeron: ¡Ya! Y tomaron las armas.
–¿Cómo cree que puede ser recibido el film en Estados Unidos, donde radican las mayores críticas a la Revolución Cubana y sus protagonistas?
–Creo que mucha gente va a aprender cosas del Che. No sé cómo será. Tampoco tengo ningún control de eso. Estaría especulando y eso se hace difícil.
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