Jue 08.01.2009
espectaculos

CINE › RUDO Y CURSI, CON FRANCELLA, GAEL Y DIEGO LUNA

De fútbol y clichés

La reunión de los protagonistas de ...Y tu mamá también y la participación del cómico argentino no alcanzan para levantar esta comedia de Carlos Cuarón que queda a mitad de camino.

› Por Horacio Bernades

“Está más helada que teta de muerta”, se queja Batuta de una comida que le trajeron. Batuta es, claro, Guillermo Francella. Que en su debut fronteras afuera hace lo que mejor le sale: un manager futbolístico argentinísimo, bien de barrio, chanta, entrador y corrupto. Lo que lo rodea, sin embargo, es más propio de comedia indie que de la clase de películas alimentarias que el protagonista de Un argentino en Nueva York suele protagonizar en Argentina. Es que Rudo y Cursi no es una de Francella, tercer nombre del elenco, sino una de Gael y Diego. Gael García Bernal y Diego Luna, los chicos de ...Y tu mamá también, vueltos a reunir siete años más tarde. Ese es el verdadero gancho de Rudo y Cursi. Sobre todo, en relación con el mercado hispanohablante de Estados Unidos, que por algo es el país coproductor aquí.

Un cómico debe hacer de sí mismo. Un actor, de todo lo contrario. En obediencia a ese axioma no escrito, Batuta es Francella mil por mil, mientras Gael y Diego Luna componen a dos chicos de ranchería y pueblo chico, para quienes nada parece más lejano que la fama y consagración de quienes los interpretan. Dedicados a la recolección de la banana (cuestión de que el público yanqui confirme qué clase de países hay debajo de su frontera sur), un día El Cursi (García Bernal) decide emigrar al Norte, donde espera triunfar como cantante de rancheras. Sin voz y sin guitarra, a su hermano El Rudo (Luna) no le queda más remedio que soportar a la patrona, una de esas brujas que nunca se conforman con nada.

Pero El Cursi nunca llegará a California. Antes, como escapado de una commedia all’italiana, aparece Batuta. A bordo de su espectacular convertible, con el cuello de la camisa asomando por fuera del saco, acompañado de la “potra” de turno, Batuta anda buscando un nuevo Hugo Sánchez por los pueblitos del interior. En la canchita del barrio, El Cursi juega arriba; El Rudo va al arco. Que ambos son buenos es algo que el espectador debe aceptar: como en esos programas deportivos de los domingos, aquí los partidos quedan siempre fuera de campo, seguramente porque los actores no son los cracks que se pretende. Como en la liga profesional de México DF hay lugar para uno solo, ambos hermanos están por pelearse. Terminarán reconciliándose: esto no es un drama. Por más que se haga uso de tópicos típicos del drama deportivo, como el ascenso y caída del crack, el triunfalismo y los aprietes de la hinchada, el conflicto entre plata fácil y dignidad personal.

Todo ese catálogo temático no trasciende, sin embargo, el relleno de ocasión. Comedia a medio camino, escrita y dirigida por Carlos Cuarón (hermano de Alfonso y coguionista de ...Y tu mamá también), más allá del coqueteo con el neorrealismo, en su tratamiento de la pobreza Rudo y Cursi adhiere a la clase de pintoresquismo miserabilista al que el cine latinoamericano más asiduamente recurre a la hora de exportar. A Francella, por su parte, nada le resulta más sencillo que decir la palabra “boludo” varias veces por minuto, y eso es lo que se le pide aquí. Así que a cobrar.

5-RUDO Y CURSI

México/EE.UU., 2008.

Dirección y guión: Carlos Cuarón.

Fotografía: Adam Kimmel.

Intérpretes: Gael García Bernal, Diego Luna, Guillermo Francella, Dolores Heredia y Jessica Mas.

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