CINE › PELIGRO EN BANGKOK, DE LOS GEMELOS OXIDE Y DANNY PANG
› Por Diego Brodersen
(Bangkok Dangerous,
Estados Unidos, 2008)
Dirección: Oxide Pang y Danny Pang.
Guión: Jason Richman.
Fotografía: Decha Srimantra.
Montaje: Mike Jackson y Curran Pang.
Música: Brian Tyler
Intérpretes: Nicolas Cage, Shahkrit Yamnarm, Charlie Yeung, Panward Hemmanee, Nirattisai Kaljaruek.
El canto de sirena es fuerte. Los hermanos gemelos Oxide y Danny Pang, nacidos en Hong Kong pero con una trayectoria como realizadores desarrollada tanto allí como en Tailandia, vienen coqueteando con Hollywood y el cine hablado en idioma inglés desde hace algunos años. A juzgar por los resultados de su último largometraje, los Pang Bros. seguirán siendo recordados fundamentalmente por dos títulos, a saber: el film de horror con franquicia creciente y remake made in USA llamado The Eye (El ojo, 2002) y el primer proyecto rodado en tándem, allá por 1999, y conocido internacionalmente como Bangkok Dangerous (en la Argentina se editó en dvd con el título Muerte en Bangkok).
Peligro en Bangkok (a no confundirse con tantos nombres similares) es nada más y nada menos que una nueva versión de ese film, aunque las notables diferencias con el original las transforma en películas totalmente independientes. En principio, las reglas de juego elegidas hicieron necesario que la historia fuera rodada en inglés y que, más allá de las locaciones y el reparto secundario de origen tailandés, estuviera protagonizada por una estrella de Hollywood. De esa manera Kong, el asesino profesional sordomudo que llevaba adelante la historia original –un personaje misterioso con una carga de melancolía muy cercana a la sensibilidad de John Woo– es ahora reemplazado por Joe. Se trata, claro está, de otro killer a sueldo, interpretado por un Nicolas Cage que poco y nada conoce sobre las calles de Bangkok, donde aterriza para llevar a cabo algunos encargos. Joe es otro Salieri de Jef Costello, el personaje de El samurai de Jean-Pierre Melville, pero degradado en varios escalafones a la categoría de estereotipo cinematográfico.
Joe no es precisamente mudo. En el primer minuto de proyección se explaya en un off declamatorio acerca de un puñado de reglas de oro, indispensables para sobrevivir en un negocio riesgoso como el suyo: no tener amigos, no dejar huellas, no relacionarse con sus clientes. Sólo que unos minutos después el tipo va y hace precisamente todo lo contrario: decide adoptar a un ladronzuelo como alumno de sus técnicas profesionales, comienza a preocuparse por las actividades de sus blancos y encima se engancha con una chica sordomuda. Peligro en Bangkok no explicita las razones de este radical cambio en el espíritu de su protagonista, pero tampoco explica demasiado acerca de nada. El guión de Jason Richman es un cúmulo de lugares comunes, sin giros ni relecturas, un collage de centenas de historias similares.
Esta situación podría haber sido salvada en alguna medida con algún exceso de estilo que hiciera de la trama una simple excusa para el manierismo bien entendido. Pero en ese departamento los Pang parecen tener las manos atadas: la película podría estar firmada por cualquier hijo de vecino y no se notaría diferencia alguna. Ni siquiera las escenas de acción son capaces de ofrecer algo que escape a los más rutinarios usos y costumbres. ¿Y Cage? Cage hace de Cage haciendo de Cage a los tiros, lo cual a fin de cuentas –al menos en este caso– no es mucho decir.
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