Miércoles, 29 de abril de 2009 | Hoy
CINE › X-MEN ORíGENES: WOLVERINE, DIRIGIDA POR GAVIN HOODS
El éxito de la trilogía X-Men condujo casi naturalmente a una serie de spin-offs que arrancan con su personaje (y su actor) más popular. Pero el film del sudafricano Hoods nunca consigue apartarse de una rutina salpicada de efectos especiales.
Por Horacio Bernades
En el lenguaje televisivo se llama spin-off a toda serie protagonizada por un personaje que proviene de otra serie. X-Men Orígenes: Wolverine inaugura, en cambio, una suerte de ametralladora de spin-offs, centrados en distintos personajes de X-Men, que la Fox irá lanzando cada dos años, de aquí en más. Como el título general lo indica, se trata de precuelas, que se retrotraen hasta el momento en que cada mutante descubre su condición. Con Magneto, Deadpool y varios más encabezando proyectos en desarrollo, el fuego de X-Men Orígenes lo abre Wolverine. Privilegios que da la fama. La del personaje, que siempre tuvo un papel destacado en la serie y, más aún, la del actor que lo encarna, Hugh Jackman. Conviene no olvidar que, además de haber sido coronado como el hombre más sexy del mundo en una reciente encuesta de la revista People, en febrero pasado Jackman escaló hasta ese Olimpo que es el escenario del Kodak Theatre en la ceremonia del Oscar, con el mundo entero por testigo de la ascensión.
Confirmando el carácter de todos los superhéroes creados por Stan Lee (ver Hulk y El hombre araña), X-Men Orígenes: Wolverine se abre con una tragedia familiar y se cierra con otra. La primera la protagoniza Logan-niño, a mediados del siglo XIX, en una cabaña al norte de Canadá. La otra, un Logan ya adulto, al que la cámara abandona junto al cuerpo exámine de un ser amado. Dotado de garras retráctiles que, como para todo héroe de Lee, representan una dote tanto como una condena, Logan se convierte en Wolverine a pesar de sí mismo. La primera vez que prueba sus garras lo hace sobre la persona equivocada y se ve obligado a huir al bosque. Veterano de casi todas las guerras abordadas por los Estados Unidos (la secuencia de créditos lo muestra combatiendo en la Guerra de Secesión, la Primera Guerra, la Segunda y la de Vietnam), tras comprobar su poder letal Logan decide renunciar, formar una familia y retirarse al campo, a cortar leña (pero no con las garras, sino a hachazo limpio).
Allí, la tragedia viene a buscarlo otra vez. Es la definitiva: el coronel Stryker (Danny Huston), que a fines de los ’60 lo había reclutado para el Equipo X –comando integrado por “seres especiales”– vuelve para hacer de él un hombre de adamantio. Metal indestructible que le permitirá, de allí en más, cortar en dos a un helicóptero con sus garras, como de hecho sucede en la escena más espectacular de la película. Como modo de destacar, por comparación, que el lado salvaje no es el único que Wolverine tiene, los guionistas introducen a su hermano postizo, Dientes de Sable (Liev Schreiber). Que, a diferencia de él, disfruta como loco cada vez que le arranca la cabeza a alguien. Para que los fans vayan calentando los motores, en el Equipo X asoman futuros X-Men, que reaparecerán en el futuro. Entre ellos, Deadpool, especialista en el uso de la espada, Wraith, que se teletransporta, Bradley, capaz de electrizarse, y The Blob, gigante obeso.
Como es consustancial al Hollywood de hoy en día, préstamos y reciclados abundan. El par Wolverine/Dientes de Sable remite a la fábula de Caín y Abel; el Logan leñador, que sufre una atroz pérdida familiar, copia El fugitivo Josey Wales, de Clint Eastwood; los viejos miembros del equipo que van siendo ejecutados uno a uno hacen pensar en Watchmen y la isla atómica de Three Mile, en la que Stryker pergeña mutantes, es una cita evidente de La isla del Dr. Moreau. El conspirativismo de la época es honrado, a su turno, tanto por la traición del ser amado como por el maquiavelismo y perversidad de que hace gala ese representante del Estado que es el coronel Stryker.
Como X-Men Orígenes se inicia en tiempos de Obama, en algún momento el delirio belicista de Stryker lo lleva a anunciar, como nuevo Bush, que “los días en los que nuestro país se quedaba cruzado de brazos han terminado”. Dirigida por el sudafricano Gavin Hoods (cuya Mi nombre es Tsotsi fue nominada, años atrás, al Oscar al Mejor Film Extranjero) y brindándole a la afición el consabido show de efectos digitales, lo que le falta a Wolverine es alguna dosis de audacia u originalidad. Cualquier cosa que la arranque de las rutinas de línea de producción y haga de ella una película menos pochoclera. Pero eso no sería negocio, se supone.
5-X-MEN ORIGENES: WOLVERINE
(X-Men Origins: Wolverine, EE.UU., 2009)
Dirección: Gavid Hoods.
Guión: David Benioff y Skip Woods.
Fotografía: Donald McAlpine.
Intérpretes: Hugh Jackman, Liev Schreiber, Danny Huston, Will I Am, Lynn Colinns y Dominic Monaghan.
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