El formato es un reflejo de las preocupaciones de su director. La película es una ficción pero su tema es el descubrimiento de un personaje verídico y con mucho de enigmático. El músico José Luis Castiñeira de Dios bucea en el compositor Manuel de Falla y en su estadía en Alta Gracia, los últimos años de su vida, para hacer una película en la que debuta como cineasta. Parte de lo que se preguntan los personajes de Manuel de Falla, músico de dos mundos, protagonizada por Luis Luque y Mónica Galán, es lo mismo sobre lo que se interroga quien fundó el grupo Anacrusa y creó la música para películas como La Noche de los Lápices y El rigor del destino. Y la primera de ellas es si De Falla fue o no un exiliado y cuál fue su relación con el franquismo.

“El era católico y nunca se enfrentó a Franco. Sin embargo, sus amigos eran los poetas republicanos e incluso, una vez en la Argentina, su relación más importante fue con Rafael Alberti”, comenta Castiñeira de Dios. “Creo que lo que para él funcionó como un punto de inflexión fue la muerte de su amigo Federico García Lorca. Es en ese momento en que él decide irse de España.” El director cuenta que buscó “una forma simple de contar esta historia” y que para él la fórmula fue la de “un documental musical”. Y ese guión original fue el punto de partida de esta narración en que un especialista en el tema de los exiliados españoles en la Argentina es consultado sobre el tema y consulta a la vez a un músico amigo. Y la obra que sobrevuela esa investigación como un fantasma es la que De Falla escribió durante décadas y dejó inconclusa tras la muerte en su casa de Córdoba: La Atlántida. La película, que contó para su realización con un crédito del Instituto de Cinematografía y con fondos de la Sociedad General de Autores de España, se filmó en Buenos Aires, en Granada y en Alta Gracia, donde la casa en la que vivió el músico linda con la que, en su niñez, ocupaba Ernesto Guevara durante sus vacaciones.

“El personaje de Luque no es muy afín con De Falla; no lo entiende bien y le molesta un poco su mojigatería y el hecho de que durante toda la Guerra Civil hubiera permanecido en Granada”, dice Castiñeira de Dios. “Hasta que tiene una especie de iluminación y comprende que todo aquello que De Falla quiere decir lo dice con la música. Y en ese sentido optamos por no centrarnos en las piezas más famosas, en la ‘Danza del fuego’, por ejemplo, sino en las composiciones tardías y en particular con La Atlántida”. Esta obra, una suerte de visión mítica de la conexión entre España y América en la que entran desde el continente desaparecido del título hasta divinidades griegas diversas, la reina Isabel la Católica y, desde ya, Cristobal Colón, fue completada por Ernesto Halffter y se dice que las últimas palabras de Falla fueron “si él no puede entender mis apuntes, nadie lo hará”. La otra obra central para Castiñeira de Dios es el fenomenal y ascético Concerto para clave y grupo de cámara. Esas obras, alejadas de la sensualidad de sus composiciones juveniles, están situadas en una posible –pero improbable– línea de intersección entre Stravinsky y el flamenco. El director comenta, por otra parte: “La película es una vista aquí y otra en España. En la Argentina es una biografía musical; allá es un film fuertemente político”.