CINE › ADVENTURELAND, UN VERANO MEMORABLE, ESCRITA Y DIRIGIDA POR GREG MOTTOLA
Sin llegar a extremos de disfuncionalidad, la película acierta al entrar al mundo adolescente a través de James Brennan, obligado a trabajar en un lugar donde el tiempo parece detenerse entre músicas horribles y multitudes gritonas.
› Por Horacio Bernades
Además de tropezones, súbitos pelos y barritos, la adolescencia está hecha de empleos que, de poder elegir, nadie hubiera aceptado jamás. Especies de colimbas civiles, derechos de piso que cobran cara la fragilidad de la edad, el único alivio de esas prisiones del hastío consiste en que todo el mundo sabe que se trata de algo temporario. Trabajos de verano, las más de las veces como el que James Brennan se ve obligado a aceptar, en el verano de 1987, recién terminado el secundario, en lugar del viaje a Francia que pensaba hacer junto con un amigo. Adventureland se llama el lugar, que carece, como podía presumirse, de toda relación con la aventura. Plantado en un paraje fuera del mundo ubicado en Pennsylvania, Adventureland parecería demostrar que sí existe algo tan tristón y desolado como un parque de diversiones vacío, y es un parque de diversiones lleno. Lleno de familias, de chicos, de gritos, de agitación y corridas. Lleno también de gente a la que cuando uno va a un parque jamás prestará atención: los empleados que atienden los juegos, adolescentes haciendo lo que no quisieran hacer. Como James Brennan.
Tercera película de Greg Mottola (cuya ópera prima, The Daytrippers, se estrenó aquí como Deseos y sospechas), Adventureland debe su existencia a Supercool, por más que tenga poco que ver con ella. Mottola la tenía lista para filmarla antes, pero tuvo que esperar ese exitazo para que le dieran luz verde. Adventureland se parece a Supercool, siempre y cuando a Supercool se le elimine el personaje más testosterónico (el de esa reencarnación de John Belushi que es el gordito Jonah Hill) y se deje solo al otro protagonista, el chico de perfil bajísimo que encarnaba Michael Cera. De hecho, Jesse Eisenberg, protagonista de Adventureland, es “el otro Michael Cera” del cine estadounidense actual, como había demostrado, entre otras, en la magnífica Historias de familia. Comparada con la cual Adventureland es algo menos disfuncional, algo más amable. No por casualidad la banda de sonido de Adventureland, llena del mejor rock indie de fines de los ’80, quedó a cargo de los miembros de Yo La Tengo, de cuyos suaves susurros parecería el perfecto equivalente cinematográfico.
Si los Brennan sufren de alguna disfuncionalidad, ésta se reduce a que, en plenas reaganomics, los ingresos del padre se achican tanto como para que el chico tenga que abandonar el sueño del viaje a París, quedando en suspenso la carrera de periodismo en Columbia. James debe juntar unos pesos y para eso no queda otra que trabajar. Como la licenciatura en literatura comparada no le sirve de mucho a la hora de conseguir empleo, no le queda otra que resignarse a Adventureland, donde basta que uno se presente para que lo tomen. No es que James dé el perfil, si es que estar al frente de los juegos requiere de alguno. Pero ninguno de sus compañeros de trabajo le pone al asunto mucha más garra que él. Entre ellos hay un freak de Gogol y las lenguas eslavas, un petiso hormonal cuya broma favorita consiste en apretarle los huevos al novato, un fumeta que siempre cuenta con un porrito salvador a mano y, sobre todo, Em Lewin (la excelente Kristen Stewart, justo antes de convertirse en heroína de Crepúsculo). Deusa ex macchina, Em es linda, piola, algo lánguida, parece interesada en él y también piensa estudiar en Columbia.
Como la reciente Nick & Norah: Una noche de música y amor (editada en DVD un par de meses atrás), Adventureland no se muestra tan interesada en la trama, hechos o peripecias como en capturar el devenir del tiempo intermedio que James atraviesa. Tiempo que la desolada ajenidad del parque de diversiones representa cabalmente. Si eso fuera todo, Adventureland podría haber sido prima de la película francesa El año siguiente, donde para la protagonista adolescente parecía no caber otro futuro que el no-lugar de las afueras, la red de autopistas, el shopping. Para James Brennan, en cambio, Adventureland entraña apenas una zona de pasaje, un puente que es necesario atravesar para llegar hasta donde se quiere. Y hasta quien se quiere. Puro vacío, Adventureland no es exactamente el infierno. Aunque de a ratos algunos chicos, sus papás y esa música horrible que sale por los parlantes puedan hacer pensar que se le parece.
7-ADVENTURELAND, UN VERANO MEMORABLE
(Adventureland, EE.UU., 2009)
Dirección y guión: Greg Mottola.
Fotografía: Terry Stacey.
Música: Yo La Tengo.
Intérpretes: Jesse Eisenberg, Kristen Stewart, Martin Starr, Bill Hader, Margarita Levieva y Ryan Reynolds.
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