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Viernes, 25 de septiembre de 2009

CINE › LOS MEDIOS ESPAÑOLES ATACARON A LA MUJER SIN PIANO, DE JAVIER REBOLLO

Rompecabezas para críticos

La película es un paso adelante para el director de Lo que sé de Lola, pero se la acusó de “falta de respeto al público”. A la más convencional Yo, también la trataron mejor. En Cine en Construcción ganaron dos uruguayas y una argentina.

 Por Horacio Bernades

Desde San Sebastián

El establishment crítico español sigue haciendo de las suyas. Ahora ametralló al realizador Javier Rebollo, director de una de las tres películas locales en competencia oficial, acusándolo de “falta de respeto al público”. La falta de respeto consistiría, aparentemente, en la excesiva extensión de los planos de su película La mujer sin piano (a la que tal vez quieran convertir en “la mujer sin planos”), así como por la falta de peripecias dramáticas que le atribuyen. Mejor le fue, en términos del gusto medio que ese establishment suele representar, a otra de las candidatas locales, Yo, también, cuya narrativa más convencional agrada más a esa corporación. Habrá que ver qué pasa hoy, cuando a la tercera concursante hispana, Los condenados, le toque cerrar la sección oficial, junto al film coreano Vengo de Busan. Página/12 dará cuenta de ambas en su edición de mañana, anticipando que Los condenados ofrece un interés extra, en tanto su trama refiere a las secuelas de la lucha armada librada durante los años ’70 en Argentina.

Más allá de lo que opinen los miembros de la sociedad El País, El Mundo, La Vanguardia y compañía, La mujer sin piano representa un paso delante de Rebollo respecto de la anterior Lo que sé de Lola, estrenada unos meses atrás en Argentina. El realizador madrileño vuelve a tratar temas como la soledad urbana, la falta de comunicación y la insatisfacción. La diferencia es que ahora la puesta en escena se ajusta a lo que les sucede a los personajes, y no a la inversa, como ocurría en aquélla. Formidable no-interpretación de la actriz Carmen Machi, la protagonista, que trabaja de depiladora y lleva junto a su marido taxista la más gris de las vidas. Una noche hace la valija, se pone una peluca y se va. Consecuencia de un mecanismo que recuerda al de El ángel exterminador, por más que se dirija a la terminal de ómnibus nunca podrá salir de Madrid, deambulando por sus calles vacías durante una noche entera y volviendo a casa derrotada, antes de que suene el despertador. Pero Rebollo le abre la puerta a una nueva oportunidad. Si en Lo que sé de Lola asumía el lugar de un voyeur distante, en La mujer sin piano la cámara observa a la heroína mucho más de cerca, dejando oír, en una única escena y mediante un notable uso del fuera de campo sonoro, que esa mujer sin piano sí que sabe tocar el piano. Lo cual deja abierta la posibilidad de que, en el plano siguiente al que cierra la película, la depiladora se decida a asumir ese talento olvidado.

El que cantó “ta, ta, ta, gol” en San Sebastián fue el cine uruguayo, confirmando su despertar de los últimos años. No sólo por Gigante, vista ya en el Bafici, ganadora de tres premios en el último Festival de Berlín y presente aquí en la sección Horizontes Latinos. A ella debe sumársele la prometedora El cuarto de Leo, ópera prima de Enrique Buchichio, que, programada en la sección Zabaltegui, tiene en el Donostia Zinemaldia su debut internacional. Pero la gran pegada yorugua en esta edición de San Sebastián fue el dos-uno que dos de sus representantes hicieron en la sección Cine en Construcción, en la que películas sin terminar se presentan a fundaciones, compañías y cadenas internacionales en busca de financiación que permita completarlas. Dos de las tres ganadoras de esta edición de Cine en Construcción, Norberto apenas tarde y La vida útil, se aseguran no sólo una adecuada posproducción, sino una distribución internacional acorde.

Norberto apenas tarde es la ópera prima del “casi argentino” Daniel Hendler, el conocido protagonista de 25 watts, El abrazo partido y Los paranoicos, mientras que La vida útil es el opus 2 de Federico Veiroj, cuya anterior Acné se vio en el último Bafici. Después de 25 watts y Whisky, ambas confirman que el fuerte del cine uruguayo son los personajes solitarios, el medio tono, la sencillez que no es sinónimo de chatura y un humor que, antes que para distanciarse, sirve para acercarse a los protagonistas. Con un memorable Fernando Amaral, llena de momentos desternillantes, con un cameo de Leo Maslíah, si se la lanza bien, la irresistible película de Hendler podrá ser valorada por un público más amplio que el especializado. Film ultraartesanal, producido por el propio Veiroj, filmado en cuadro chico, blanco y negro y con Maslíah ahora a cargo de la música, La vida útil –protagonizada por el crítico de cine Jorge Jellinek, que hace casi de sí mismo– empieza siendo intrigante y termina resultando conmovedora. ¿Que si no ganó ninguna argentina en Cine en Construcción? Sí, cómo no va a ganar... Siguiendo los pasos de Historias mínimas, Iluminados por el fuego y Una novia errante, la película de Natalia Smirnoff, Rompecabezas, fue la tercera en el podio, lo que redondeó un 2009 enteramente rioplatense para esa sección del festival.

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Carmen Machi ofrece una formidable no-interpretación en el film de Rebollo (derecha).
Imagen: EFE
 
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