Sábado, 26 de junio de 2010 | Hoy
CINE › FúTBOL ARGENTINO/FúTBOL PARA TODOS, A TONO CON EL MUNDIAL
Integrado por diecinueve producciones audiovisuales, el ciclo abordará la temática futbolera desde distintos aspectos. Javier Vázquez, Sergio Iglesias, Juan Pablo Roubio y Víctor Dinenzon, cuatro de los cineastas convocados, explican el sentido de su trabajo.
Por Oscar Ranzani
El Mundial está provocando grandes ilusiones en los argentinos por el buen desempeño del seleccionado nacional. Es una buena oportunidad, entonces, para ver películas relacionadas con el deporte que mayores pasiones despierta en el país. Integrado por diecinueve producciones audiovisuales –divididas en largos y cortos, clásicos y actuales, ficciones y documentales–, el ciclo Fútbol Argentino/Fútbol para todos, organizado por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), tiene como objetivo que la mayor cantidad de instituciones sin fines de lucro puedan contar gratuitamente con el material para que sea difundido en escuelas, universidades, clubes de barrio, centros comunitarios, organizaciones sociales, partidos políticos, comedores comunitarios, organizaciones políticas, centros culturales, sindicatos, asociaciones civiles y fundaciones (ingresando a www.incaa.gob.ar se pueden conocer las condiciones para contar con toda la programación). Además, se han enviado copias a todas las embajadas argentinas en el exterior, y a partir del jueves próximo se exhibirá en los espacios Incaa y cine-móviles de todo el país. Página/12 reunió a cuatro documentalistas que comentaron sus largometrajes sobre temáticas que cobran una actualidad muy potente en estos días de clima mundialista.
El ciclo, que cuenta con el apoyo de Jefatura de Gabinete de Ministros y Presidencia de la Nación, es un ambicioso proyecto cinematográfico que fue presentado con la presencia del secretario de Deportes de la Nación, Claudio Morresi; el secretario de Cultura, Jorge Coscia; el presidente de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual, Gabriel Mariotto, y la presidenta del Incaa, Liliana Mazure.
El enorme cariño que la gente tiene por Diego Maradona, aunque parezca increíble a esta altura, sigue creciendo con el correr de los partidos en su condición de DT. Mientras el Diez estaba en Cuba recuperándose de sus problemas de salud, el creativo publicitario y cineasta Javier Vázquez consiguió una jugosa entrevista con el actual técnico: es la columna vertebral de su documental Amando a Maradona (2005), que no está planteado como una biografía clásica. “Tamicé las demostraciones de amor hacia Diego en todas las partes del mundo donde hizo su historia: en Barcelona, en Nápoles, en Cuba, y lógicamente en Argentina también, siguiendo los pasos de él pero contado a través del afecto de la gente que lo rodea íntimamente, de él mismo y de los fanáticos”, comenta Vázquez. En el documental filmado en las regiones donde Diego dejó su marca –incluyendo sus inicios en Villa Fiorito– se resalta cómo pudo alcanzar la gloria, caer y resucitar casi milagrosamente. También se refleja que el fanatismo por el crack atraviesa las fronteras geográficas: “Lo que hizo en Nápoles fue muy fuerte para los propios italianos, porque su magia futbolística trascendió lo que es la Argentina. Nosotros lo llamamos el fenómeno de aldea maradoniana: cada pueblo lo expresa a su manera, con música, con cantos o agradecimientos”, explica Vázquez.
Hace 21 años, cuando la Selección Argentina, que había alcanzado la gloria en el Mundial de México ’86 y se aprestaba a participar de la Copa del Mundo de Italia ’90, dos referentes femeninos del cine nacional, Lita Stantic y María Luisa Bemberg, convocaron al cineasta Víctor Dinenzon y al escritor Osvaldo Bayer con la idea de realizar un film sobre la historia del fútbol en Argentina hasta la conquista de México ’86. El resultado fue Fútbol Argentino, un documental que traza la historia de los principales acontecimientos futbolísticos del país vinculándolos con determinados hechos políticos: “No sólo lo pensé así yo sino que también era una idea que tenían Lita y María Luisa de que no fuera solamente una cosa meramente deportiva. Porque si fuera una cosa únicamente deportiva tendría que haber hecho un programa semanal, ya que era inacabable. Entonces, decidimos armar una incursión social a través del fútbol y mostrar un poco lo que fue la historia”, indica Dinenzon.
El proyecto de Sergio Iglesias, Argentina y su fábrica de fútbol, se concretó en 2007, pero nació en 2000, cuando el director se acercó al mundo del fútbol infantil porque su hijo, que en esa época tenía seis años, quería jugar en la escuela de su barrio. “Yo no soy un tipo futbolero sino que mi hijo me acercó a ese universo. A medida que fui conociendo el mundo de una escuela de fútbol, empecé a encontrar algo que me hacía ruido”, señala Iglesias. Entonces, se propuso investigar respecto de las aspiraciones y las presiones familiares sobre los chicos y el rol de los cazatalentos. Iglesias sostiene que una estrella “cuesta mucho sacrificio, mucho dolor, mucho desarraigo en las familias. El chico tiene que abandonar un montón de cosas. Después de ver esta película, el espectador va a darse cuenta del sacrificio que tienen que hacer tanto la familia como el pibe mismo. Y la verdad es que uno no valora a ese futbolista cuando sale a la cancha y por ahí yerra un penal o juega mal. Yo podría asegurar que el pibe pierde la infancia”, sostiene el director, quien también cuestiona “la locura que tenemos los padres en presionar a un chico a una edad en la que realmente no es bueno presionar”. En palabras de Iglesias, la escuela de fútbol “es una fábrica, pero el problema es que la materia prima son pibes. Y como toda fábrica tiene descarte. Cuando llegan a adolescentes pueden transformarse en estrellas de fútbol, pero puede llegar uno de mil y los otros son el descarte”. En definitiva, los que triunfan tienen el futuro asegurado, pero el documental también se detiene en los que fracasan ya que no se prepara a los niños para la derrota.
El cineasta Juan Pablo Roubio es amigo de un periodista norteamericano de The Washington Post que hace unos años vino a la Argentina como corresponsal y se interesó por el fenómeno que genera el fútbol, aunque siempre le costó creer la dimensión que adquiere por estas tierras. “El quería aprender y yo soy futbolero de familia y de alma y me pregunté cómo explicarle a este hombre el modo en que los argentinos vivimos el fútbol. Y empezamos un viaje largo para tratar de buscar y de definir la identidad del fútbol en Argentina”, detalla Roubio sobre su documental Argentina Fútbol Club que se estrenará en la muestra. Roubio buscó establecer una mirada sociológica sobre lo que genera el fútbol en el país y para lograrlo consultó a distintos investigadores, entre ellos a Pablo Alabarces, un referente en la materia. Justamente, charlando con el sociólogo, Roubio encontró las explicaciones “de por qué los argentinos vivimos así el fútbol. De todas las explicaciones que escuchamos, la que más nos cerró para la película es que tiene que ver con que los inmigrantes en la Argentina no armaron ghettos. Acá se armaron clubes sociales. Y la gente en los barrios se empezó a identificar: ibas al baile, conocías a tu futura mujer, te ponías de novio, aprendías a tomar una copa y jugabas a la pelota. Y esa identificación tan fuerte con tu gente, con tu barrio, hizo que el fútbol se viva tan de cerca y se sienta tanto”, comenta. Lógicamente que en ese aspecto mucho influyó que los clubes de fútbol hayan nacido como asociaciones civiles y no como sociedades anónimas: “Eso fue determinante, porque acá la gente se siente dueña del club. Esto es lo que el muchacho norteamericano no entendía. Uno dice ‘Yo soy de...’. Acá no se dice ‘Soy fan de...’. Es un sentido de pertenencia que se tiene por la institución”, considera Roubio. El cineasta estructuró su documental en diez capítulos, en los que aborda diversos aspectos ligados a la identidad del fútbol en la sociedad argentina.
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