La cercanía geográfica entre Brasil y la Argentina no siempre se condice cuando de exportación cultural se trata. Como una pequeña revancha contra una cartelera doctorada en el cacheteo semanal a las filmografías latinoamericanas, marginadas a los circuitos alternativos o al mercado hogareño, desde hoy y hasta el próximo miércoles se realizará la tercera edición del Cine Fest Brasil. La flota desembarcará en el Abasto con una veintena de películas que representan lo más reciente de la producción brasileña. “El público quiere conocer más sobre nuestra nación y nuestro cine. Si comenzamos a hacer un buen trabajo de promoción e información, podremos lograrlo. Así, los productores, distribuidores y exhibidores van a poner interés porque van a saber que tienen un público para estas películas”, aseguró Viviane Spinelli, una de las tres directoras y fundadoras del festival –las otras son Claudia y Adriana Dutra–, quien dialogó con Página/12 durante la escala anterior de este festival, Montevideo. “Queremos estrechar los lazos entre el cine brasileño, uruguayo, argentino y de todo el cono sur. Queremos que pase lo mismo que con Norteamérica, donde organizamos este festival en Canadá, Miami y Nueva York. Es un trabajo difícil, recién estamos comenzando, pero no es imposible”, se esperanzó.

Este año, once largometrajes competirán por el premio Lente de Cristal, reconocimiento que en 2009 fue para la precandidata brasileña a los premios Oscar, el drama urbano Ultima parada 174, de Bruno Barreto. Doce meses antes, la ganadora había sido El mundo en dos vueltas, retrato de la patriada de una familia que se lanzó a recorrer el mundo siguiendo la ruta de Magallanes. Además, por primera vez el festival incluirá nueve cortometrajes de realizadores jóvenes que se exhibirán al inicio de cada función.

Entre las ocho ficciones que podrán verse en el Cine Fest Brasil se destaca Ojos azules. El film de José Joffily, director de la aquí estrenada Dos perdidos en la noche, narra la historia de Marshall, un oficial de Inmigraciones –interpretado por el norteamericano David Rasche– del aeropuerto neoyorquino John Fitzgerald Kennedy, que decide celebrar su último día de servicio humillando aún más que lo habitual a los atónitos pasajeros. Pero las cosas saldrán mal y él, ya retirado, emprenderá un viaje a Brasil para expiar culpas. La bella coprotagonista Cristina Lago estará en las proyecciones para dialogar con el público. La temática de la inmigración también es el tema central de Tiempos de paz. Ambientada en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial, época donde las oficinas de Aduana encendían la luz roja ante el posible arribo de nazis encubiertos, la narración se centra en un empleado que recibe a un polaco absolutamente despojado de bienes materiales. No pasará demasiado hasta que el empleado dude de la versión del visitante y lo crea adorador del régimen alemán. Protagonizado por Tony Ramos y Dan Stulbach, el film está dirigido por Daniel Filho, el mismo de la exitosa Chico Xavier, que desde su estreno en abril llevó casi cuatro millones de espectadores sólo en Brasil. Será él quien presente la película en las funciones porteñas.

Otro que estará en la Argentina será Sergio Machado, director de Quincas Berro D’agua. Basada en un relato del escritor Jorge Amado, el film protagonizado por Paulo José –uno de los actores más populares de Brasil– cuenta la historia de un padre de familia modélico que se hastía de la rutina y decide trocar los placeres hogareños por los etílicos, convirtiéndose en uno de los borrachos más grande de Bahía. Más dramatismo prometen El narrador de historias y Salve Geral. La primera está dirigida por Luiz Villaça y protagonizada por Maria Medeiros y Malu Halli, y cuenta el derrotero de un chico de seis años internado por su madre en un instituto de menores en la ciudad de Belo Horizonte. Su vida cambiará cuando, ya entrado en la pubertad, conozca a una psicopedagoga. El protagonista de la segunda no sólo comparte la franja etaria sino también la condición de encierro. Porque Salve Geral aborda las desventuras de un joven preso y su acercamiento a unas de las bandas que operan paredes adentro. El film de Sérgio Rezende muestra cómo, mientras tanto, la madre pugna por encontrar un resquicio legal para que su hijo salga en libertad. La polémica llegará de la mano de Elvis y Madonna. Ese film fue estrenado con más cuestionamientos morales que cinematográficos en el último festival de Tribeca, meca del efervescente cine indie neoyorquino que en los últimos años abasteció con varios de sus exponentes las competencias oficiales tanto del Bafici como del Festival de Mar del Plata. La ópera prima del también guionista Marcelo Laffitte se centra en el comienzo de la relación amorosa entre una fotógrafa lesbiana devenida en repartidora de pizzas (Simone Spoladore) y una peluquera transexual y performer que sueña con crear un espectáculo de revista (Igor Cotrim, otro de los invitados).

Las comedias de la selección comparten génesis televisivas. Guel Arraes adaptó a la pantalla grande una de las obras del dramaturgo y autor de telenovelas Dias Gomes, El bien amado. Allí cuenta la historia del intendente de un pequeño pueblo cuya gestión tiene como objetivo principal –y único– la construcción de un cementerio. Pero todo será en vano cuando, de buenas a primeras, los pobladores dejen de morirse. Os normais fue una serie que gozó de enorme arraigo popular durante las tres temporadas que tuvo aire en O Globo, entre 2001 y 2003. Terminada la experiencia catódica, saltó al cine con gran parte del equipo artístico y técnico, director y protagonistas incluidos. Seis años después de su predecesora, José Alvarenga Jr. vuelve a ponerse detrás de cámara para retomar la franquicia en Los normales 2, donde sigue las desventuras amorosas de la pareja central interpretada por Luiz Fernando Guimaraes y Fernanda Torres.

Los tres documentales del Cine Fest Brasil abordan diversas variantes. Guto Barra investiga en Beyond Ipanema - Las oleadas brasileñas en la música global justamente lo del título: cómo fueron mutando las referencias norteamericanas sobre las vertientes musicales cariocas. El recorrido abarca desde el movimiento que Carmen Miranda y su cabeza frutada catapultaron a la fama durante la época dorada del cine clásico hollywoodense hasta los actuales híbridos entre bossa nova y música electrónica, pasando por Caetano Veloso y Tom Zé, todo guiado por el testimonio de artistas, productores y críticos. El hecho de analizar un fenómeno cultural hermana al film con otra de las propuestas documentales, Dzi Croquettes. En esa película, los directores Raphael Alvarez y Tatiana Issa rescatan vida y obra del conjunto de actores y bailarines que combatieron a la dictadura parapetados en el movimiento contracultural. Como en el film de Guto Barra, la estructura narrativa avanza por el testimonio de importantes personalidades como Liza Minnelli y Gilberto Gil, entre otros. El tercer documental propone un enfoque si se quiere más antropológico y menos revisionista que los anteriormente descriptos. Tamboro es un retrato de la contracara del crecimiento de la séptima economía mundial, una muestra de aquellas zonas antónimas a la postal turística. El director Sergio Bernades recorrió el interior profundo del Amazonas, viajó de norte a sur para entregar una obra de enormes proporciones. Triste paradoja, el realizador no llegó a ver terminado su trabajo de quince años: falleció en 2007, en plena etapa de edición.