CINE › KATHRYN BIGELOW Y MARK BOAL EN EL FESTIVAL DE LA HABANA
La directora y el guionista de la controvertida Vivir al límite, la última ganadora del Oscar a la mejor película, dieron una charla pública en Cuba. “Les debía respeto a hombres que todavía se están jugando la vida en Irak a diario”, afirmó Bigelow.
› Por Oscar Ranzani
Antes de dedicarse al cine, la estadounidense Kathryn Bigelow había disfrutado del aprendizaje de la pintura. Tanta era su pasión por las artes plásticas que pensó en dedicarse a los lienzos por el resto de su vida. Pero cuando ingresó a la universidad, Bigelow conoció otro mundo: el cinematográfico. Y entonces comenzó a realizar trabajos pequeños, hasta que se convirtió en directora. Mal no le fue y tiene el mérito de haber sido la primera mujer en ganar un Oscar como realizadora por Vivir al límite (The Hurt Locker), largometraje que narra la historia de los de-sactivadores de bombas de un comando de elite estadounidense durante la guerra de Irak, que fue el gran ganador en la ceremonia de este año de la Academia de Hollywood. Bigelow llegó a La Habana a brindar una charla pública junto a Mark Boal, guionista de The Hurt Locker (quien también ganó el Oscar al Mejor Guión Original), como parte de las actividades paralelas del 32º Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.
“Fue un inmenso honor recibir este Oscar. Me sorprendió completamente. Fue una experiencia inesperada, pero real”, señaló Bigelow sobre el mayor reconocimiento de la industria, cuando se le preguntó qué significó haber sido la primera directora en conquistarlo. Y trazó una relación con su otra profesión: “En Estados Unidos, en el mundo de la pintura, de donde yo provengo, no existe la diferencia entre si el autor es un hombre o una mujer. Existen diferencias con respecto a si hacés escultura, pintura, otro tipo de arte o si tenés una postura política o más conceptual. Y cuando entré a la industria del cine fue algo muy nuevo para mí, ya que realmente se distingue entre lo que hacen los hombres y lo que hacen las mujeres. Al principio fue algo bastante confuso”, confesó la cineasta. Y planteó su postura: “En mi experiencia no existe una diferencia entre las películas que hacen hombres o mujeres. Son películas. Y somos realizadores”, comentó. Y del mismo modo explicó que a la hora de hacer un film, ella no diferencia cuestiones de género. “Da igual que sea la historia de un hombre o de una mujer. Me interesan las personalidades de las cuales voy a hablar.”
Después de dos décadas de trabajo, Bigelow conoció a Boal, un prestigioso periodista que entre 2003 y 2004 estuvo realizando la cobertura de la guerra de Irak desde Bagdad, donde descubrió el oficio de los desactivadores de bombas. Luego de conocerlo, Bigelow dialogó con Boal, vislumbró una película y se dedicó a buscar financiamiento. “Cuando tuvimos el presupuesto, a un año después de haber tenido la idea, empezamos a filmar en Jordania”, relató la cineasta. “Para mí, este proceso de escribir el guión fue un gran aprendizaje. Fue todo un ejercicio, ya que fue mi primer guión”, comentó Boal. “Resultó un desafío hablar del caos que combina la guerra en Irak en un guión que sólo tomara dos horas.” Algo llamativo que dijo el guionista es que, para el común de los ciudadanos estadounidenses, la situación en Irak “es un tema exótico y eso también constituyó un reto. No creo que yo haya podido dar con un concepto del proceso real como tal. Puedo decir que mi trabajo consistió en equivocarme, equivocarme y equivocarme, hasta que por fin saliera bien la idea”, agregó Boal.
Bigelow reconoce haber aprendido como directora, luego de dirigir The Hurt Locker. “Siempre el proceso de filmación de una película comienza con una pregunta que no tiene respuesta. De manera que mientras se va haciendo y desarrollando la película, esa respuesta comienza un poco a aparecer. En el caso de The Hurt Locker es la tragedia humana, la tragedia de la guerra, porque la guerra es un infierno. Y traté de buscar las cosas humanas que suceden en esas situaciones infernales. Era la búsqueda a la que me llevó la película y fue muy exitosa”, consideró. También dijo que mientras Boal escribía el guión, el proyecto se fue convirtiendo “en un asunto de mucha precisión porque la de Irak es una guerra que todavía se está luchando. No es como hablar de la Primera o la Segunda Guerra Mundial o de la guerra en Vietnam, que han terminado”, detalló Bigelow, quien admitió que tuvo una gran responsabilidad como cineasta. “Les debía respeto a hombres que todavía se estaban jugando la vida a diario.” Y entonces aseguró que la idea fue observar “qué pueden sentir las personas que son miembros de estos comandos especializados en bombas, qué es despertarse por la mañana y salir a realizar este tipo de trabajo. Al principio el tema resultó un poco incómodo, pero empecé a verlo en términos visuales; es decir, pensé cuál iba a ser la locación, los estilos de cámara, quiénes iban a ser los personajes. Y así se convirtió en un proceso que se pudo realizar”.
Con respecto a sus posiciones políticas respecto de la guerra y si tuvieron que restringirlas o moderarlas para que la película resultara imparcial y llegara a una mayor cantidad de público, Boal explicó que desde un punto de vista personal está completamente en contra de la guerra. “Pero, como periodista, tengo la tarea de reportar los hechos sin permitir que estén opacados por mi opinión personal.” Y luego relató que, en el momento de escribir el guión, “lo que más me molesta es la politización hecha sobre el tema. Lo importante y lo que se trata de mostrar en la película es que la gente de ambas partes muere. Y todo esto está siendo manipulado para los intereses políticos de algunas personas. Y esto es lo que realmente molesta como tal al creador”. Además, Boal contó que intentó que la película “no redujera la experiencia de este posicionamiento político de un lado o del otro, sino que mostrara la humanidad, la psicología, las emociones de estas personas que están sometidas a este estrés de la guerra. Nunca hubo censura porque no-sotros hemos hecho esto con un autofinanciamiento completo. No hubo ninguna productora que pudiera decir ‘puedes decir esto o no puedes decirlo’”.
También hubo preguntas sobre Triple Frontera, el film que Bigelow piensa filmar en la Argentina, Paraguay y Brasil, y que le ha provocado algunos dolores de cabeza por la oposición de los países de la región a la carga política que podría llegar a tener el film y a la mala imagen que podría dejar de la zona. Sin embargo, Bigelow señaló: “No creo que haya resistencia. El proyecto es algo muy nuevo, muy joven. Apenas estamos en el proceso de elaboración de los guiones y en la investigación. Hemos viajado al área y, en principio, el tema es muy interesante, además de que es un lugar muy precioso y fabuloso”. En tanto, Boal negó que haya problemas con Paraguay. “No existe ningún problema con Paraguay. El problema es que la película es bastante compleja desde el punto de vista de su filmación, ya que se va a rodar en cuatro países.” Por ahora es incierto el inicio del rodaje, aunque ya está elegido el nombre del protagonista: Tom Hanks.
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