Jueves, 31 de marzo de 2011 | Hoy
CINE › CACERíA DE BRUJAS, CON NICOLAS CAGE Y RON PERLMAN
Por Horacio Bernades
¿Es Nicolas Cage simplemente un actor, o se trata ya de un género en sí mismo? ¿Se podría hablar, a esta altura, de nicomovies, englobando todas las que tienen como héroe al sobrino de Francis Coppola? Trátese de La leyenda del tesoro perdido, Ghost Rider, El aprendiz de brujo, Infierno al volante 3D o, ahora, Cacería de brujas, de existir las nicomovies se caracterizarían por salpimentar la acción con toques fantásticos, su elevado tenor graso y el importante rol que el rubro peluquería cumple en ellas. A saber, la frente amplia de Cage en La leyenda..., el entresacado con mechitas de Ghost Rider, el look Kate Winslet de El aprendiz, el rubio lacio con canas en Infierno al volante, el rubio más ondeado de Cacería de brujas. Lo que difícilmente pueda decirse de las nicomovies (la desaforada Infierno al volante 3D es la excepción a esta regla) es que sean buenas.
Aunque el título original de Cacería de brujas es Season of the Witch, no hay rastros del tema homónimo de Donovan. Tras desertar horrorizados por la intolerancia eclesiástica, dos ex cruzados reciben, a comienzos del siglo XIV, el encargo de trasladar a una presunta bruja adolescente –acusada de llevar la peste de un lado a otro– a un lejano monasterio. Los monjes poseerían un legendario libraco, lleno de conjuros para acabar de una vez por todas con la brujería. Película “de acción histórica” en su primera parte (con amagues de picaresca aventurera), suerte de western medieval en la segunda (el viaje, a través de territorio salvaje, de unos hombres de ley y su salvaje prisionera), show de efectos especiales fantásticos en la última, da la sensación de que el guión, escrito por un tal Bragi Schut, se contenta con sumar peripecias dispersas, que le permitan llegar hasta los 90 minutos reglamentarios.
Interpretando al cruzado Behmen, Cage luce tan ceñudo como siempre (su condición de héroe de acción es uno de los grandes misterios del cine contemporáneo). A su lado, el siempre atractivo Ron Perlman se ve reducido, en el papel de su cofrade Felson, al ejercicio de su resonante voz. En el viaje al monasterio los acompañan un representante de la Iglesia, un estafador (cuyo posible efecto cómico-pícaro se quema en los papeles) y un guerrero, papel a cargo del conocido Ulrich Thomsen, unos siglos atrás actor favorito del Dogma danés. Con una posición descaradamente oportunista en relación con el tema de la brujería (si se trata de criticar la intolerancia religiosa, no existen; a la hora de levantar el interés, que las hay las hay), el gran golpe de efecto de esta película, dirigida por el nunca relevante Dominic Sena (60 segundos, Swordfish), consiste en un demonio de tan poco poder, que termina forcejeando con dos o tres mortales, como lo haría Mariano Pavone con los defensores rivales. A una escena se limita la aparición del eterno Christopher Lee, en el papel del cardenal. Un pedazo de rosada carne fresca le brota de la frente, consecuencia de la peste. “Estoy enfermo”, anuncia, como si no se le notara.
4-CACERIA DE BRUJAS
Season of the Witch,
EE.UU., 2011.
Dirección: Dominic Sena.
Guión: Bragi Schut.
Intérpretes: Nicolas Cage, Ron Perlman, Claire Foy, Ulrich Thomsen, Stephen Campbell Moore y Christopher Lee.
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