CINE › EL SUIZO THOMAS IMBACH TIENE UN FOCO DEDICADO A SU OBRA
› Por Ezequiel Boetti
El análisis del comportamiento de una empresa bancaria y financiera en los comienzos de la digitalización, la hipotética vida de una activista asesinada por un poderoso general del ejército suizo, el derrotero de un solitario director de cine reconstruido mediante mensajes telefónicos y filmaciones caseras: las premisas de tres de las cinco películas de Thomas Imbach programadas en la actual edición del Bafici ilustran el constante serpenteo de la filmografía del director suizo, que compite en la sección Cine del Futuro y que tiene también un foco dedicado a su obra.
Nacido en Lucerna en 1962, Imbach inició su carrera de cineasta a mediados de los ’80, cuando recaló en Zurich luego de su paso por Basilea para estudiar Historia y Filosofía. Allí rodó una serie de cortos hasta que en 1991 llegó el turno del mediometraje Restlessness. Un año más tarde, este director autodidacta se calzó una cámara al hombro y filmó durante meses el obrar de los empleados de un enorme centro informático. El resultado de la edición de esas sesenta horas de video fue su primer largo, Well Done, estrenado en 1994. “Quise hacer un homenaje a Tiempos modernos”, aseguró antes del inicio de la proyección durante el fin de semana. Allí esfuma la frontera entre el documental y la ficción mediante la simultaneidad de un registro observador y la posterior construcción narrativa a través del montaje, dos rasgos de su impronta: “Mi modalidad de trabajo se basa en la intuición y no en una estrategia. Trabajo mucho pensando la historia, porque uso diferentes materiales y soportes. Mi trabajo está en medio de la tensión entre dos polos: la ficción y el documental”, explica.
Lejos del encasillamiento, el cineasta armó en Happiness is a Warm Gun (2001) un híbrido a partir del supuesto romance entre un militar de alto rango y una activista política, que termina en un asesinato. “No hay una frontera clara entre el documental y la ficción”, asegura antes de ejemplificar con los inmigrantes africanos que componen una de las subtramas. “Ellos son reales, pero al mismo tiempo hay todo un marco ficticio alrededor. En una mano está la ficción y en la otra la vida real.” Por los misma vía marcha Day is Done, donde Imbach mezcla imágenes tomadas desde su ventana durante los últimos 17 años y mensajes que amigos, colegas y familiares dejaron en su contestador, dando como resultado una profunda reflexión sobre el paso del tiempo –el crecimiento de los hijos, los cambios de estación– y las etapas de la vida. “No tuve límites para exponer a mis seres queridos porque ninguno de los mensajes que usé decían algo de ellos, eran importantes sólo si hablaban acerca del protagonista. El desafío fue presentarlo a él como si fuera un personaje. Cuando lo terminé, se lo mostré a mis parientes y se dieron cuenta de que era una historia universal. Es muy privado, sí, pero también aplicable a todos. Todos pueden entenderlo en sus propias vidas”, argumenta.
–Sus películas oscilan entre ficciones, documentales y algunos híbridos entre ambos. ¿Cómo se definiría como director?
–Cuando empecé era muy joven y quería hacer ficción a toda costa. Finalmente hice Restlessness en 1991 y me di cuenta de cómo era hacer cine, que hay mucha gente involucrada. A partir de entonces me concentré en equipos de trabajo pequeños para hacer documentales. Hice Well Done sólo con otro camarógrafo. Después vinieron un par de películas con no–actores. Fue una gran experiencia, pero debí replegarme y no darles tantas órdenes porque los intimidaba. Además tenía que filmar durante muchas horas para captar el momento justo en que ellos hicieran lo que yo quería. Después de diez años sentí ganas de volver a los actores, aunque creo que las experiencias de esa metodología marcaron mi forma actual de trabajar. Ahora cuando filmo estoy influido por mi trabajo con los no–actores. No espero darles órdenes y dirigirlos, sino que aporten una parte de ellos.
* Day is Done se verá por última vez hoy a las 15.45 en el Hoyts 10; Happiness Is A Warm Gun, el viernes a las 17 en el Cosmos-Uba; I Was A Swiss Banker, el sábado a las 22.45 en el Atlas Santa Fe 2 y el domingo a las 22.30 en el Hoyts 9; Lenz se proyectará el jueves a las 14 en el Atlas Santa Fe 2; y Well Done tendrá sus proyecciones el sábado a las 14.30 en el Hoyts 6 y el domingo a las 15.45 en la misma sala.
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