Con la entrega del Premio Cooperación y Desarrollo a la Mejor Película para El atentado, largometraje del mexicano Jorge Fons sobre el ataque que en 1897 recibió el por entonces presidente de ese país Porfirio Díaz, de manos de un alcohólico, terminó ayer la edición número 17 de la Muestra de Cine Latinoamericano de Cataluña, en la que Argentina tuvo una sustancial participación: tres largos, cinco películas documentales y un cortometraje en competencia. El film Aballay, el hombre sin miedo, de hecho, traerá al país dos premios: el que distinguió a Moro Anghileri como mejor actriz de la Mostra y la Mención Especial del Jurado para este largometraje dirigido por el realizador, documentalista y docente argentino Fernando Spiner.

Mal llevado, resentido y ladrón, el gaucho Aballay es el protagonista de esta suerte de film de suspenso rural: el hijo de la persona que Aballay asesinó, cuyo rostro se le aparece constantemente y lo atormenta, acabará por enfrentarse al asesino de su padre. La trama de venganza (también presente, al menos tangencialmente, en otras dos películas premiadas, Hermano y Acorazado) le valió a Spiner, Javier Diment y Santiago Hadida, como guionistas; y a todo el equipo actoral y técnico la Mención Especial del Jurado en la categoría Largometrajes, una de las tres en competencia.

En esa misma categoría también fue premiado el director publicitario y cinematográfico venezolano Marcel Rasquin, por su obra Hermano, una fábula sin inocencia sobre el compañerismo, la competencia entre amigos, la venganza y los anhelos, desarrollada en uno de los campos de juego más precisos: la cancha del equipo de fútbol del barrio La Ceniza, conmovido a partir de la aparición de un reclutador del Caracas F. C. Alfredo Castro, protagonista de Post Mortem, fue distinguido como mejor actor por su interpretación de un empleado de la morgue que comenzará una historia de amor durante los primeros días del golpe de Estado de 1973 en Chile.

El otro gran distinguido fue el film Acorazado, una producción mexicano-cubana, dirigida y guionada por el realizador para televisión y teatro Alvaro Curiel: la historia de Silveiro, un mexicano que quiere llegar a Estados Unidos para demostrarles a sus cercanos que no será deportado ni pasará el resto de su vida como fugitivo. Silveiro convierte su taxi en barca para llegar a Miami como cubano exiliado, pero termina recalando en Cuba, lo que abrirá una nueva discusión en su interior entre los logros de su nueva vida en la isla (casa, salud y trabajo) y sus ansias de dinero.

La Mostra de Cataluña (que había distinguido a Página/12 por “su periodismo independiente y comprometido y su defensa de la cultura, la democracia y los derechos humanos”, en el comienzo del certamen) también tuvo lugar para películas documentales y Argentina compitió con cinco obras: Awka Liwen, El fin del Potemkin, Sofía cumple cien años, Estela (sobre la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto) y la coproducción entre Argentina, Francia y Uruguay Ojos bien abiertos. Pero, en esa categoría, el premio a la mejor película fue para El edificio de los chilenos (de Macarena Aguiló), acerca del Proyecto Hogares, que a finales de los ’70 dio un espacio de vida comunitaria a los hijos de los militantes de la izquierda revolucionaria exiliados luego del golpe; y Los dos Escobar (sobre el capo narco Pablo y el futbolista Andrés) recibió el premio Radio Exterior de España. Entre los cortometrajes, en tanto, el chileno Blokes fue seleccionado como mejor obra y el mexicano El pozo recibió una mención especial, en una categoría en la que el joven actor y director argentino Martín Piroyanksy puso a competir su obra No me ama.