CINE › ANTONIO BANDERAS Y SALMA HAYEK, DE GIRA PROMOCIONAL EN BUENOS AIRES
Las voces de El gato con botas, la superproducción de DreamWorks, dicen que en Hollywood el acento hispano ya no es sinónimo de mafioso o narcotraficante: “Aquí los malos hablan en perfecto inglés”.
› Por Facundo García
En un momento, Antonio Banderas empezó a lengüetear su vaso de agua para mostrar cómo toman líquido los felinos. Pero para eso todavía faltaba. Por lo pronto, decenas de periodistas esperaban ayer en el auditorio del hotel Alvear para participar de la conferencia de prensa que el galán y Salma Hayek dieron junto al director Chris Miller y el productor Jeffrey Katzenberg. ¿El motivo? El próximo 8 de diciembre llegará a los cines El gato con botas, un film de animación que seguramente causará furor en el verano.
“Ya llevo casi diez años viajando con este personaje”, arrancó Banderas. Se refería a las cuatro películas de Shrek en las que se puso en la piel del minino. “Aunque siempre había querido hacer una película sólo de él. Ocurre que con este gato me puedo reír de mí mismo, y de algunas cosas que he hecho a lo largo de mi carrera”, admitió. Para el actor, el hecho de que el héroe hable con acento hispano refleja el avance de la comunidad latina en Estados Unidos. “Yo llegué allá hace casi veintidós años –recordó–. Entonces me avisaron que, si me quedaba, sólo iba a conseguir papeles de mafioso.” En los noventa no era raro que los villanos o sus cómplices hablaran con acento mexicano o con el slang de los negros, como en el caso de las hienas de El Rey León. Hoy eso está cambiando. Banderas: “Yo creo que ésta es la mayor apuesta que ha hecho Hollywood para modificar esos estereotipos. Aquí los malos hablan en perfecto inglés”.
La llegada de Hayek había ocasionado corridas en la puerta del hotel. Una vez en la sala, la mexicana coincidió con su compañero. “En décadas anteriores –destacó– la industria directamente no tenía papeles para las mujeres latinas. Menos aún si eras de México.” La intérprete contó que asumir el rol de la heroína Kitty Softpaws (“Kitty Zarpas Suaves”) le deparó situaciones insólitas. “¿Cómo explicarle a mi hijita que le iba a poner la voz a una gata? Por un lado tenía que explicarle que los gatos así no existen, que no hablan. Por otro, no quería romperle la ilusión. Venía retrasando esa charla hasta que un día fuimos al cine. Cuando pasaron el trailer de El gato con botas, me agarré la cabeza. Ella se dio vuelta y me dijo “¡pero mamá, esa gata habla igualito que tú!”.
En la mesa también estaba Chris Miller, que se hizo cargo del rodaje con el aval de haber codirigido Shrek 3 en tándem con Raman Hui. “Para este trabajo me pasé horas y horas viendo videos de gatos en YouTube –confesó el realizador–. Así pudimos estudiar bien cada expresión. Fíjense cómo Antonio aprendió a beber como los gatos.” Payaso, Banderas tomó agua como lo habrían hecho Chatrán, Garfield o algunas vedettes.
Así que la aventura empieza en un tiempo anterior a la relación con el ogro verde. Luchas con espadas y paseos por aldeas de ensueño conforman el paisaje. Y no deja de ser curioso que los guionistas hayan decidido despojarse completamente de la raíz francesa que tenía el gato que describió Charles Perrault en el cuento clásico, allá por las postrimerías del siglo XVII. Quizá se deba a que uno de los ejes del relato es la picardía. Y se sabe, hoy la picardía –como la sensualidad– se asocia inmediatamente a los hispanohablantes. Por eso los elegidos fueron Hayek y Banderas, dos “latinos” que probaron tener buena química desde que se conocieron en Desperado (Robert Rodríguez, 1995). “¿Ves? Soy tu amuleto de la fortuna”, le comentó Banderas a la diva.
No había sándwiches, así que a los periodistas no les quedó otra que concentrarse en la conversación. Jeffrey Katzenberg –director ejecutivo de Dreamworks– anticipó que El gato... será “la película en 3D mejor lograda que se haya visto”, y se refirió al “giro étnico” que registra la industria de la animación. “Así como en Kung Fu Panda hicimos lo posible por mostrar lo mejor de la cultura china –comparó—, acá quisimos poner a la herencia cultural hispana y latina en un pedestal. Ahí la presencia de Guillermo del Toro en nuestro equipo creativo nos ayudó muchísimo.” “¡Y hasta tú te llamas Cat-zenberg!”, bromeó la bella Hayek. Menos mal que se dedica al cine y no al stand up. Aunque quién sabe: los actores, como los gatos, suelen tener más de una vida.
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