Sáb 30.06.2012
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CINE › TAMAE GARATEGUY PRESENTA SU PELICULA POMPEYA

“Cuesta hacer cine de género”

Para su primer largo en solitario, la correalizadora de UPA! se animó con una sátira sobre el enfrentamiento entre las mafias rusa y coreana en un típico barrio porteño, pero reconoce que “no tenemos una cultura de lo que es hacer cine policial”.

› Por Oscar Ranzani

Hace cinco años, cuando se estrenó UPA!, dirigida por un colectivo de cineastas integrado por Santiago Giralt, Eva Bär, Camila Toker y Tamae Garateguy, ese grupo de directores se propuso exponer, a través de la ficción, las dificultades de hacer una película en la Argentina y cuestionar “desde adentro” –mediante el humor y la acidez– ciertos clichés del cine argentino reciente. Teñida en parte de aquella experiencia, Garateguy debuta ahora como directora solista con Pompeya, en la que nuevamente hay cine dentro del cine. Es que la trama de este film –que se estrenará el próximo jueves– presenta a Juan Garófalo, un guionista inexperto que es contratado por el cineasta Samuel Goldszer para escribir una película de gangsters ambientada en el barrio de Pompeya, donde hay una disputa entre las mafias rusa y coreana. Mientras la ficción construida por el equipo sigue por sus andariveles, la realidad parece establecer un camino paralelo a ésta. Hasta que realidad y ficción se confrontarán de un modo inesperado.

Garateguy confiesa que la idea de la película nació por el gusto que siente por las películas de mafia y, también, “un poco como un atrevimiento, con la idea de hacer una película, entre comillas, de acción, con armas y peleas”. La elección de Pompeya como escenario no solo tuvo que ver con que la directora nació y se crió allí, sino también con que era un ámbito propicio para el tipo de historia que pretendía contar. “No sé por qué las representaciones de Buenos Aires siempre tienden a los barrios del norte, Recoleta o a lugares que tienen más representaciones con carga positiva. Y Pompeya es un lugar muy arquetípico y por otro lado es el lugar donde nací. Entonces, dije: ‘Volvamos a este arquetipo cliché del barrio peligroso pero, en un punto, desconocido para la gente que no es de ahí’”, subraya la directora.

–¿Cómo fue el trabajo de adaptar ciertos elementos del género de la mafia a un escenario argentino?

–Con Diego Andrés Fleischer, el coguionista, nos reíamos porque los guionistas son como una especie de alter egos nuestros. Nos divertía pensar la idea de ese género traspolado al Buenos Aires actual. En las conversaciones que tuvimos surgió lo de los personajes de Borges que, de alguna manera, son como arquetipos más antiguos relacionados con esta zona de la ciudad. Y esos cuentos de Borges tienen mucho del género.

–¿La idea de la película es jugar con la narración de lo real y lo ficcional como mundos paralelos hasta que se terminan confrontando?

–Sí, me gusta la palabra “confrontando” para no develar mucho. Y también están en tensión, que era lo que queríamos lograr. Estos dos mundos se van tensando uno al otro, hasta que confrontan.

–Por momentos no se sabe si se está viendo Pompeya o Lost Like a Dog, la película que escriben los guionistas. ¿Buscó establecer un juego para el espectador?

–Sí. Empezamos a trabajar con Diego, el coguionista, y después con Catalina Rincón, la montajista, la idea de que el espectador no sepa dónde está, como que empiece, en algún momento, a decir: “¿Dónde estoy?”. Entonces, en un momento nos metemos más en ese mundo y no tanto con el de los guionistas. Y realmente buscamos provocar una especie de pérdida de la orientación.

–UPA! mostraba el mundo del cine de una manera irónica. En este caso, usted vuelve a mostrarlo con la incorporación de los guionistas que escriben una película. ¿Encuentra un punto de contacto entre ambas?

–Sí, porque me quedó un resabio de UPA!: el satirizar esos procesos. Y tanto en UPA! como en esta película todavía seguía muy consciente sobre cómo esos procesos se van dando, todos los subtextos y las subsituaciones que van sucediendo mientras eso va pasando. Básicamente, veo que el mundo creativo está muy idealizado: estar en ámbitos creativos es algo bueno, uno está haciendo cosas importantes. Y a mí me parece que no es tan así y me gusta desidealizar un poco los mundos y los procesos creativos.

–¿Qué diferencias tiene trabajar como directora solista en relación con su primera experiencia colectiva?

–¡Que estoy sola! (risas). No, con UPA! fue una fiesta. Imagínese: poder hacer todo en grupo, descansar en los otros, que los otros descansen en uno. En los grupos se va dando una dinámica donde todo es compartido: los éxitos, las cosas malas, los hallazgos, cuando encontrás algo que te parece interesante, o darte seguridad en algún momento de flaqueza. Entonces, se extraña un poco eso. Fue un aprendizaje decidir todo eso y estar sola en los momentos buenos cuando hay algo que gusta como en los momentos malos cuando estás inseguro o no sabés qué va a pasar.

–¿Cuán difícil es hacer cine de género en la Argentina?

–Es muy difícil porque no tenemos una cultura de lo que es hacer cine de género. Entonces, es un poco aprender mirando y probando. Y tener la confianza de mucha gente, porque no hay referentes de cómo se hace. Después, cómo quedó es otro tema, que lo va a decir la gente y la crítica. En el momento de hacerlo no tenés referentes. Sí está la gente de FX que tiene mucha información y saben. Y por supuesto que te brindan su conocimiento, pero en cuanto a lo que es la cámara, la puesta en escena o la preparación de esas escenas es muy nuevo. Más que nada hay que mirar, probar y proponer situaciones jugadas o novedosas para los actores y para la gente de cámara. Bueno, con el sonido, ni hablar. Estuvimos una eternidad con el tema del sonido, más cuando es una película con tiros, peleas, piñas, patadas, cuchilladas. Todo eso es muy específico y lleva mucho trabajo. Así que es difícil hacer cine de género en el sentido de que no tenés mucho de dónde agarrarte, pero se compensa con que hay mucho entusiasmo de hacer ese cine.

–¿Qué significó para usted que Pompeya haya ganado como Mejor Película en la Competencia Argentina del Festival de Mar del Plata 2010?

–Eso fue increíble. Los premios te permiten cierta legitimación. Entonces, realmente es algo positivo. Yo, más que como algo que te hace sentir bien, lo siento como una posibilidad de seguir por ahí con la próxima. Ganar premios abre puertas.

–¿Qué puede contar de su nuevo proyecto Mujer lobo?

–Estoy muy contenta porque sigo trabajando en la ciudad. Esta vez, el lugar es la calle Corrientes y el subte B, porque es la historia de una asesina serial que seduce hombres en el subte B, tiene sexo con ellos y los mata. Hasta que una de sus víctimas es un policía y... Pero ya la filmamos y está en posproducción.

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