Sáb 29.09.2012
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CINE › INFANCIA CLANDESTINA ES LA PRECANDIDATA ARGENTINA AL OSCAR

El largo y sinuoso camino a Hollywood

En la votación de la Academia argentina del cine, la película dirigida por Benjamín Avila se impuso por un voto a El último Elvis y será la representante local en la lucha por la estatuilla al mejor film extranjero.

› Por Oscar Ranzani

Natalia Oreiro, Teo Gutiérrez Moreno y César Troncoso, en una escena de Infancia clandestina.

La Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina realizó ayer por la mañana el escrutinio de la votación mediante la que sus miembros eligieron el largometraje que representará al país en la competencia por una plaza en la categoría Mejor Película Extranjera de los premios Oscar 2013: la ópera prima en ficción de Benjamín Avila, Infancia clandestina, fue la más votada en una elección reñida con El último Elvis, de Armando Bo, a la que le ganó por un solo voto. De los 224 miembros que tiene la institución que preside Juan José Campanella –ausente en el escrutinio porque perdió el vuelo a Buenos Aires– votaron 83: Infancia... obtuvo 19, mientras que la ópera prima del nieto del director de las películas de Isabel Sarli cosechó 18. Le siguieron Elefante blanco, de Pablo Trapero, con 14 sufragios; Dos más dos, de Diego Kaplan, con 8, y la quinta posición fue para Las acacias, de Pablo Giorgelli, con 6. Competían 105 largometrajes estrenados entre el 1º de octubre de 2011 y el 30 de septiembre de 2012. Si bien la cifra de votantes sigue siendo baja (alrededor del 37 por ciento) en relación con la cantidad de miembros que tiene la Academia, fue mayor que el año pasado, cuando de 227 que tenía la institución en 2011 votaron 69, y Aballay, el hombre sin miedo, de Fernando Spiner, resultó vencedora en aquella oportunidad, aunque luego no quedó entre las nominadas por la Academia de Hollywood.

A poco de terminado el escrutinio, Avila dialogó con Página/12. “Lo vivo con una felicidad inmensa”, confesó. Y vinculó sus sensaciones con una metáfora: “Todavía no caigo. Recién me decían que estoy como en el medio de la explosión y aturdido, con el humo, y tratando de ver algo de lo que está pasando”. Para el director del notable documental Nietos (Identidad y Memoria), lo que vivió ayer “son esas cosas que uno nunca espera que pueden pasar”. El cineasta considera que “el cine te regala estos momentos que hacen que la película pueda seguir creciendo, que es el objetivo y por lo que hemos peleado tantos años para hacerla”. Esta visión, sumada a que el de ayer se trata de un reconocimiento otorgado por los propios integrantes de la industria cinematográfica, es para Avila “un voto de mucho prestigio personal y que a uno lo reconozcan los propios colegas tiene un adicional que es muy hermoso”.

Estrenada el jueves de la semana pasada, Infancia clandestina narra dos historias de amor. Por un lado, la de Charo (Natalia Oreiro) y Daniel (el actor uruguayo César Troncoso), ambos militantes montoneros que en el marco de la “contraofensiva” deciden volver a la Argentina con su hijo Juan (el gran pequeño actorazo Teo Gutiérrez Moreno) y su beba Vicky. Y por otro, el romance de Juan con una compañera de colegio, a quien le debe ocultar su verdadera identidad y la de sus padres, en medio de la etapa más dura de la dictadura militar.

Infancia clandestina todavía tiene que atravesar diversas etapas para saber si, efectivamente, queda entre en las cinco nominadas por la Academia de Hollywood: a comienzos de enero de 2013 se conocerán los nueve largometrajes preseleccionados y el 10 de ese mes, los cinco finalistas. Entre los títulos con los que deberá competir se encuentran rivales difíciles, como Amour, del austríaco Michael Haneke, con Jean-Louis Trintignant y Emmanuelle Riva, y Cesare deve morire, de los hermanos Paolo y Vittorio Taviani, en representación de Italia.

Pero Luis Puenzo, coproductor del film a través de Historias Cinematográficas, junto a RTA Radio y Televisión Argentina (cuyo titular es Tristán Bauer) y Habitación 1520, sostiene que la ficción de Avila tiene chances de llegar a ser una de las cinco nominadas. Si se tiene en cuenta que el ganador del primer Oscar para la Argentina por La historia oficial (1986) conoce el funcionamiento de la Academia de Hollywood, puede asegurarse que se trata de una opinión autorizada. Dice Puenzo: “Yo creo que tiene buenas chances. Una, por la capacidad de contacto que tiene la película con la gente. Hay películas excelentes que, sin embargo, no se contactan con el público. En cambio, Infancia... está en un mano a mano con la gente durante las proyecciones. Y tiene que ver con el lugar donde está parado Benjamín, desde dónde cuenta. Le cuenta a otro. Y como bien sabemos, contar implica que haya dos: uno que cuenta y otro que escucha ese relato. Y Benjamín lo ha tenido muy en cuenta y con la peli ocurre que el que está en el lugar de receptor de esta historia la recibe con emoción. Creo que ésa es una cualidad básica para poder estar nominada”, considera Puenzo. Por otro lado, “tiene otras cuestiones como la frescura, la novedad de la mirada. La película trata un tema que ya ha sido tratado. Y no me refiero al cine político argentino, sino que ha sido tratado en todo el mundo y muchas veces: el cine político es un género. Y la película se incorpora a tanto cine político que se ha filmado en la historia con una mirada completamente nueva”, afirma el productor.

A esto que señala Puenzo hay que sumarle que si bien Infancia... aborda una historia que toca muy de cerca a la Argentina, el hecho de que haya sido seleccionada para prestigiosos festivales como Cannes (donde participó este año en la Quincena de los Realizadores), Toronto y San Sebastián (donde actualmente compite en la sección Horizontes Latinos, con grandes chances de ganar) permite interpretar que es una película que se puede entender en cualquier lado. “La experiencia recogida en estos festivales es que claramente la historia de Juan los atraviesa, no importa el origen. Entienden las emociones, entienden lo que es una familia, se puede entender qué es el primer amor. Hay algo que realmente lo dimensiona desde otro lugar. En ese sentido, sorpresivamente y con mucha felicidad, nos dimos cuenta, desde que ganamos Cine en Construcción el año pasado en San Sebastián hasta hoy, que la película es mucho más universal de lo que pensábamos”, confiesa Avila. Y lo ejemplifica con la experiencia de San Sebastián que vivió hace unos días, después de la proyección: “Fue tremendo, la gente estuvo siete minutos de pie aplaudiendo. Yo sentía que eso no se acababa nunca. Y después, el diálogo con los espectadores, tras la proyección, fue maravilloso. Tuvo una intensidad emocional muy alta. Y me escriben personas de España que la vieron, agradeciendo, que aún están masticando la película, que aún están discutiéndola en la mesa. En la Argentina también me pasa eso”, agrega Avila.

¿Qué significa el Oscar para Avila, cómo lo concibe? “Como todos los premios, es un reconocimiento. Son lugares a los cuales uno accede porque, justo coyunturalmente, estuvo la gente que le gustó más una película que otra. Son reconocimientos al trabajo de uno, a la película, y no tienen más que el valor en sí de saber que uno ganó ese premio. Yo creo que las películas valen todo en sí mismas. Y los premios ayudan a que el camino de la película sea más grande y que llegue a más gente que es lo que nosotros queremos”, afirma el realizador. Así y todo, el mayor reconocimiento que Avila espera que le dé su película es el de “la gente” y “el debate”. “Es una película que transita las emociones pero que propone claramente debate, no porque haya dos partes, sino porque propone una revisión de las ideas, desde dónde se miran las ideas, desde dónde se sienten. No es sólo una película emocional sino que tiene muchas aristas”, sostiene el cineasta.

La precandidatura llega en un momento propicio para Infancia clandestina, ya que apenas lleva poco más de una semana en la cartelera porteña. “Programamos un estreno atípico sólo en Gran Buenos Aires y Capital y ahora vamos a hacer la gira por el interior. Con Puenzo vamos a ir por las provincias. La semana que viene se estrena en Córdoba y en Santa Fe, después iremos a Mendoza, a Tucumán y así. Es un estreno atípico y esta precandidatura va a hacer que la gente esté más deseosa de verla, porque va a haber más medios que van a hablar. Y creo que el boca a boca (que en la primera semana fue descomunal) va a terminar apoyando a que esto crezca más”, se esperanza Avila. Su largometraje tiene motivos como para que no sea solo una ilusión.

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