Lun 07.01.2013
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CINE › THE GIRL, LA PELíCULA QUE CUENTA LA TORTUOSA RELACIóN CON TIPPI HEDREN

Alfred Hitchcock, ese genio que también fue un déspota

El film producido por la BBC2 y protagonizado por Siena Miller y Toby Jones relata la obsesión del director británico por su estrella, que lo llevó a maltratarla en la filmación de Los pájaros. Pero sus responsables dicen que no buscaron “convertirlo en un monstruo”.

› Por James Rampton *

La cámara enfoca a una hermosa mujer rubia, dormida en el césped. Se pueden ver las lívidas cicatrices en sus párpados, mejillas, cuello y manos, Cuando su hija de tres años corre alegremente y la sacude para despertarla, la mujer se sienta bruscamente y empieza a gritar y sacudir sus brazos en el aire como si estuviera tratando de quitarse de encima a una bandada de pájaros furiosos. Pájaros imaginarios. La mujer hace eso durante varios segundos, hasta caer llorando en los brazos de su hija y abrazarla tan fuerte que hace caer la gorra de la pequeña. Esto es lo que Alfred Hitchcock le hizo a Tippi Hedren.

Las películas de Hitchcock eran crueles, pero su actitud detrás de las cámaras era aún peor. En esta escena crucial de The Girl, el film producido por la BBC2, Hedren, interpretada por Sienna Miller, está reviviendo el horror de la secuencia que acaba de filmar para Los Pájaros, la profundamente inquietante película en la que Hitchcock imaginó un mundo en el que las otrora amistosas aves se convierten en aterradoras atacantes de los humanos. Para la climática secuencia de la película, en la que el personaje de Hedren es atacado en un ático por una rabiosa bandada de estorninos, el director de 62 años (interpretado por Toby Jones) le había prometido a su inquieta estrella, una naïf ex modelo que estaba haciendo su debut en un protagónico y que ya se sentía suficientemente nerviosa por una serie de encuentros aviarios previos, que solo usaría pájaros mecánicos y por un momento breve. Al llegar el momento, Hedren llegó al estudio y se encontró varias jaulas llenas de estorninos enfurecidos por el encierro; los pájaros fueron entonces encadenados al cuerpo de la actriz y agitados por integrantes del equipo de filmación no por un par de horas, sino durante cinco días completos, picoteándola sin piedad en la cara y cubriéndola de cicatrices. Durante todo ese tiempo, el director no hizo nada para aliviarla de su miedo: simplemente se quedó allí parado, mirando con aprobación mientras las cámaras capturaban la mirada de crudo terror. No eran solo los pájaros lo que desquiciaba a Hedren: era el mismo Alfred Hitchcock. Después de semejante experiencia aterradora, la actriz quedó profundamente traumatizada, y su médico le ordenó ausentarse de la filmación durante cinco días.

Entonces, ¿por qué el director, celebrado por películas clásicas como Vértigo, Intriga internacional y La ventana indiscreta, se comportó de manera tan sádica con la joven estrella de Los pájaros? The Girl (que coincide con Hitchcock, el proyecto cinematográfico protagonizado por Anthony Hopkins que se estrenará en los cines locales a fines de este mes, y que aborda la experiencia de la filmación de Psicosis) fue escrito por Gwyneth Hughes después de una serie de extensas conversaciones con la misma Hedren y miembros sobrevivientes del equipo de Hitchcock, y sugiere que la causa raíz de toda esa crueldad era... el amor. Cuando reclutó a Hedren, luego de verla en un anuncio publicitario, Hitchcock pensó que podría moldear a la mujer de 32 años como si fuera una figura de plastilina. Ignorando las advertencias de su sufriente esposa Alma (aquí interpretada por Imelda Staunton), pronto cayó rendidamente enamorado, de la cabeza a los pies, con esta intocable rubia nórdica. Cuando ella frenó en seco sus avances, la pasión del director pronto se convirtió en despecho.

Hitchcock se convirtió en el peor tipo de jefe acosador. Hizo analizar la escritura de Hedren por un grafólogo, y ordenó a sus asistentes a que la siguieran a su casa para asegurarse de que no estuviera viendo a otros hombres. En su siguiente y última colaboración, Marnie, el realizador insistió en someter a su personaje a una escena de brutal violación que él realmente pareció disfrutar. Hedren se negó a volver a trabajar con él, y como había firmado un contrato por siete años, eso significó el final de su carrera. Es una historia realmente perturbadora. De hecho, bien podría ser una de las propias obras de Hitchcock. Trauma: la película.

En su día libre, Miller se relaja, descansando de la demanda emocional que implica encarnar a la atormentada Tippi. Tumbada junto a una piscina en Cape Town (que encaja perfecto para pasar por la California de 1962), en shorts y remera, la actriz posee la misma combinación ganadora de belleza y bonhomía que tuvo su alter ego. Miller, protagonista de No todo es lo que parece, Factory girl y Alfie, viajó a California para conocer a la verdadera Hedren, una mujer que es aún brillante y preside un gran santuario para gatos. “Había escuchado que podía ser algo dura, así que no sabía qué esperar exactamente”, dice la actriz. “Pero me encontré con una persona muy cálida y natural. Y ella es tan hermosa... tiene 82 años, pero aún es delgada como un lápiz, es algo pasmoso”.

Miller, de 30 años y pareja del actor Tom Sturridge, con quien tuvo una hija llamada Marlowe en julio del año pasado, dice que aprendió mucho junto a Hedren. “Me dijo que Hitch podía ser muy gracioso a veces, y que tenía facetas de su carácter que eran maravillosas. Pero aún carga con mucho resentimiento hacia él, porque primero hizo su carrera y luego la destruyó por completo. Hitch le dio y luego le quitó”, señala, y amplía: “El tenía este ideal muy cliché de la mujer; había encontrado a esta sorprendente mujer que nunca antes había actuado, y pensó que podía moldearla a su voluntad. En su mente estaba creando a la mujer perfecta; incluso le dijo a Tippi qué lápiz labial debía usar. Al principio ella adhirió a ello, sin estar consciente de que no era algo que usualmente sucedía en un set de filmación. Y gradualmente, él empezó a estar más y más obsesionado con ella”. Después de un tiempo, agrega Miller, “Tippi ya no quería jugar más ese juego. Cuando se negó a retribuirlo y mantener obediencia a ese código moral, ella se volvió inalcanzable para él. Y por supuesto, a medida que se volvía más inalcanzable, más la deseaba él. Uno siempre quiere lo que no puede tener, especialmente alguien como Alfred Hitchcock, que no tenía ninguna autoestima. El hecho de que él amara a esta diosa que lo rechazaba confirmaba sus peores sentimientos hacia sí mismo”, explica. “Entonces resolvió hacerla sentir lo más incómoda posible: por ejemplo, murmuraba frases sumamente hirientes, pensadas especialmente para shockearla, cada vez que se la cruzaba. Le infligió un daño psicológico muy profundo.”

Quizá lo más chocante de todo sea el modo en que Hitchcock arruinó la carera de Hedren cuando esta no quiso adaptarse al traje que él quería imponerle. “El no trabajó con ella después de Marnie, pero tampoco dejó que nadie más trabajara con ella”, dice Miller. “Ella era de su propiedad, y si él no podía trabajar con ella, nadie más podría hacerlo. Para el momento en que fue liberada del contrato, después de siete años, había perdido su oportunidad. Cualquier se sentiría completamente resentida por eso”.

A pesar de todo ello, The Girl no es el típico hachazo en contrastado blanco y negro contra Hitchcock. No busca retratarlo como un monstruo sin ninguna ambigüedad; en lugar de eso, trata de iluminar el profundo daño psicológico que atormentó al director a través de toda su vida, Toby Jones, bien conocido por ponerse en la piel de personajes de la vida real en películas como Infamoe (donde fue Truman Capote), W (la película sobre George W. Bush Jr., donde fue Karl Rove) y Frost/Nixon (donde encarnó a Swifty Lazar), reflexiona que “Hitch podía verse como un monstruo ya desde su tamaño; ciertamente tenía poder, manejo y determinación, una estridente, gran personalidad. Es comprensible que cuando uno ve las cosas que hizo y las considera en el clima de comienzos del siglo XXI se sienta tentado tienda a censurarlo sin más”.

El actor de 46 años, que tiene dos jóvenes hijas con su pareja, una abogada criminalista llamada Karen, debió afrontar una agotadora agenda de cuatro horas de maquillaje en cada jornada de filmación para replicar el aspecto de Hitchcock, con su cabeza calva y su papada. “La gente no es tan unidimensional”, agrega. “No llegamos a una conclusión terminante sobre Hitchcock, y además, ¿de cuánta gente podemos decir ‘Oh, él es absolutamente un buen tipo’, o ‘es absolutamente un mal tipo’? Al final, todos tuvieron sentimientos encontrados sobre él. Si esta película abre a debate la personalidad de Hitchock, eso sería realmente interesante.”

Hughes coincide en que no se trata de condenar al director sin más. “Escribir el guión para esta película incrementó mi simpatía por él. Soy una gran fanática de Hitchcock, amo su trabajo”, dice la escritora. “De ninguna manera quise convertirlo en un monstruo. Hitch estaba sexualmente obsesionado con Tippi. Pero al mismo tiempo era impotente, le aterraba el sexo y estaba consumido por cierta repulsión hacia su propio cuerpo. El era un triste hombre viejo que estaba muy lejos de poder llegar a algo con Tippi. El rechazo fue algo que lo molestó mucho. El realmente la amaba, y es terrible amar a alguien que no te corresponde. El se comportó muy, muy mal, pero hay que ver su miseria, qué fue lo que lo llevó a esa actitud. Desafío a cualquiera que vea esta película a que no termine sintiendo algo por él.”

Quizá quien se ponga en el lugar del personaje que interpreta Staunton tenga una visión menos empática con el director. “Alma fue muy tolerante. Ella fue muy maternal con Hitchcock, porque él era como un nene. Era un maldito idiota con Tippi”, señala la actriz. “Quizá los que lo rodeaban deberían haberle dicho ‘Hacé la maldita película y andate a tu casa’. Pero él tenía fantasías, delirios. La gente dice que era vulnerable, pero me parece una manera muy melosa de verlo. El solo necesitaba crecer. Puede sonar antipático, pero esa es la visión más realista. Claro que, de haber crecido, no hubiera sido un director tan brillante. Sus muchos defectos contribuyeron a que fuera el enorme director que fue.”

Y finalmente, ¿se comportan hoy los directores de un modo tan dictatorial? Miller es terminante, en un tono que no admite dudas. “¡No! Hitch era muy controlador. Pero un equipo de filmación hoy no permitiría que se saliera con la suya y sucedieran esas cosas. Si hoy en día un director se comportara de esa forma, sin dudas habría un juicio por acoso sexual.” Staunton piensa lo mismo. “Los actores somos como chicos. Todo lo que tenés que hacer es alimentarnos y darnos coraje, y estaremos bien. Ese ánimo de controlarlo todo se ha ido. Ningún director nos trata mal, ya no. De hecho, deberían poner eso en los créditos finales de The Girl: ‘Ningún actor fue dañado en la realización de esta película’.”

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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