CINE › KARTUN, EL AñO DE SALOMé, DOCUMENTAL SOBRE EL DRAMATURGO Y DIRECTOR TEATRAL
Los directores Mónica Salerno y Hugo Crexell eludieron la biopic y el homenaje. En el film se funden vida y obra de Kartun.
› Por María Daniela Yaccar
Bello personaje Mauricio Kartun para dedicarle un documental. Y no sólo por las cualidades del hombre en lo suyo y por su carácter de referente, que de por sí justifican la aparición de Kartun, el año de Salomé. El director y dramaturgo merecía un film porque deja tela para cortar tanto a nivel dramático como visual: por su manera pintoresca y por momentos guasa de hablar, aunque esté haciendo teoría teatral; por los paisajes que frecuenta, como su casa de Cariló, donde se dedica a las “giladas” de la jardinería; y por las exóticas manías que no puede dejar, como el archivo de fotos viejas que obtiene en ferias. El documental, producido por la periodista Virginia Lauricella y dirigido por Mónica Salerno y Hugo Crexell, se estrena hoy en el Centro Cultural de la Cooperación (avenida Corrientes 1543), a las 19, y estará en cartelera durante todo el mes.
“También su relación con la identidad argentina fue importante para el documental”, agrega Lauricella. Vida y obra de Kartun se cruzan en Kartun, el año de Salomé, y no se entiende bien dónde se produce el cruce, porque pareciera que son la misma cosa. El documental se llama así porque muestra las distintas etapas de Salomé de chacra, obra que el director estrenó en el San Martín dos años atrás y cuyo título se le ocurrió al confundir la inscripción de una chapa de un ranchito cordobés. Kartun contó la historia varias veces: había una señora que vendía salame de chacra, pero, en lugar de eso, él leyó “Salomé”. Ese simple error le despertó un imaginario. Y así es como trasladó la historia bíblica de Salomé a la pampa local. La cuestión es que, aunque el documental se llama así a propósito de ese espectáculo, es más que el registro del proceso que abarca desde los primeros ensayos hasta el estreno.
Salomé de chacra es el hilo conductor, “la cronología” –según Crexell–, el ejemplo de cómo funciona la maquinaria creativa que es Kartun. Las cámaras lo siguen en otros momentos, y así dejan ver quién es, qué piensa, cómo vive y crea el maestro, que por supuesto da también instrucciones reveladoras para los hacedores de teatro. No por nada el documental comienza con Kartun en Cariló, en bermudas Pampero y sandalias, caminando por una alfombra verde de pasto, probando formas con piedras y cortando ramas, mientras lanza algunos conceptos teatrales-existenciales. En la costa se refugia el dramaturgo cuando quiere detenerse. “Entro en estado sagrado de inutilidad”, confiesa. “Kartun, el año de Salomé es el relato de cómo fue creciendo Salomé de chacra, pero también incluye aquellos ‘emprendimientos inútiles’ que no son productivos en el sentido capitalista, aunque tienen una importancia clave en el proceso de un escritor”, explica Crexell.
Las imágenes de los ensayos en los que trabajó junto a Lorena Vega, Stella Galazzi, Osqui Gusmán y Manuel Vicente se intercalan con su cotidianidad: en la ciudad se lo ve recibiendo libros de una biblioteca, celebrando que le cayó un ejemplar que tuvo en su casa Rodolfo Puiggrós; caminando un sábado por Chacarita comprando fotos antiguas y luego analizándolas minuciosamente; se lo ve también dando clases, guardando semillas, explicando cuáles son... Y en el medio de esas imágenes de una vida común pero no normal –pues la mayoría de los mortales está en la matrix–, Kartun cuenta detalles de su biografía. Por ejemplo, que trabajó en el Mercado del Abasto durante una década, que repitió tres años de la secundaria, que descubrió el placer de contar gracias a Abelardo Castillo. Es Kartun quien se cuenta a sí mismo. Nadie habla por él. ¿Es esto una biopic? ¿Es un homenaje? “No”, responden los directores. A ellos les interesaba reflejar más la obra que la vida, pero la unión era tan fuerte que no pudieron pasarla por alto.
La ideóloga de este proyecto fue Lauricella. Salerno, que es dramaturga, fue alumna de Kartun, así que el personaje les era accesible. La primera intención de la periodista fue hacer varios programas con autores de teatro para la Televisión Digital Abierta. Pero el proyecto no fue seleccionado. Cuando tuvieron que elegir uno para hacer un documental, tanto las dos mujeres como Crexell se quedaron con Kartun. El film, de Pequeña Productora, cuenta con apoyo del Incaa.
“Cuando vi El niño argentino sentí que estaba viendo por primera vez una obra de teatro”, dice Lauricella. “Me encanta su método, esa lucidez que tiene para convertir elementos desechados en otra cosa y armar una red de sentido.” Crexell coincide: “Es un gran entusiasmador. Hace que cualquier detalle de la vida sea material para la escritura. Eso es inspirador”. Y agrega que también le pareció “motivadora” la historia del dramaturgo, que empezó a vivir de la escritura pasados los treinta. Salerno quedó fascinada a medida que iba descubriendo al personaje, en cada entrevista. Uno imagina que un escritor está todo el día en su escritorio, y no es así. No hay muchos documentales sobre dramaturgos ni procesos creativos. Nos impactó su fuerza de voluntad. Y cómo juega todo el tiempo”, sostuvo.
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