Martes, 14 de enero de 2014 | Hoy
CINE › / TELEVISION > LO QUE DEJó LA 71ª ENTREGA DE LOS GLOBO DE ORO
Los premios en cine a 12 años de esclavitud, Escándalo americano y Blue Jasmine, y en televisión, a Breaking Bad, Brooklyn Nine-Nine y Behind the Candelabra, dejaron la sensación de una búsqueda de equilibrio que no suele darse en los de la Academia.
Por Federico Lisica
“Gracias cabrón. ¡Ay güey!” La frase que Alfonso Cuarón le soltó a Ben Affleck cuando recibía su premio como Mejor director por Gravedad le imprimió una cuota de latinidad a la 71º entrega de los Globo de Oro. Y así, la ceremonia realizada en la noche del domingo por la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood (APEH) pareció ampliar aun más su repertorio. Porque además de los premios a lo más destacado en materia audiovisual de la televisión, el cine, y ahora Internet, producido en Estados Unidos, lo que se palpa en esta premiación es un espíritu bastante relajado, con los nominados haciendo bromas a cámara, bebiendo y lanzando chascarrillos desde el estrado. Más allá del estricto guión de una transmisión que se ve en más de 160 países y se estima tuvo una audiencia global de 250 millones de espectadores (en la Argentina se pudo ver en directo por la señal TNT).
En lo referente a la industria del cine, es difícil elegir un gran ganador de la noche, ya que realmente no lo hubo. A la hora de definir, los electores fueron bastante salomónicos y otorgaron premios a casi todas las producciones nominadas en sus 14 categorías. Incluso los que en la previa aparecían como grandes contendientes, 12 años de esclavitud y Escándalo americano, con sus siete nominaciones por parte, sólo obtuvieron uno y tres Globos de Oro respectivamente. Decisiones que vienen a complicar a los pronosticadores del Oscar, que suelen mirar esta entrega como un termómetro previo, pero al final de la noche se quedaron con más dudas que certezas.
Menudo consuelo recibió el británico Steve McQueen (que no se parece en nada al actor del mismo nombre fallecido en 1980), que ganó el premio de Mejor película dramática cuando se avecinaba el ocaso de la fiesta y nadie, ni siquiera él mismo, esperaba que se alzara con una de las principales estatuillas. La historia sobre un esclavo sureño de mediados del siglo XIX podría levantar el handicap en la próxima entrega de los premios de la Academia (este jueves 16 se conocerán las nominadas, también con transmisión de TNT), que suele ser más afín a este tipo de tópicos. Aunque en este caso se trate de una cinta que se aleja del revisionismo clásico y, según se apuntó este domingo en Página/12, ha sido reverenciada por la crítica más que por las boleterías. Lo mismo puede aplicarse a Escándalo americano, la película de David O. Russell que, seguramente, tendrá reservada varias postulaciones por su policial, algo retro y de interiores, al que lo distingue un gran elenco. De hecho, el último domingo no fue mencionado el nombre del director de El lado luminoso de la vida y El luchador, tras abrirse los sobres. Su película ganó en el apartado Mejor comedia o musical, y en los roles reservados para sus actrices en los roles protagónicos y secundarios. Amy Adams –todo estaba entre ella y Meryl
Streep– y la lozana Jennifer Lawrence, que a los 23 años con un segundo premio tras el de 2012 confirma que es una dilecta de la casa... y de la taquilla, según se comprueba en las cifras de recaudación de la franquicia Los juegos del hambre (su segunda parte acaba de superar a Iron Man 3 como la película más vista de 2013 en Estados Unidos).
La otra película que se llevó más de un premio en la noche fue Dallas Buyers Club. Matthew McConaughey y Jared Leto ganaron sus ternas con interpretaciones que implicaron drásticos cambios físicos dentro de una historia basada en un caso real y muy sensible a Hollywood. Un cowboy (McConaughey) con VIH organiza una red de tráfico ilegal de medicamentos para ayudar otros enfermos como él; su mano derecha es la travesti interpretada por el también cantante de la agrupación 30 Seconds to Mars. Aunque los Globo de Oro y el Oscar tengan votantes distintos, sería muy extraño que el dueto dirigido por Jean-Marc Vallée en esta película no obtenga nominaciones para la entrega del 2 de marzo.
Las únicas películas con más de una postulación y que no obtuvieron premio alguno fueron Nebraska, Capitán Phillips, Philomena, Rush e Inside Llewyn Davis, esta última de los siempre pródigos hermanos Coen, que retrataron la escena folk de la Nueva York de comienzos de los ’60. En el resto de las categorías, la APEH fue lo bastante ecuánime –y poco generosa– como para entregar no más de un Globo de Oro a cada película. Además de las ya mencionadas por 12 años de esclavitud y el de Alfonso Cuarón, el otrora realizador de videoclips Spike Jonze obtuvo su premio por Mejor guión (Entre sus manos); Leonardo DiCaprio por su protagónico en la desquiciada El lobo de Wall
Street, de Martin Scorsese, y Cate Blanchett –en otro premio cantado– por su exquisita interpretación de una refinada bipolar en Blue Jasmine de Woody Allen.
Hablando del director neoyorquino, promediando la velada se dio uno de ese momentos que gustan a los revisionistas y fue cuando se le entregó el premio Cecil B. DeMille al director de Bananas, Manhattan y Zelig, entre tantísimas gemas justamente por su trayectoria. Tras la emisión de un clip con gran parte de su trabajo, la que apareció en las tablas fue Diane Keaton. Empilchada a lo Annie Hall, la actriz dio un sentido discurso y terminó cantando con un hilo de voz como lo hacía su entrañable personaje 36 años atrás.
En cuanto al espíritu lúdico de la fiesta, nuevamente se destacaron las conductoras Tina Fey y Amy Poehler. La primera fue lo bastante sarcástica al presentar a Leonardo DiCaprio y darle “la bienvenida como la vagina de una supermodelo”. La otra dejó que Bono, cantante de U2 (que obtuvieron un premio por su canción para la película sobre Nelson Mandela), le diera masajes en los hombros antes de recibir su propio premio por su papel en la comedia Parks and Recreation. También fueron rápidas para salirse del libreto. Tras el cuanto menos extraño discurso de Jacqueline Bisset, recogieron el guante: “Dios, odio estar aquí –bromeó Poehler–, Jacqueline Bisset estaba en el backstage aburriéndome”. Pero ellas dos no merecieron llevarse todo el crédito. Mención especial para Julia Louis-Dreyfus, que tenía dos nominaciones (una por su papel en la comedia televisiva Veep y el otro en la comedia dramática Una segunda oportunidad) pero no pudo festejar. Más allá de esto, la ex Elaine en Seinfeld, tuvo apariciones geniales desde su mesa, en una comiéndose un pancho y en la otra cual diva con anteojos negros fumando un cigarrillo electrónico. El bronce de humor quedó para Emma Thompson, que presentó una categoría descalza, tacos en mano y jugando a estar borracha. Lo mismo para Cate Blanchett, quien mientras agradecía por su premio no supo decir cuántos vodkas se había tomado en la noche. “Muchos”, sugirió.
“Creo que en Estados Unidos estamos viendo distintas formas de atraer a la audiencia desde el cine, puede que sientan un desafío por el salto de calidad que hay en la televisión, y eso es bueno: si la televisión mejora, toda la industria lo va a hacer”, le había dicho Barry Adelman, productor de los premios, a Página/12. Con gran presencia de las figuras de la pantalla chica, en los Globos de Oro pudo verse a todo el equipo de Breaking Bad, reunido acaso por última vez. Bryan Cranston en su quinta nominación (tres anteriores por su Walter White/Heisenberg y una por su papel en Malcolm in the Middle) finalmente consiguió su merecida estatuilla: “Esta es una hermosa manera de decirle adiós a un programa que ha significado tanto para mí”, dijo el actor sobre la creación de Vince Gilligan, a la que tanto al público como a la industria le cuesta dar la última palada de tierra encima.
Sorpresivamente, la comedia Brooklyn Nine-Nine (aún inédita en la pantalla argentina) venció en las dos categorías en las que competía y se transformó en una de las grandes ganadoras de la función. El ex Saturday Night Live, Andy Samberg, interpreta a un detective en esta serie que parece tomarse en sorna, pero con buen timing, al género policial. Una de las que puso subir a festejar fue la actriz Stephanie Beatriz, una neuquina que desde muy pequeña vive en Estados Unidos y actúa en la ficción. Otra producción que festejó por partida doble fue Behind the Candelabra, película para televisión sobre Liberace. Dirigida por Steven Soderbergh, el telefilm (basado en las memorias de Steven Scott Thorson, interpretado por Matt Damon) narra la historia de amor del pianista con su asistente. Ganó en Mejor miniserie o película para televisión y Michael Douglas por su interpretación del excéntrico músico.
Había mucha expectativa por lo que podía suceder con House of Cards, entrega que sólo puede verse por Netflix y llegaba con tres nominaciones. En este cambio de tendencia podría sumarse la nominación de Jason Bateman por su actuación en la serie Arrested Development “colgada” en la misma plataforma digital. Un aura de cambio y constatación de que producciones audiovisuales generadas, distribuidas y consumidas por Internet, compiten y son reconocidas a la par de la televisión. Es cierto que sólo pudo cantar victoria Robin Wright, pero no dejó de sonar extraño y novedoso el agradecimiento a Netflix en su discurso. ¿Por qué debería serlo, en todo caso? Si al fin de cuentas el drama político está producido por un hijo propio del séptimo arte como David Fincher, allí actúan figuras que van del cine a la tevé –y viceversa–, y se la proyecta y disfruta desde una pantalla cada vez más pequeña y maleable.
Las siguientes son las diez películas con mayor asistencia a las salas del 9 al 12 de enero de 2014:
1 Frozen: una aventura congelada 250.624 | |
2 47 Ronin: La leyenda del Samurái | 92.614 |
3 Actividad paranormal | 67.819 |
4 El lobo de Wall Street | 58.100 |
5 Caminando con dinosaurios | 58.024 |
6 La increíble vida de Walter Mitty | 45.088 |
7 Ultimo viaje a Las Vegas | 28.591 |
8 El Hobbit: la desolación de Smaug | 28.494 |
9 Los bañeros mas locos del mundo | 17.349 |
10 Entre sus manos | 8739 |
Total: | 655.442 |
Fuente: Rentrak EDI Argentina.
El hijo de Woody Allen y Mia Farrow, Ronan Farrow, calentó ayer las redes sociales al criticar el tributo al cineasta en la gala de los Globo de Oro, y recordar los presuntos abusos cometidos por el director sobre una de las hijas adoptadas por su pareja en la década de 1990.
“Me perdí el tributo a Woody Allen. ¿Pusieron la parte en la que una mujer públicamente confirmó que había abusado de ella a los 7 años, antes o después de Annie Hall?”, publicó Ronan Farrow, de 26 años, en su cuenta de Twitter. Farrow se refería a su hermana adoptada, Dylan, quien acusó al director de Manhattan de haberla tocado de manera inapropiada a los 7 años de edad, a comienzos de la década de 1990. Aunque los cargos fueron posteriormente retirados ante un tribunal, Dylan, que cambió su nombre, reiteró la acusación en octubre en una entrevista publicada por la revista Vanity Fair.
Como es habitual, Woody Allen, de 78 años, no viajó a Los Angeles para la ceremonia de los Globo de Oro. El premio honorífico Cecil B. DeMille a su trayectoria fue recibido en nombre de Allen por la actriz Diane Keaton, protagonista de Annie Hall, entre otras películas. Pero no sólo Ronan Farrow se mostró molesto con el tributo a Allen: también su madre, la actriz Mia Farrow, se refirió al homenaje, si bien de manera más velada. “Es hora de agarrar un helado y cambiar de canal a (la serie) GIRLS”, indicó Farrow, de 68 años, en la misma red social.
Ronan, que en las próximas semanas estrenará su propio programa de televisión en la cadena Msnbc, es el único hijo biológico de Allen y Farrow. Farrow, que ha adoptado varios hijos, dejó a Allen en 1992 tras más de una década de relación, en cuanto descubrió que el director de Si la cosa funciona y Match Point tenía una relación con Soon-Yi Previn, una de las hijas adoptadas previamente por la actriz.
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