Mié 12.02.2014
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CINE › A LOS 85 AñOS, MURIó LA ACTRIZ ESTADOUNIDENSE SHIRLEY TEMPLE

La niña de los rizos de oro

Marcó una época en Hollywood y rodó cuarenta y tres películas, en las que expuso su cara angelical y su habilidad para cantar, bailar y actuar. Se retiró del cine en 1950, cuando tenía 22 años. Incursionó en la política y fue representante diplomática de los Estados Unidos.

Icono infantil indiscutido de la época dorada del cine estadounidense y precursora de otras niñas brillantes que, a diferencia de ella, lograron consolidar también una carrera artística en el cine durante su adultez, como Elizabeth Taylor y Judy Garland, Shirley Temple fue “la niña prodigio de Hollywood”. El lunes, rodeada de su familia, amigos y personal de enfermería, murió a los 85 años, por causas naturales. Con su muerte, se apaga su estrella en el mundo artístico, pero queda para la posteridad el trabajo que supo cimentar esta querida “niña de los rizos de oro”. Así lo certifican las 43 películas en las que puso su cara angelical, sobre todo las que protagonizó en su infancia ya que, a pesar de su habilidad para cantar, bailar y actuar, le resultó imposible sostener una carrera en su etapa adulta, a tal punto que se retiró del cine en 1950, a los 22 años.

Shirley Temple nació el 23 de abril de 1928 en Santa Mónica, California, en el seno de una familia de clase media. Sus padres supieron ver desde temprana edad sus dotes para la actuación y la estimularon para estudiar desde muy pequeña. Con tan solo tres años fue elegida para hacer bolos en algunos cortometrajes. Desde allí comenzó su ascenso imparable a las altas ligas: la Fox la contrató y Temple se convirtió en una pequeña estrella que lograba, gracias a su talento, llenar las plateas de los cines y aumentar las arcas de la compañía. Tal fue el fenómeno que causaba la niña en los largometrajes que la Fox llegó a falsificar su partida de nacimiento quitándole un año en ese documento para mantenerla más tiempo en la infancia. Trabajó para la Paramount con resultados también exitosos. Tenía sólo cinco años. Temple deslumbraba por su capacidad para memorizar frases y su habilidad para los pasos de baile. Y pronto se ganó, además de la aprobación del público, el elogio de la crítica. El suceso que generaba era tal que hasta llegaron a fabricarse juguetes y muñecas con su imagen. “Mi niñez terminó a los cinco años, cuando fui a ver a Papá Noel a un centro comercial y me preguntó si podía darle un autógrafo”, confesó la actriz en una oportunidad.

No la encasillaron en un solo rubro y gracias a la versatilidad demostrada, Shirley Temple trabajó tanto en papeles dramáticos como en cómicos. Fue dirigida por importantes directores, como John Ford, David Butler y Walter Lang. Y algunos de sus compañeros de reparto fueron Carole Lombard, Lionel Barrymore, Gary Cooper y Adolphe Menjou, entre muchos otros. Temple brilló en producciones rodadas en la década del ’30, entre las que se destacan Bright eyes (1934), Stand up and cheer (1934), The Little Colonel (1935) y The Little Princess (1939). Ese fue su período de mayor plenitud que permitió devolverle al público estadounidense la sonrisa perdida como consecuencia de la Gran Depresión, una de las mayores crisis económicas del siglo XX, originada en Estados Unidos. En 1934, con tan solo seis años, recibió un Oscar de la Academia de Hollywood por su contribución a la difusión del cine como entretenimiento. Y marcó un record que todavía no ha sido superado: el de la actriz más joven en recibir la estatuilla dorada. Ya en la década del ’40 protagonizó películas junto a actores como Randolph Scott, Jimmy Durante, Ginger Rogers, Joseph Cotten y Cary Grant, en las que encarnaba personajes adolescentes. Uno de los films más recordados de esta etapa es Fuerte Apache (1948), de John Ford, con Henry Fonda y John Wayne.

Con los años decidió volcarse a la política. En 1967 se presentó, sin resultados positivos, a las elecciones a la Cámara de los Representantes como candidata por un distrito de California, pero Richard Nixon sí la tuvo en cuenta y la nombró para integrar la delegación de Estados Unidos ante Naciones Unidas. Ya había dejado de ser la cándida Shirley Temple y, tomando el apellido de su segundo marido –el político y empresario Charles A. Black–, pasó a ser la férrea conservadora Shirley Temple Black. Reconocía que su pasado como estrella era siempre una buena manera de empezar un trato diplomático. “Me veían como una amiga, que es lo que era”, aseguraba. Así ejerció, desde 1974, el cargo de embajadora de los Estados Unidos en Ghana, hasta 1976. Y en 1989, George Bush (padre) la designó embajadora de su país en la vieja Checoslovaquia, cargo que ejerció hasta 1992.

Además del cine y la política, su tercera batalla fue la salud. En 1972 le fue extirpado un pecho y, desde entonces, se erigió como apoyo moral para todas las mujeres en su misma situación. También fue fundadora de una Federación Internacional para combatir la esclerosis, y en 1988 publicó el primer volumen de su autobiografía, titulado Child Star. “La recordaremos por una vida de destacables logros como actriz y diplomática y como amada madre, abuela y bisabuela”, expresaron sus familiares en un comunicado.

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