Domingo, 6 de julio de 2014 | Hoy
CINE › ALBERTO MASLIAH Y LAS IDEAS DETRAS DE SU PELICULA EL ULTIMO QUILOMBO
El realizador se propuso echar luz sobre la inmigración africana en Santiago del Estero: “A partir de la vuelta de la democracia se empezó a reivindicar la africanidad en la Argentina”.
Por Oscar Ranzani
El término “quilombo” suele estar asociado a una situación de mucho lío o como sinónimo de burdel. Sin embargo, durante los siglos XVII y XVIII, los esclavos que se liberaban en América latina formaron comunidades libres políticamente organizadas llamadas precisamente “quilombo”. Esa es la definición con la que se tienen que quedar los espectadores que vayan a ver el nuevo documental de Alberto Masliah, que tuvo su estreno no comercial ayer en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti (ex ESMA, Av. del Libertador 8151). En El último quilombo, el director del documental Negro Che vuelve a posar su mirada sobre los afrodescendientes en la Argentina, pero en este caso en los habitantes del pueblo San Félix, de Santiago del Estero, quienes cuentan su historia ancestral a cámara como una manera de resistir el olvido y el estado de abandono en que se encuentra su cultura. El proyecto tuvo su génesis cuando Masliah estaba terminando Negro Che, que enfocaba en la comunidad caboverdiana de Buenos Aires. “Esta película surgió por la sugerencia de Miriam Gomes, una referente de los afrodescendientes porteños y una de las protagonistas de Negro Che. Ella me contó de la existencia de un pueblito en Santiago del Estero, llamado San Félix, que fue fundado por una pareja de negros liberados y todos sus pobladores son descendientes de esa pareja”, cuenta Masliah a Página/12, sobre el núcleo de El último quilombo, que se verá los sábados 12 y 19 de julio a las 18 en el Conti, con entrada gratuita.
–¿E punto de contacto entre El último quilombo y Negro Che tes el rescate de los afrodescendientes en la Argentina?
–Exactamente, esa es la línea que sigue. Como Negro Che era la cuestión de los afrodescendientes porteños, por ponerles un nombre, en este nuevo documental busqué algo que tuviera que ver con la africanidad en Santiago del Estero. Y San Félix es un pueblito de monte, y le da además un tono distinto porque estamos hablando de un tipo de vida que lamentablemente escasea en la Argentina. Lamentablemente, estos pueblitos están desapareciendo.
–En Negro Che se preguntaba si hay negros en la Argentina. En El último quilombo lo ratifica y también denuncia el modo de invisibilización al que están sometidos.
–Fíjese que Santiago del Estero es la provincia que tuvo mayor cantidad de componente africano de la Argentina. En el siglo XIX, el 70 por ciento de los habitantes de Santiago del Estero eran afrodescendientes. Y, sin embargo, uno va a Santiago, habla del tema y se sorprenden. Y más cuando uno nombra a San Félix, cuyo origen es aun más desconocido. Así que imagínese cómo funcionó la invisibilización de la africanidad en la Argentina que en la misma provincia que, en algún momento, tuvo la mayor cantidad de afrodescendientes, se sorprenden cuando se les habla del tema.
–¿Cómo fue el surgimiento del pueblito y cómo nació la comunidad allí?
–Muy cerca del pueblo pasa lo que se llamaba el Camino Real, que era el camino que conectaba en la época de la Colonia a Buenos Aires con el Alto Perú. Era un camino comercial muy importante. Había postas para que los que iban a caballo descansaran por la noche, y que también pudieran descansar los caballos y recibir alimentación. Me dijeron que en ese lugar había un terrateniente que tenía una estancia enorme (las de esa época eran gigantescas). La estancia se llamaba Uturungo. Como el camino pasaba por adentro de su propiedad, el hombre puso una posta y utilizaba a sus esclavos como servicio para la posta y para cuidarla. En esa familia hubo algún motivo por el cual a fines del siglo XIX empezaron a liberar esclavos. Y a una pareja de esclavos les regalaron una porción de tierra, que era una legua cuadrada en el medio de la propiedad. En realidad, la idea era bien clara: también era esclavista, ya que los liberaba pero les daba tierras en el medio de la propiedad y no podían salir de ahí. Entonces, la producción de esa gente igual iba a ser del que era su dueño. Así nació el pueblito en esa legua cuadrada que, en realidad, no se llamaba San Félix sino El Rosario.
–¿Y los testimonios de los actuales pobladores funcionan como una correa de transmisión oral de la memoria?
–Sí, pero evidentemente hubo lagunas en esta historia, porque por mucho tiempo la historia era ocultada. No era muy contada. De hecho, cuando hablaba con los habitantes de San Félix, algunos mencionaban la parte española de su familia. No hablaban de la parte afro porque ese pueblo, como toda la Argentina, recibió influencias de todos lados. De hecho, si alguien va a San Félix no ve fenotípicamente negros. Va a ver afrodescendientes blancos. Y la parte afro fue bastante olvidada por un tiempo hasta que a partir de la vuelta de la democracia se empezó a reivindicar toda la cuestión de la africanidad en la Argentina de a poquito, y esto llegó a San Félix. Y hoy sí, se reivindican como un pueblo afrodescendiente.
–¿Las historias que relatan tienen el objetivo de echar luz sobre el desconocimiento?
–Hoy en día sí, claramente. Ellos cuentan la historia de San Félix y de los pueblitos de alrededor que también fueron fundados por negros esclavizados que fueron liberados, a los que les dieron una porción de tierra cada vez más chica. Ellos la cuentan a viva voz y tiene que ver con la reivindicación y la visibilización de la africanidad en la Argentina y en Santiago del Estero.
–El documental aborda también el problema que tienen con las tierras. ¿Cómo está en la actualidad ese litigio?
–Por suerte hoy está mucho mejor y más solucionado, porque la provincia tomó cartas en el asunto y ayudó a los pobladores a no correr riesgos graves. Igual, hasta donde sé, todavía había problemas con las escrituras porque esas tierras que fueron donadas por aquel dueño de esa estancia nunca fueron escrituradas. Y ése es un problema grave porque esas tierras en algunos lados aparecen como fiscales, en otros aparecen como propiedad de alguna familia que logró escriturar, a veces aparecen como de alguien que no se sabe cómo están escrituradas a su nombre. Pero la verdad es que uno va ahí y entiende que esa gente está hace cincuenta años en esas casas, en ese territorio, cultivándolo, teniendo animales. Todo es discutible, pero está claro que el derecho de pertenencia es de ellos.
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