CINE › MADRES PERFECTAS, DE ANNE FONTAINE, CON NAOMI WATTS Y ROBIN WRIGHT
› Por Ezequiel Boetti
Tienen poco de perfectas las dos madres de Adore, la primera película hablada en inglés de Anne Fontaine, la directora de Nathalie X (2004), Coco antes de Chanel (2009) o Mi peor pesadilla (2011), entre las varias de sus obras francesas estrenadas en la cartelera argentina. O quizá sí sean madres ejemplares, pero difícilmente buenas amigas. Vinculadas desde la más tierna infancia y con varias picardías en común durante la adolescencia, tal como ilustra la escena inicial, ambas han cimentado un grado de complicidad y entendimiento suficientemente sólido como para compartir gran parte de vida. Incluidos sus hijos. Pero aquello que mientras los chicos eran retoños se traducía en cariño, acompañamiento y enseñanza, con los años devino en la más lisa y llana calentura. Calentura que está muy lejos de la germinación de un deseo. Al fin y al cabo, la superficialidad del asunto y un desarrollo más preocupado por el avance narrativo (hay al menos cinco grandes saltos temporales) antes que en la profundización de las artistas emocionales de sus protagonistas hacen de Madres perfectas una mera fábula sobre la búsqueda del placer.
Basada en la novela The Grandmothers, de la británica Doris Lessing, y estrenada en la Competencia Oficial de Sundance del año pasado, la película de Fontaine, coguionista junto al cotizado Christopher Hampton, marca su premisa a los diez, quince minutos de metraje. Y lo hace de forma unívoca y evidente, cuestión de quitarle a lo que vendrá cualquier interpretación contraria a la propuesta. Esto ocurre cuando las dos mujeres del título, una viuda desde hace una década (Naomi Watts) y la otra apresada en un matrimonio desgastado (Robin Wright), observan a los “nenes” ahora devenidos en muchachotes torneados mientras surfean las olas australianas. “Son hermosos, como dioses jóvenes”, coinciden. ¿Lo que vendrá?: cada una de ellas acostándose con el hijo de la otra. Bañada en tonalidades claras acordes con el paisaje costero idílico en el que trascurre la acción, Madres perfectas entrega una de las líneas más estúpidas del año: “Cruzamos una línea”, dirá una de ellas ante los cuestionamientos de la otra, como si algún espectador no se hubiera dado cuenta de que la situación difícilmente encuadre en los parámetros de la normalidad.
¿Deseo incubado durante años? ¿Envidia recíproca? ¿Miedo a la soledad? ¿Temor al paso de los años? Nada de eso. O quizá sí, pero lo cierto es que el film jamás indaga en las motivaciones y potenciales insatisfacciones personales que empujan al cuarteto a tirar por la borda el vínculo ya construido. En cambio, elige un camino menos rugoso y conceptualmente más tibio como es el retrato de los hechos sin jamás poner nada en tensión.
Adore,
Gran Bretaña/Australia, 2013
Dirección: Anne Fontaine.
Guión: Christopher Hampton y Anne Fontaine, sobre la novela The Grandmothers, de Doris Lessing.
Duración: 112 minutos.
Intérpretes: Naomi Watts, Robin Wright, Xavier Samuel, James Frecheville.
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