CINE › EL EXAMEN LLEGA CINCO AñOS DESPUéS DE SU ESTRENO ORIGINAL
› Por Ezequiel Boetti
El estreno aquí y ahora de El examen es un auténtico misterio. Al fin y al cabo, la ópera prima de Stuart Hazeldine empezó su recorrido en el Festival de Ediburgo de... 2009 –cinco años, una eternidad en la era del Torrent– para lanzarse con el correr de los meses posteriores directamente en DVD en la mayoría de los mercados. Decisión por demás lógica, ya que su premisa inicial, el carácter opresivo y simplón de su puesta en escena, las metáforas obvias del mundo capitalista y un guión al servicio de la entrega de información en dosis tan calculadas como regulares encuentran su principal filiación en esos pequeños fenómenos que de tanto en tanto se dan en productos editados en formato hogareño.
El examen empieza como El cubo. Esto es, con un grupo de cuatro hombres y cuatro mujeres encerrados en un cuarto. Claro que aquí, a diferencia de aquel film de Vincenzo Natali, ellos llegaron por decisión propia y como parte de una serie de pruebas para la selección de un nuevo empleado de una poderosa empresa cuyo rubro es desconocido por todos. Ubicados en un ambiente grisáceo y ominoso más propio de la cárcel de máxima seguridad de Escape imposible que de la frialdad apolínea de una de las oficinas de Laurent Cantet, los ocho deben contestar una pregunta en 80 minutos, respetando una serie de reglas básicas: no intentar salir, no hablarle al guardia ni romper el papel con las indicaciones. Claro que si todo fuera tan fácil como suena, no habría película, por lo que es obvio que el asunto se complicará. ¿Cuándo?, cuando ninguno sepa cuál es la pregunta a responder.
Mezcla entre el carácter sociológico de El experimento (cada participante encuadra en una tipología arquetípica), las aspiraciones críticas de El método (la dualidad compañero / competencia) y el ingenio canchero de las primeras El juego del miedo, el film muestra el trabajo mancomunado del grupo, al tiempo que cada uno de sus integrantes mira de reojo a los otros y se esfuerza por parecer más pícaro e inteligente. Lo que no impedirá que uno a uno vayan abandonando el recinto. El combo se agotará rápidamente debido a la falta de ambición del film para torcerle la muñeca a su propia propuesta. Algo que sí hizo, por ejemplo, Drew Goddard en La cabaña del terror. Así, en lugar de apropiarse de la poética genérica para reflexionar sobre ella, Hazeldine apelotona mil y una vueltas de guión, convirtiendo a su debut en el largo en un simple ejercicio de estilo. Interesante, sí, pero no mucho más que eso.
Exam, Reino Unido, 2009.
Dirección: Stuart Hazeldine.
Guión: Stuart Hazeldine Simon Garrity.
Duración: 101 minutos.
Intérpretes: Adar Beck, Gemma Chan, Nathalie Cox, John Lloyd Fillingham y Chukwudi Iwuji.
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