Jueves, 16 de abril de 2015 | Hoy
CINE › BAFICI. EL FESTIVAL Y LOS FILMS INSPIRADOS EN Y POR LA HISTORIETA
En la programación del Bafici hay desde documentales sobre las historietistas, sobre las persecuciones por los comics y el mundo de Archie hasta films “para chicos” con personajes como Asterix y Mortadelo y Filemón.
Por Andrés Valenzuela
Un festival de cine con más de 400 films permite muchas lecturas. Tiene sus competencias oficiales, sus panoramas, sus retrospectivas y sus ejes temáticos. Pero con tantas películas, un festival de esa envergadura permite al espectador paciente construir sus propias “secciones” personales, que no quedarán por escrito en ningún sitio oficial, pero que ayudan a construir la propia experiencia del evento. El Bafici “esconde” todos los años un puñado de películas inspiradas en y por la historieta. En general, encuentran su refugio en el espacio para niños Baficito o en la sección que antes se llamaba Nocturna y que ahora se rebautizó como Género y Vanguardia para ampliar su campo de acción. Pero rebuscando en los panoramas que ofrece la máxima cita cinéfila porteña aparecen otros films de perfil más discreto, pero no por eso menos interesantes. Aquí, la guía para una sección inventada, pero no por eso menos real: bienvenidos al Baficomic.
En esta edición 2015 del Bafici hay al menos cinco películas claramente comiqueras, sin contar aquellas otras en las que el director pueda haberse inspirado en sus lecturas de viñetas para construir su estética o su narrativa. Cinco películas que hablan sobre o adaptan un medio a la pantalla grande.
El primero de esos hallazgos es Archie’s Betty, de un equipo de documentalistas norteamericano que sigue a Gerald Peary –periodista, documentalista, fan– en la pesquisa que lo lleva a rastrear los orígenes de una de las historietas estadounidenses más populares: Archie. En la Argentina las aventuras del pecoso y su triángulo amoroso con Betty y Verónica no son tan conocidas como los avatares de Batman, pero en su país es difícil discutir el lugar que ocupa la creación de John L. Goldwater en el sector. Es más: la serie sigue vigente a 76 años de su primera aparición. Archie es de 1939, apenas un año después de Superman. En este documental, no sólo Peary y equipo rastrean la ciudad que inspiró la serie, sino que además sorprenden al encontrar a “la verdadera Betty”. Y entonces el documental empieza a hilvanar distintas historias paralelas.
La segunda parada de este recorrido está en la competencia de Derechos Humanos y se trata de un documental típicamente francés: Caricaturistes - Fantassins de la démocratie. La directora Stéphanie Valloatto entrevista a una docena de humoristas gráficos, dibujantes y caricaturistas de todo el mundo que sufrieron persecuciones y amenazas por su trabajo. Y no hay lugar del planeta que se salve. La película insiste sobre la “libertad”. Se construye aquí un juego múltiple, tanto con la identidad política francesa (por eso de liberté, égalité, fraternité), como por la libertad de prensa que sostiene, y la capacidad creadora haciendo de las suyas aun en las peores condiciones. Valloatto habla con dibujantes franceses y europeos tanto como asiáticos, africanos o latinoamericanos (ahí están los testimonios de una venezolana y de un mexicano). Seguramente esta película recibirá atención porque aún está fresco el recuerdo de la masacre en la redacción del semanario Charlie Hebdo, pero atención: entre las figuras que ofrece el documental se destaca la de Kurt Westergaard, el ilustrador danés que caricaturizó a Mahoma y encendió al mundo musulmán.
Más de una chica que dibuja historietas o que sencillamente disfruta de leerlas habrá escuchado al menos una vez en su vida la pregunta: “¿pero eso no es para pibes?” Y... el mundillo de los superhéroes en Estados Unidos siempre estuvo dominado por los hombres. Pero aunque hoy hay muchísimas mujeres trabajando en la industria (con la guionista Gail Simone, la autora Jill Thompson o la editora Karen Berger entre las más destacadas), siempre hubo historietistas mujeres, en general ocultas por la industria y por el fandom. En She makes comics, la directora Marisa Slotter se propone mostrarlas. No hacer la ya tediosa y gastadísima pregunta sobre si hay una historieta “femenina” distinta de la “masculina”, sino hablar de laburo. De cómo durante décadas ellas se quemaron las pestañas y se arruinaron las espaldas dibujando tanto como ellos, contar quiénes son y qué vienen haciendo desde hace décadas las mujeres en la industria editorial especializada de uno de los principales mercados mundiales del cómic. Es hora de romper con los prejuicios y descubrir que los superpoderes les llegan a todos y todas.
Y desde luego, el Baficito es fuente inagotable de candidatos para la apócrifa sección Baficomics. En 2015 aporta dos películas que interesarán tanto a niños como a los adultos. Y más de uno arrastrará a las criaturas a la sala, contra su voluntad, para tener una excusa para verlas. Se trata de dos adaptaciones de clásicos indiscutibles de la historieta europea. El primero es sobre la serie española Mortadelo y Filemón, en este caso contra Jimmy El Cachondo. El director Javier Fesser lleva a los particulares –para no reiterar el adjetivo de “subnormales” que les asigna Agustín Masaedo– superagentes secretos españoles a enfrentar a Jimmy el Cachondo, sus bombas neutrónicas y su acento argentino. Y el título de la película debería bastar como advertencia: no es para timoratos que se amedrentan ante un niño bocasucia ni para quienes quieren mantenerlos impolutos.
La segunda de estas películas también viene en 3D y está hecha a partir del irreductible clásico galo: Astérix et le domaine des dieux, que una vez más pone frente a frente a la aguantadora aldea y los afanes expansivos y conquistadores del Imperio Romano. El César, una marmita de poción alimonada, golpes, chistes, una animación impecable y, claro, el destino de la provincia más divertida de la antigua Francia se conjugan en la dirección de Alexandre Astier y Louis Clichy, para la primera experiencia 3D de Astérix.
Además, ambas películas en conjunto funcionan como argumento a favor de la adaptación animada de –al menos– ciertas historietas. Es mucho más digno y, sobre todo, más divertido ver a Obélix dibujado y en 3D revoleando romanos o a los galos levantando polvareda con una trifulca que los efectos especiales puestos sobre el veterano Gérard Depardieu. La pócima mágica del render y el modelado 3D, muchas veces, logra lo que el mejor actor no puede imitar: la magia de una línea bien dibujada.
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