CINE › SIMON PEGG, DE LA COMEDIA BRITáNICA A LOS BRILLOS DE HOLLYWOOD
Además de su presencia en dos de las franquicias más exitosas del cine, Pegg está coescribiendo el guión de la nueva Star Trek. “A veces miro atrás y pienso ‘¿Qué esperaba de mi carrera o de mi vida?’. Yo realmente no tenía planes”, dice.
› Por James Mottram *
Hay momentos en los que Simon Pegg debe sentirse como si hubiera muerto y hubiera ido a parar al paraíso de los nerds. Como protagonista de franquicias de Hollywood como Misión: Imposible y Viaje a las estrellas, él es la quintaesencia del pibe fanático que de alguna manera se las arregló para romper el vallado y caminar por la alfombra roja sin ser arrastrado afuera por el personal de seguridad. El lo sabe, claro: está al tanto de la percepción que suele tenerse de su persona como el “tipo ordinario” que se metió de prepo en la Lista A de estrellas del cine. “A veces me siento así”, se encoge de hombros. “Pero también es como que me siento cómodo”, completa, y hace un segundo de pausa: “bueno, esta es la única cosa que puedo hacer”.
Si llegó a ser un común mortal en Hollywood, fue por pura necesidad. Del mismo modo, suele llevar una silla reclinable consigo a cada filmación: fue después de que Jeff Bridges “me instilara la importancia de estar confortable en el set” y le regalara una en 2008, cuando estaban trabajando juntos en Cómo perder a tus amigos. Y está el tema de su apariencia: tonificado y esculpido debajo de su remera azul de mangas cortas. En Misión: Imposible III me veía como una papa. Ahora, diez años después, todo tiene que ver con cuántas flexiones puedo hacer”, se ríe. Afortunadamente, Pegg no ha perdido esa cualidad de uno-de-nosotros que lo hizo famoso en primer lugar; esa fama llegó al principio canalizada por la sitcom de Channel 4 Spaced, y luego por Shaun of the dead, la comedia zombie que le dio resonancia internacional. Evitando el clima soleado de Los Angeles, Pegg aún vive en Crouch End –al norte de Londres– con Maureen, su esposa desde hace diez años, y Matilda, la hija de ambos, de seis años. De manera crucial, el actor de 45 años aún mantiene el entusiasmo infantil por su trabajo. “Estoy pellizcándome constantemente”, dice, estudiándose en broma el brazo. “¡Debido a esa costumbre permanente, estoy cubierto de cicatrices!”.
A través de su camino en la actuación, Pegg ha aparecido en Dr. Who, hizo un cameo en Tierra de los muertos (del pionero zombie George A. Romero) e incluso escribió un comic de Shaun of the dead para la editorial 2000AD. Pero es probable que ni siquiera Pegg pueda creer su actual agenda. Este jueves retorna con Misión Imposible - Nación Secreta, la más reciente expresión de la exitosísima franquicia de espionaje protagonizada por Tom Cruise como el agente Ethan Hunt. Luego, a mediados de agosto, se lo verá al frente de Absolutely Anything, dirigido por el ex Monty Python Terry Jones y con la inclusión de las voces de otros integrantes del legendario grupo cómico inglés. De un modo aún más impactante, Pegg acaba de coescribir el guión de Star Trek Beyond, la tercera película de la saga espacial rebooteada por JJ Abrams. Hasta la fecha, sus trabajos como escritor –Shaun of the dead y otras películas escritas con su director Edgar Wright, como Arma fatal y Una noche en el fin del mundo– se habían mantenido en el espacio de la comedia británicas. ¿Pero que se le pidiera aportar nada menos que al siguiente capítulo de una propiedad tan icónica? Es como para tomar prestado el título de su libro autobiográfico de 2012, Nerd do well (“Al nerd le va bien”). Pero él ni siquiera parece estresado. “Se está volviendo más y más divertido”, dice. “Al principio era un poco atemorizador, pero ahora la historia va tomando forma.”
Fue Abrams quien lo eligió para el reparto de Misión: Imposible III, y subsiguientemente se lo llevó para Viaje a las estrellas. Inicialmente fue para traer algo de “alivio cómico” como Scotty, el ingeniero de la Enterprise. Y Pegg no puede ocultar su excitación por trabajar en la compañía productora Robot, donde ya se están dando los toques finales a Star Wars: El despertar de la fuerza, dirigida por el mismo Abrams. ¿Dos franquicias enormes de la ciencia ficción bajo el mismo techo? “¡Es un lugar verdaderamente divertido para estar en este momento!”, exclama. “Vas a la cafetería a tomar algo y escuchas un caza TIE en un oído y alguien hablando de las orejas de Spock en el otro.”
Estamos hablando de alguien que una vez viajó a Estados Unidos para ver Star Wars Episodio Uno: La amenaza fantasma el día de su estreno. Con lo cual no es de extrañar que haya visitado el set de la nueva Star Wars: allí, el Pegg de 15 años que lleva dentro –y ni hablar de su personaje nerd en Spaced– quedó deslumbrado (poco después se filtró una foto donde se lo ve dentro de un traje de alienígena). “A veces miro atrás y pienso ‘¿Qué esperaba de mi carrera o de mi vida?’. Yo realmente no tenía planes”, explica. “Pero hay grandes ironías, en términos de mirar atrás y ver Spaced, que es en realidad una gran carta de amor a la cultura popular, y hoy ser parte de ciertos aspectos de ella, como Viaje a las estrellas y Misión: Imposible.”
Aunque Pegg se muestra tímido sobre el tema de su disfrazada aparición en Star Wars (luego de que además revelara que Daniel Craig también aparece, oculto bajo el traje de un Stormtrooper), sí se muestra dispuesto a subrayar que no quiere estar en todos y cada uno de los sucesos de la cultura pop que andan dando vueltas por ahí. “Soy un espectador de cine tanto como un actor. Alguien me preguntó el otro día si me gustaría aparecer en Game of Thrones y le dije que no. La razón es que amo el programa demasiado, tanto que no quiero mirar detrás del decorado.”
En el caso de Misión: Imposible - Nación Secreta, es su tercera aparición en la franquicia. Una serie que ha visto a Benji, su personaje, graduarse de técnico de escritorio a agente de campo. “Benji se ha vuelto más y más capaz como agente, con lo que a la altura de esta película ya no es el pibe nuevo del barrio, como en Protocolo Fantasma (dirigida en 2011 por Brad Bird). Ha estado ahí afuera por un tiempo. Y de algún modo ya está un poco cansado. Está definitivamente más experimentado, y ciertamente tiene más confianza. Aún así, sigue siendo el mismo tipo, con la misma mirada sobre las cosas.”
Esta nueva producción, dirigida por Chris McQuarrie (director de Jack Reacher, donde también trabajó Cruise), encuentra a Ethan Hunt como el objetivo de una organización encubierta, encabezada por una oscura figura interpretada por el actor británico Sean Harris. Otra vez, Cruise ejecuta él mismo algunas escenas de riesgo que desafían a la muerte; y en esta oportunidad Pegg tiene que estar en el asiento de acompañante en una escena en la Cruise conduce a toda velocidad un auto por las calles de Marruecos. “Nunca me sentí inseguro”, dice Pegg. “El estaba tan a cargo de ese auto... podría hacer un giro cerrado clavando los frenos en un callejón, a 100 kilómetros por hora. Y nunca sentí que fuera a estrellarnos”. Un poco como Benji, “que nunca ha perdido realmente su admiración por Ethan”, lo mismo puede decirse de Pegg y Cruise. “A veces me hace reír porque es un tipo de lo más común”, dice. “Creo que ha obtenido un injusto montón de críticas por una serie de cosas. La gente no lo sabe todo de él, pero cree que sí. ¡Yo mismo no lo sé todo de él! Somos muy buenos amigos, pero hay un montón de cosas que desconozco sobre su vida”. ¿Hablan personalmente a veces? “A veces tenemos charlas muy francas al final del día”, admite. Pegg incluso le compró una de sus sillas reclinables como regalo especial.
Tener una relación personal cercana con Tom Cruise es otro de esos momentos de pellizcarse en una procesión al parecer interminable de ellos. El año pasado, luego de filmar la comedia de Terry Jones –una historia sobre un grupo de alienígenas excéntricos que deciden hacer el experimento de conferirle poderes a un simple mortal y ver qué pasa–, recibió el llamado de los productores para ir y hacer un cameo sobre el escenario en la reunión de Monty Python en la sala 02 Arena. Por sólo una noche, protagonizó el sketch “Blackmail” (“Extorsión”) junto a Michael Palin. Claro que, de manera comprensible, Pegg parece mucho más shockeado por haber trabajado con Robin Williams en el film de Jones, apenas unos meses antes que la estrella se suicidara, en agosto del año pasado. Cuando era chico, Pegg “idolatraba” a Williams por su personaje como un incorregible extraterrestre en la sitcom televisiva Mork y Mindy: el “programa favorito” de Pegg en su juventud. “Recuerdo hacer imitaciones de él en la escuela”, dice. “Llegar a hacer una película con él... estoy muy orgulloso de haber conseguido tener ese momento.”
Nacido en Gloucester, Pegg no dejó que sus instintos artísticos quedaran confinados al patio de juegos. Su padre, John, era un músico de jazz; su madre, Gillian, era actriz amateur. Se divorciaron cuando Simon tenía siete, y él se quedó viviendo con su madre, que más tarde volvió a casarse; Pegg adoptó el apellido de su padrastro. “Ella nunca me presionó, pero me apoyó todo el tiempo”, dice. A cambio, él se alejó rara vez del camino correcto. “Cuando volví por primera vez del colegio y le dije que me había fumado un porro, ella solo dijo ‘Oh’. Cuando volví al día siguiente me encontré un artículo en mi escritorio titulado ‘Cannabis: ¿es peligrosa?’. Eso es ser una madre ingeniosa”.
Tras un paso por la Universidad de Bristol, Pegg intentó la comedia stand up pero encontró más éxito en la televisión, cuando pasó a formar parte de la ola de cómicos de los años noventa que incluyó a Steve Coogan y Chris Morris. Trabajó con ambos, apareciendo en un episodio de I’m Alan Partridge (de Coogan) y apareciendo en el célebre episodio dedicado a la pedofilia en el show satírico de Morris Brass Eye (que lo llevó a ser “mencionado y avergonzado” en el ahora extinto programa News of the World). Pero, tal como dijo una vez, nunca terminó de ser tan peligroso como sus colegas: “Chris Morris quiere sacudir las cosas. Steve Coogan quiere que la gente se sienta incómoda. Y yo solo quiero ser amado”.
Si ese es el caso, entonces Pegg pudo cumplir su deseo, manejando la fama con buen pulso y gracia. “A veces, por ejemplo cuando estás afuera con tu familia, puede ser cansador. Uno no quiere ser rudo ni maleducado con nadie nunca, porque sería terriblemente arrogante espantar a alguien que se acerca para decirte que le gusta lo que hacés. ¿Quién sos para desdeñar eso?”. Aun así evita ciertos lugares, como los pubs; además, él ya no bebe. “Los pubs son los peores lugares, porque la gente está un poco más desmadejada y tienden más a acercarse y ponerte los brazos encima, lo cual no siempre es agradable.”
Es sobre todo Shaun of the dead y las otras dos películas de la Trilogía Cornetto (llamada así por la aparición de cierto retorcido producto) la causa de que la gente lo detenga por la calle. “Es maravilloso escuchar a otra persona citarte, decir algo que dijiste en la pantalla. Es ciertamente extraordinario. Te das cuenta de que lo que hiciste quizá afectó a la gente, si es que pueden recordar lo que dijiste. Lo peor que te puede pasar es ser mediocre. Prefiero tener un efecto sísmico en la vida de una sola persona, a ser medianamente entretenido para millones”. ¿Cocinarán Wright y él una nueva colaboración en el futuro próximo? “Sí, tan pronto como podamos coincidir en la misma habitación”, dice él. Cada vez que nos vemos decimos que nos tenemos que cruzar por Skype y hacer algunos planes. No me veo a mí mismo sin trabajar con Edgar. Probablemente sigamos haciendo películas juntos cuando seamos viejos y no sirvamos para nada”. Lo cual suena bien, si se tiene en cuenta que algunas películas inglesas que Pegg hizo sin Wright se estrellaron en taquilla: Run Fatboy Run, A Fantastic Fear of Everything y la reciente Man Up sirven como recordatorio de que no todo lo que toca Pegg se convierte en oro. Pero cuando se está yendo a fondo donde ningún otro nerd ha ido antes, la carrera sin dudas puede soportar algunos fracasos. Coescribir Star Trek sin dudas pone a Simon Pegg en una nueva situación. ¿Quizá un jugador de peso en Hollywood? Evidentemente disfruta la idea, una chance de ejercitar sus talentos autorales en un escenario gigante. “Ahora Scotty será el personaje principal”, dice y guiña un ojo. “Va a estar buenísimo.”
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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