Jueves, 24 de septiembre de 2015 | Hoy
CINE › HOTEL TRANSYLVANIA 2, DIRIGIDA POR GENNDY TARTAKOVSKY, CON GUIóN DE ADAM SANDLER
La flamante animación del director de Las chicas superpoderosas cuenta con un aporte esencial de Sandler como guionista y productor y despliega un universo colorido, desaforado y con mil ideas visuales por minuto, que justifica los anteojos 3D.
Por Ezequiel Boetti
Es hora de escribirlo con todas las letras: Adam Sandler es uno de los comediantes más importantes de los últimos 25 años, aun cuando desde hace una década naufrague en proyectos que, en la mayoría de los casos, lo muestran bien lejos de aquél que supo ser durante los 90 y la primera parte de este milenio. Coguionista, coproductor y cabeza del casting vocal, el ex Saturday Night Live se calza al hombro Hotel Transylvania 2 no sólo para elevarla por sobre la línea de flotación establecida por la mayoría de las películas animadas. También, y sobre todo, para convertirla en una remembranza de sus mejores trabajos, un regreso a las fuentes de su humor más inocentón, por momentos tonto, pero siempre descontrolado y explosivo. La Nueva Comedia Americana campea también en la idea de unos amigotes imperfectos, deformes, literalmente monstruosos y lejos de los cánones de los políticamente correctos, que priorizan los intereses grupales por sobre las voluntades individuales, como si fueran unos mosqueteros desclasados y venidos a menos. “Todos para uno y uno para todos” en la pantalla... Y también fuera de ella: entre las voces de la versión original se destacan, además de la del propio Sandler, las de Kevin James, Andy Samberg y James Spade, todos habitúes del circuito artístico de la productora Happy Madison.
El film empieza un par de años después del desenlace del anterior. Obligado a dejar atrás su misantropía después de que su hija Mavis se enamorara de aquel mochilero adolescente, Drácula (Drac, para los amigos) ahora regentea el hotel del título con criterios mucho más laxos que incluyen, claro está, la aceptación de huéspedes humanos. No es casual que Sandler haya prestado su voz para el doblaje original del emblemático Conde. Al fin y al cabo, y al igual que los personajes más reconocidos del protagonista de Un papá genial y Locos de ira, Drácula es un tipo temeroso, algo huraño y sin demasiadas ganas de aceptar los cambios del entorno, pero de una bonhomía infinita. La nena, por su parte, ultima preparativos para su casorio, excusa ideal para el reencuentro de los espectadores con la criatura del doctor Frankenstein, el Hombre Lobo, la Momia y los zombies. Que ellos tengan aquí un peso narrativo y humorístico mucho mayor que en la entrega previa se debe a que el tema ya no es la relación con un otro distinto y digno de los peores temores y prejuicios, sino la amistad masculina y las consecuencias personales del inexorable paso del tiempo. Otra vez la NCA metiendo la cola.
El nacimiento del nieto de Drácula y la incerteza sobre su grado de vampirismo dan luz verde para que el realizador moscovita Genndy Tartakovsky (El laboratorio de Dexter, Las chicas superpoderosas) lance a la cofradía a la aventura de comprobar si efectivamente el nene es un chupasangre o no, al tiempo que la hija se debate entre quedarse allí o mudarse a California para darle una crianza normal. O todo lo normal que podría ser crecer entre humanos. Tartakovsky evade cualquier intento de psicologismo o bajada de línea sobre la potencial elección de Mavis, priorizando la empatía con los integrantes estelares de la mitología fantástica-monstruosa devenidas criaturas queribles, ideales para el consumo “de toda la familia”.
Lo que no implica que se esté ante un mero vehículo para vender más Cajitas felices. Por el contrario, HT2 tiene aquello que muchas comedias, sobre todo las infantiles, parecen olvidar en algún momento de su producción: un compendio de situaciones absurdas y mil gags cortitos y al pie, en su mayoría de buenos para arriba. Tal como ocurría en Lluvia de hamburguesas, la hasta ahora mejor película animada del estudio Sony, Tartakovsky despliega un universo colorido, desaforado y con mil ideas visuales por minuto puestas al servicio del humor, convirtiendo a cualquier elemento de la puesta en escena en materia prima cómica y haciendo que, al menos por una vez, se justifique la incomodidad de los anteojitos bicolores.
EE.UU., 2015
Dirección: Genndy Tartakovsky.
Guión: Adam Sandler y Robert Smigel.
Duración: 89 minutos.
Estreno en versiones 2D y 3D.
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