CINE › EMPIEZA HOY EL FESTIVAL DE CINE DE MAR DEL PLATA
Hasta el domingo 8 de noviembre, la muestra marplatense presentará cerca de cuatrocientas películas, entre cortos, medios y largos. La programación refuerza el perfil historicista y ratifica su perfil latinoamericanista. A las salas habituales se suma este año el complejo Aldrey.
› Por Horacio Bernades
Desde Mar del Plata
Mientras mira las nuevas olas, Mar del Plata ya es parte del mar. El Festival de Cine de Mar del Plata, al menos. Consecuencia lógica de la acertada política de apostar a la continuidad cuando las cosas funcionan, la 30ª edición encuentra al Ficmdp consolidado, con perfil propio y programación de primera, prometiendo a quienes se lleguen hasta la ciudad de los lobos (marinos) diez días bien pipones. Desde 2008 con José Martínez Suárez como presidente del Ficmdp y un equipo de programadores que tras unos primeros corcoveos logró mantenerse, el festival auspiciado por el Instituto de Cine y Artes Audiovisuales, Presidencia de la Nación, el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires y la Municipalidad del Partido de General Pueyrredón fue afinando un perfil que al día de hoy lo muestra seguro de sí, acompañado por un público fiel que no ha dejado de crecer. Desde hoy y hasta el domingo 8 de noviembre, cerca de cuatrocientas películas (entre cortos, medios y largos) se desplegarán en una sala (la del Auditorium) y cuatro complejos (a los de los cines Ambassador, Cinema y Del Paseo se les suma este año el nuevo complejo Aldrey), a precios de remate (20 pesos la entrada general; 15 para estudiantes y jubilados). A tirarse al mar se ha dicho, que el agua se presenta movida y templadita.
La novedad es el regreso del coleccionista, docente e investigador Fernando Martín Peña al cargo de director artístico, que había ocupado ya en la edición 2008, la primera presidida por Martínez Suárez. Puede adivinarse en Peña –quien además estuvo al frente del Bafici durante el trienio 2005/2007– un posible sucesor de Martínez Suárez. Que Peña asumiera la presidencia del Ficmdp representaría una garantía de continuidad. Pero por eso mismo habrá que esperar hasta después del 22 de noviembre para tener más datos. Por de pronto, la presencia de Peña al frente de la dirección artística da por resultado, en esta misma edición y en sincronía con su perfil historicista, mayor cantidad de retrospectivas que las que el Ficmdp venía llevando a cabo hasta el año pasado. La historia del cine argentino revive en esta edición de Mar del Plata, con gran cantidad de rescates, retrospectivas, homenajes y films restaurados, que permitirán, entre otras revisiones, las de la obra de Pierre Chenal y Ralph Pappier, dos de los grandes franceses del cine local (el tercero es Daniel Tinayre, a quien se le dedicó una el año pasado).
Como de costumbre y más, la 30ª edición del Ficmdp va a respirar cine argentino por todos los poros, con una competencia propia de doce títulos (ver recuadro), un Panorama de once, tres representantes en Competencia Internacional, un montón de focos y retrospectivas, cortos a rolete y dos medias en Competencia Latinoamericana. En total suman alrededor de un centenar.
Las dos “medias” de la Latinoamericana son una coproducción con México (Lo que nunca nos dijimos, filmada en Mendoza y con Ana María Picchio en el coprotagónico) y otra filmada en México por una argentina exiliada allí (Natalia Bruschtein), que tiene a su abuela, la legendaria Madre de Plaza de Mayo Laura Bonaparte, por protagonista. Tiempo suspendido es el título. Las tres argentinas de Competencia Internacional son Eva no duerme, de Pablo Agüero, La luz incidente, de Ariel Rotter, y Mecánica popular, de Alejandro Agresti. Coproducción con Francia y España que cuenta con Gael García Bernal, Denis Lavant e Imanol Arias en el elenco, Eva no duerme gira alrededor de la desaparición, manipulación y ultraje que el cadáver de Evita sufrió durante décadas. Las otras representan sendas reapariciones. Rotter lo hace después de El otro (2007), con la consagrada Erica Rivas en el papel de una joven viuda que intenta reinventar su vida. Para Agresti, Mecánica popular significa su reingreso pleno en el cine argentino, tras la experiencia hollywoodense de La casa del lago (2006) y casi al mismo tiempo que la maldita No somos animales, estrenada en el último Bafici. Con Alejandro Awada, Patricio Contreras y Diego Peretti en el elenco, todo indica que Mecánica popular devuelve al realizador de El acto en cuestión al ludismo que caracteriza la mejor parte de su obra. En Competencia Argentina sobresalen El arrullo de la araña, de José C. Campusano, El movimiento, de Benjamín Naishtat, Kryptonita, de Nicanor Loretti, y la ópera prima Camino a La Paz, de Francisco Varone. Con El arrullo de la araña, Campusano completa la marca de seis películas en ocho ediciones del festival, iniciada con Vil romance (2008). Tras la ruptura representada por Placer y martirio, el autor de Fantasmas de la ruta vuelve al territorio suburbano que mejor domina, con una historia que no deja de implotar. Hasta que explota.
Presentada en Locarno, en El movimiento Benjamín Naishtat (realizador de Historia del miedo, 2014) se mete con la Historia argentina, mediante un relato enrarecido que desde tiempos de Rosas dialoga con el presente político. Versión de la novela homónima de Leonardo Oyola, Kryptonita entraña el regreso al festival del realizador de Diablo, Nicanor Loretti, que sigue afinando su estética pulp, pop y otros monosílabos más. Un costumbrismo trascendido sería la marca de Camino a La Paz, algo así como una buddy-road movie, con Rodrigo de la Serna en el protagónico. La película íntegramente argentina de la Competencia Latinoamericana es la nueva de Raúl Perrone. Otro que, como Campusano, filma como mínimo una por año. Pero, eso sí, filma siempre distinto. En esta ocasión y tras haber incursionado en el film de skaters, el cine mudo à la Murnau y el miserabilismo poético alla Pedro Costa, Perrone trae una de samuráis, en blanco y negro. Con actores occidentales, claro, maquillados de japoneses. En el Panorama Argentino habrá que prestar atención a lo nuevo de Luis Ortega (Lulú), Rosendo Ruiz (El Deportivo) e Iván Fund (El organismo).
Uno de los bastiones que el Ficmdp no cede, con muy buen criterio, es el de funcionar como punto de reunión del cine latinoamericano. Así lo indica el hecho de mantener una competencia específica, con once títulos, un panorama propio, con otros nueve, otro específico dedicado al cine boliviano y cuatro de las doce competidoras oficiales. Sí, es verdad, El apóstata es coproducción española-francesa-uruguaya. Pero su realizador, Federico Veiroj (el de Acné y la maravillosa La vida útil) es tan uruguayo como Leo Masliah. O futebol figura como producción española, pero desde el título para abajo no hay nada en ella que no sea brasileñísimo. Empezando por el hecho de que transcurre en San Pablo, en pleno Mundial 2014. Las otras dos de la región (excluyendo a las argentinas, claro) son la coproducción colombiana-venezolana-argentina El abrazo de la serpiente, que ganó el premio Cicae en Cannes y de cuyo aspecto visual se hablan maravillas y la chilena El club, de Pablo Larraín (el de No), Gran Premio del Jurado en Berlín.
Una de las apuestas más seguras del Ficmdp es, tradicionalmente, la sección Autores, que este año se presenta súper recargada. Bastará mencionar que se verán las nuevas películas de Jerzy Skolimowksy, Tsai Ming-liang, Otar Iosseliani, Hou Hsiao-hsien, Apichatpong Weerasethakul, Johnnie To (¡que se hará presente en Mar del Plata!), Takeshi Kitano (con una parodia a las películas de yakuzas), Guy Maddin, Nong Sang-soo, José Luis Guerin, el portugués Miguel Gomes (el de Tabú, que presenta su tríptico de seis horas sobre Las mil y una noches), Miike Takashi, Sion Sono (se verán dos de las cinco películas que terminó este año), Frederick Wiseman, Jia Zhangke, Terence Davies, Arnaud Desplechin y la recientemente fallecida Chantal Akerman, para comprender que hay aquí un festival dentro de otro festival.
Con muy buen criterio, los programadores decidieron no quedarse sólo con el Panteón de los Maestros, abriendo una sección propia para los autores del futuro. Algunos de ellos son más o menos conocidos (el británico Ben Rivers, la libanesa Rania Attieh, el vasco Asier Altuna), otros no tanto. Entre estos últimos habrá que prestar atención a Homeland: Irak Year Zero, obra de enorme ambición de Abbas Fahdel, quien a lo largo de cinco horas y media narra en paralelo una historia familiar y la de su país en su conjunto, desde el momento mismo en que los Estados Unidos anunciaron el derrocamiento de Saddam Hussein. Tal vez debió haber sido incluida en esta sección Heart of a Dog, que aparece en Autores. Es verdad que su realizadora es una celebridad, pero más como música y artista multimedia que estrictamente como cineasta. Se trata de Laurie Anderson, quien poco después de la despedida de quien fue su compañero de los últimos años, Lou Reed, no es raro que filme aquí un film de duelo.
Las retrospectivas de este año están dedicadas a un gran maestro del cine ruso (Aleksandr Dovzhenko, de quien se verán once films) y a un georgiano a descubrir (Marlen Khustiev), así como el hasta aquí también desconocido filipino Kidlat Tahimik (que se hará presente en el festival) y el vanguardista austríaco Gustav Deutsch. No faltarán las bizarrías de Hora Cero (incluyendo dos películas de terror argentinas, firmadas por Pablo Parés y Tamae Garateguy), la tradicional sección Estados Alterados (no perder la ópera prima china Kaili Blues, seguir en Minotauro la obra del mexicano Nicolás Pereda), una Ventana Documental, un montón de cine clásico argentino (films de Hugo del Carril, Amadori, Borcosque, Humberto Ríos y dos documentales sobre Leonardo Favio), presentaciones de libros y todo, todo lo que no entra en esta nota y queda por descubrir.
Programación completa, grilla diaria y compra de entradas en http://www.mardelplatafilmfest.com/
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