Irmina Kleiner y Remo Vénica tuvieron una vida turbulenta mientras militaban en las Ligas Agrarias, las organizaciones campesinas más importantes en los 70, que luchaban contra los poderes concentrados de la agroindustria y que fueron enemigos acérrimos para la Triple A, en principio, y posteriormente para los verdugos de una dictadura caracterizada por defender a las multinacionales del sector. Irmina y Remo ya eran pareja cuando los represores comenzaron a perseguirlos, en 1975. Y entre 1975 y 1979 se ocultaron en el monte chaqueño. Cuando tuvieron a su primera hija, Marita, en la clandestinidad, trataron de resguardarla de la mejor manera posible en medio de aquella pesadilla que les tocaba vivir. Y dejaron a Marita al cuidado de un matrimonio campesino. Pero Marita fue descubierta y secuestrada por el jefe del operativo. Y, entonces, Irmina y Remo se encontraron con la disyuntiva de irse del país y reagruprase en el exilio o quedarse e intentar recuperar a su hija con el riesgo de perder sus propias vidas. Esta es la historia que cuenta Los del suelo, cuarto largometraje de Juan Baldana, que se estrena este jueves en la cartelera porteña.

La historia cinematográfica está inspirada en hechos reales que fueron ficcionados en la novela Monte madre, de Jorge Miceli. La historia de Baldana parte del presente cuando el matrimonio le regala a su nieta la libreta que tiene todo lo que anotó Remo en sus años de militancia. Mediante la utilización de flashbacks la historia se retratae al momento vivido por la pareja en la clandestinidad en el monte chaqueño durante los 70 y luego vuelve al presente mostrando cómo aquellos ideales revolucionarios se han concretado en acciones que logararon realizar a pesar del paso del tiempo. Con los protagónicos de Lautaro Delgado y María Canale, el elenco se completa con Juan Palomino, Luis Ziembrowski, Julieta Cardinali, Juan Gil Navarro y Mónica Lairana. “Ellos ya habían tenido dos acercamientos para el cine así que estaban a la expectativa de si era uno más, pero tuvimos cuatro o cinco meses de conocimiento. Y de mi lado también quería ver si la historia tenía que ver con esos personajes que finalmente me parecieron maravillosos”, cuenta Baldana, director de los documentales Soy Huao y Arrieros y de la ficción Los Angeles.

–¿La idea de hacer la película fue consensuada con ellos?

–Sí, con ellos y con Jorge Miceli, autor de la novela original. Fue muy bueno porque tenerlos cerca enriqueció muchísimo la caracterización de los personajes.

–¿Y qué le interesó de la novela para transformarla en una película?

–Me interesó muchísimo que fuera una historia de amor, con el contexto político fortísimo que todos ya conocemos. Pero la de ellos era verdaderamente una historia de amor y lucha. Y también me interesó mucho justamente esa conexión que ellos tuvieron que tener con un nuevo mundo, que eran la naturaleza y el monte y cómo esa nueva casa que ellos tenían empezó a ser su nuevo hábitat natural. Empezaron a integrarse a un nuevo modo de vida con muy poca información. Me parecía un desafío muy importante recrear eso porque generalmente las historias que tienen que ver con el tema de de los desaparecidos y de la dictadura militar, por lo menos cinematográficamente, en general transcurren en Buenos Aires o en el Gran Buenos Aires. Y acá se trata de una zona rural del interior del país. Ellos eran militantes de las Ligas Agrarias, un movimiento a favor del campesinado y de los hacheros desde un lugar de la iglesia más tercermundista. Y cuando ese movimiento empezó a tomar fuerza vinieron los militares y lo quisieron cortar de cuajo.

–¿Había aspectos estrictamente cinematográficos en la novela?

–El libro de Jorge cuenta de manera bastante visual. Y yo, de alguna manera, empecé a imaginar una película de alta tensión, con un potente fuera de campo. Me parecía interesante que el espectador al comienzo tuviera poca información, que tampoco pudiera ver demasiado y que, de a poco, se fuera dando cuenta por qué ellos estaban allá, qué es lo que estaba pasando, qué es lo que iba a pasar. Es una película de ficción, un drama, pero tiene momentos de suspenso y de acción. Me parecía que era un nuevo género para mí.

–¿Fue fiel al libro o es una versión libre?

–Está inspirada en el libro. Fui bastante fiel, pero también llevé la película al presente, algo que el libro no tiene porque Irmina y Remo hoy tienen un proyecto de agricultura biodinámica con el que también luchan por un nuevo paradigma. Hoy es una nueva lucha. Y me parecían muy interesantes ellos hoy. Muchas veces pasa que cuando hablamos de esas historias o están desaparecidos o quedó todo en la nada. Y ellos continúan una lucha y es increíble cómo se transformó: lucha política en su momento y lucha ecológica, que también es política, en este momento.

–¿Cómo entienden hoy aquellos ideales revolucionarios?

–Están absolutamente convencidos de que es lo que tenían que hacer, no están arrepentidos de nada. Sí tienen un profundo dolor por la pérdida de muchos compañeros, porque quizá no se llegó en cierta medida a cumplir un objetivo. Pero evidentemente el monte no sólo los albergó sino que les dio una nueva manera de pensar. No hay que olvidar que ellos estaban involucrados en el campo, en la agricultura. Entonces, se condice absolutamente con lo que hoy ellos siguen pregonando. Me parecía muy interesante sacar esta historia a la luz. Se conoce muchísimo más en el noreste del país, en Chaco, Santa Fe, Formosa. Es una historia muy conocida regionalmente. Y está bueno que se dé a conocer acá también.

–¿Está al tanto que la Justicia retomó la investigación de la represión al movimiento liguista en Chaco?

–Sí. Hubo dos situaciones: por un lado, exhumaron cadáveres y la jueza a cargo acaba de apresar al ex comisario Eduardo Wischnivetzky. Es increíble que justo haya sido en este mes y que la película se estrene también ahora. Son casualidades que, de alguna manera, hacen que uno se sienta bien porque desde mi lado, desde el medio audiovisual, aporto a lo que en este país se está haciendo. De hecho, estoy contento porque vamos a acompañar la película en Santa Fe, Chaco, Rosario, con Irmina, Remo, María Canale, para que la gente tenga acceso a ese “fuera” de lo que es la película. Y por esto mismo, porque se generan debates y charlas.