CINE › “LA DIGNIDAD DE LOS NADIES”, OVACIONADA EN LA MOSTRA VENECIANA
La “commozione” de Pino Solanas
Su nuevo documental fue saludado con una larga ovación. Tim Burton mostró su nuevo film de animación, El cadáver de la novia.
Por Luciano Monteagudo
Desde Venecia
“Nunca está todo perdido si hay decisión de luchar. Cuando se llama a luchar por algo justo y que es nuestro, se vence lo más temido y hasta el débil tiene un gesto...” Desde la banda de sonido, la voz de Fernando Solanas se funde con las imágenes de una marcha frente al Congreso y le pone emoción al final de La dignidad de los nadies, su nuevo documental, continuación de Memoria del saqueo y dedicado a “las historias de los nadies, de mujeres y de hombres como tantos argentinos sin recursos y sin nombre, que son los que siempre sufrieron despojo y adversidad: son el pueblo del aguante, que lleva como bandera su coraje y dignidad”. La Sala Grande del Palazzo del Cinema de la Mostra estalla en un aplauso cerrado, sincero, que ya con las luces encendidas se prolongará durante seis minutos, sin languidecer. En el centro de la sala, conmovido, Solanas agradece, flanqueado por su mujer, Angela Correa, y por Fernando Birri, a quien está dedicado el film.
Ya en la tarde del martes, en la primera función de prensa de La dignidad de los nadies, se había producido “uno dei più lunghi applausi del festival”, según publicó ayer el periódico Il Manifesto. En su crónica, el crítico Roberto Silvestri –que define a Solanas como “un filmmaker peronista di sinistra”– habla de un momento “de auténtica conmoción” de la Mostra y del “trabajo en profundidad del film, testimonio de la resistencia social, con nombre y apellido de los desconocidos, que convergen en una mezcla explosiva”. Y la función oficial de ayer confirmó la aceptación en Venecia de la nueva película de Solanas, que participa de la sección “Orizzonti”, fuera de la competencia oficial, pero con la posibilidad de llevarse alguno de los premios de los jurados paralelos.
“Solanas es un desacralizador y su film es un desafío a las clasificaciones”, afirmó Fernando Birri –enfundado en una túnica blanca que se confundía con su llovida barba de monje tibetano– en la conferencia de prensa que siguió al film. “Su película funde lo público y lo privado, utiliza técnicas del cine de ficción y del documental, expone la tragedia, pero plantea la esperanza”, continuó Birri, para terminar vinculando La dignidad de los nadies con el resto de su obra, a la que calificó “no tanto como una filmografía, sino como una radiografía del país y su gente”.
Interrogado por la prensa italiana acerca de la situación argentina, Pino dijo que “nuestro país se encuentra en un momento muy interesante. Después de la crisis de 2001 y de la transición de 2002 y 2003, hay una fuerte participación y un proceso de democratización popular, que lleva a la gente a cuestionarlo todo. En este sentido, creo que la Argentina está cambiando para bien”, señaló Solanas, que despertó un nuevo aplauso de la prensa cuando afirmó: “No es verdad que no se puede cambiar la realidad. Ese es el discurso de la derrota que los grandes medios de comunicación instalaron en los años ’90. Hay que recuperar la conciencia. Y hay un público enorme que no se ve reflejado ni por el cine ni por la televisión, que funciona como un medio de desinformación. Y yo busco hacer un cine libre, de ruptura, salir de esa prisión que nos imponen los medios masivos y buscar nuestra propia identidad”.
El de La dignidad de los nadies no fue ayer, por cierto, el único momento di commozione de la Mostra. El estreno mundial de El cadáver de la novia, la nueva película de Tim Burton (cuando todavía está en cartel en todo el mundo Charlie y la fábrica de chocolate), también despertó una ovación de la prensa y el público. En la tradición oscura y romántica de El joven manos de tijera, pero utilizando las técnicas de animación que ya había utilizado en El extraño mundo de Jack, Burton entrega otro film de rara poesía, de esos que parecería que sólo él es capaz de producir estos días en Hollywood.
Ambientado en un pequeño pueblito de Europa, en el siglo XIX, The Corpse Bride –que Burton viene concibiendo hace más de diez años– invierte los términos habituales y hace de la tierra de los muertos el más vivo de los mundos, pleno de alegría y de colores, mientras que aquellos que se dicen vivos son grises e imponen la mediocridad y la codicia. El médium entre ambos será el joven e inocente Victor (con la voz del alter ego de Burton, Johnny Depp), que está a punto de casarse cuando por error pone su anillo en la mano de una novia equivocada, que viene del más allá y que lo anima a rebelarse contra su represivo mundo victoriano.
“La técnica de animación stop motion (cuadro por cuadro) tiene una cualidad muy particular, una simplicidad anacrónica que no sólo me gusta, sino que además le viene muy bien a esta historia”, explicó Burton en la rueda de prensa. Y no dejó de pagar tributo a dos héroes de su juventud, el animador Ray Harryhausen (“hasta sus monstruos tenían alma”) y al realizador italiano Mario Bava, “que fue una inspiración para esta película, porque en blanco y negro es fácil hacer expresionismo, pero sólo Bava logró una estética expresionista en colores”. Y el orgullo italiano también alcanzó ayer su punto más alto.