Dom 07.02.2016
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CINE › MORENA BACCARIN, LA ACTRIZ BRASILEÑA QUE CONQUISTA HOLLYWOOD

“La mujer siempre está bajo escrutinio”

Sus roles en V y Stargate fueron el preludio de una carrera que dio el gran salto con Homeland y Gotham. Ahora, la intérprete de 36 años se une al selecto grupo de actrices superpoderosas con su protagónico en Deadpool, que se estrena este jueves.

› Por Gill Pringle *

Morena Baccarin tiene una buena cantidad de admiradores en la ciencia ficción gracias a su trabajo en Firefly, V-Invasión Extraterrestre y Stargate SG-1, pero fue su performance llena de matices en Homeland la que le atrajo una atención más allá de ese campo. En su enigmática interpretación como la esposa del personaje de Damian Lewis (el sargento de la marina y doble agente Nicholas Brody) se convirtió en el perfecto complemento para la maníaca agente de la CIA Carrie Matheson (Claire Danes); el trabajo de la actriz brasileña fue tan sutil como fascinante.

A los 36 años, la intérprete vive un gran momento: además de ser una de las coprotagonistas de la exitosa serie televisiva Gotham (precuela de Batman que se emite por Warner y Netflix), fue elegida como la protagonista femenina de la esperada versión cinematográfica del comic Deadpool (que se estrena este jueves en la Argentina). “Es un momento realmente dulce en mi vida”, dice Baccarin, que está esperando su primer hijo junto a Ben McKenzie, el actor que interpreta al detective Gordon en Gotham. Cuando firmó para encarnar a la médica forense Leslie Thompkins, dice, no esperaba terminar enamorada. Casada con el director Austin Chick desde noviembre de 2012, la pareja tiene un hijo de dos años y medio, Julius; las noticias de su actual embarazo llegaron justo después de que Chick presentara los papeles del divorcio. En la entrevista, su panza está realzada con orgullo por su vestido gris.

Nacida en Río de Janeiro, Baccarin tenía diez años cuando se mudó a Nueva York junto a su padre, un editor televisivo, y su madre, actriz. Ellos fueron quienes la inscribieron en una escuela con orientación a las artes performáticas, la misma en la que cursó Danes, su futura coprotagonista en Homeland. Más tarde estudió teatro en la renombrada escuela neoyorquina Juilliard. “Mi mamá solía llevarme al teatro; mis tíos eran actores, artistas y directores”, dice. “Y yo tengo esta lucha cultural interna en la que hay una parte de mí que es muy brasileña y extraña la comida y la cultura, y otra parte que es muy estadounidense y realmente ama la estructura y lo predictibilidad que encuentro aquí. Creo que mi ímpetu y mi ambición es más estadounidense, mientras que la parte pasional y más relajada es totalmente brasileña.”

Es esa relajada versión de sí misma la que la ayudó a conseguir su más reciente rol como Vanessa, una prostituta que se enamora del mercenario Wade Wilson (Ryan Reynolds), también conocido como Deadpool. “Soy Vanessa, la chica, la mujer. Nos conocemos en un bar, nos enamoramos y entonces él descubre que tiene cáncer”. Baccarin, que no es fanática de los comics, recién después de la audición se enteró de que Vanessa finalmente se convertirá en Copycat, capaz de cambiar de forma; un rol que viene a instalarla en el exclusivo grupo de actrices superpoderosas que incluye a Scarlett Johansson, Jennifer Lawrence, Anna Paquin, Halle Berry y otras.

“Yo era tan tonta...”, se ríe. “No me di cuenta hasta que tuvimos una prueba de vestuario con el director Tim Miller y él dijo: ‘Bueno, vos vas a interpretar este personaje icónico’, y yo estaba con una actitud ‘¿de qué estás hablando?’. Pensaba que sólo era la novia del protagonista. No tenía ni idea de que Vanessa se convertía en alguien diferente. Tim bromea sobre cómo yo parecía absolutamente impertubable en mi audición, hablando con ellos como si fuéramos amigos, mientras todas las demás chicas estaban supernerviosas”. ¿Y hay algún superpoder que le gustaría tener? “Estaría muy bien la habilidad de atravesar todas las estupideces y no tener ningún problema por ello”, dice. Baccarin se enorgullece de tener la piel dura. “Aprendés a no tomarte las cosas personalmente, a dejar que todo te resbale y te pase por al lado. Por supuesto, hay cosas que te hacen enojar. ¿Cómo podría no afectarte que te echen de un trabajo o que te digan que no estás bien porque tu pelo no es rubio o tu culo es demasiado grande o tus piernas no son lo suficientemente flacas? Pero es sólo la opinión de alguien, y no podés creer en todo lo que se dice”. Ciertamente cree que a las mujeres siempre les toca la parte menos agradable. “Caés bajo el escrutinio de cada aspecto de tu cuerpo y de tu mente, y de todo lo que salga de tu boca. Un tipo que se porta mal es sexy. Una mujer que se porta mal –o simplemente se porta como se quiere portar– es una cualquiera y no merece atención”.

Baccarin filmó Deadpool en una Vancouver helada, cuando su hijo sólo tenía un año y medio; inconscientemente se toca el creciente vientre cuando dice que no querría que sus hijos siguieran su camino en el show business. “Mi carrera ha sido muy buena conmigo pero, realmente, las chances son escasas. Es una vida dura, y tenés que lidiar con un montón de rechazos y desempleo, y si tenés la suerte de tener una carrera tampoco es fácil. Con lo que querés proteger a tus hijos del dolor del rechazo.” Afortunadamente su propia madre no tuvo la misma idea y la puso en el reparto de una obra en una iglesia, Mother Mary, cuando tenía 14 años. “Ella fue grandiosa, y cada vez que sentí que no sabía si debía hacer algo, ella siempre decía ‘no te preocupes por eso, todo da la vuelta. Es lo que es’”.

A pesar de algunos contratiempos en su carrera, Baccarin nunca consideró la idea de abandonar. “No había una verdadera alternativa. Pensé que podía complementar mi carrera trabajando como camarera, pero no tengo ninguna otra habilidad. Lo que hago es actuar. No sé si es pura suerte, pero he sido capaz de mantenerme haciendo esto”. Su rol en Homeland fue un verdadero cambio en el juego. “Creo que tomó a todos por sorpresa”, dice. “Jessica Brody podría haber sido fácilmente percibida como una víctima, pero los guionistas fueron maravillosos, le dieron sustancia y fortaleza para que no fuera simplemente una pobre, sufriente mujer”. De manera sorprendente, Homeland no la llevó a encasillarse. “No, no me ofrecieron muchos personajes de madre después de eso”, dice. “En el supermercado puedo divisar a un fan de Firefly a un kilómetro de distancia. Los de Homeland son típicamente más maduros y reservados. No suelen tener expresiones fanáticas, en lugar de eso suelen decir algo así como ‘disfruto tu trabajo’. Los de V sí tienden a ser más fanáticos”.

Un hecho poco conocido es que Baccarin una vez filmó un piloto para la sitcom estadounidense It’s Always Sunny In Philadelphia, en la que interpretaba a una mujer trans. Es un personaje que aún desea haber tenido. “Conozco a esos muchachos muy bien porque fuimos al colegio juntos, y lo estaban filmando por su cuenta antes de que se convirtiera en un programa televisivo o un piloto, cuando todos estábamos desempleados en Los Angeles. Me parecía hilarante. ¿Cuándo voy a conseguir un personaje de una chica con pito? Nunca va a suceder. Con lo que tenía muchas ganas de hacerlo. La pasamos muy bien pero, desafortunadamente, cuando el show fue elegido yo estaba haciendo otra cosa, con lo que no pude hacerlo”. Ahora divide su tiempo entre Los Angeles y Nueva York, aunque vive la mayor del tiempo en la segunda, donde se filma Gotham. Con su primer gran cheque compró un dúplex en Santa Monica y le alquiló el segundo departamento a la actriz de Mad Men Jessica Pare. “Somos vecinas; la revista GQ nos retrató como que teníamos guerras de almohadas todas las noches, lo que me causó gracia porque eso nunca sucedió.”

Por fuera de su carrera, su pasión principal en la vida es su hijo y, por supuesto, el que está por venir. “También amo cocinar”, dice. “Me gustan las cosas sencillas de la vida, sentarme con amigos y tomarme una copa de vino, una buena cena, disfrutar esos momentos que raramente podés tener. Siento que todo tomó demasiada velocidad con los medios sociales y los teléfonos y los tweets y los mensajes de texto y los mails; nunca tenés un momento libre y, cuando lo tenés, estás con el teléfono tratando de resolver cosas. Si pasa una hora la gente ya empieza a preguntarte ‘¿recibiste lo que te mandé?’... a veces es bueno simplemente olvidarte de todo por un segundo”. Después de la supermodelo Gisele Bündchen, Morena Baccarin quizá sea una de las exportaciones más sexies de Brasil. “No conozco a Gisele, aunque me gusta que estemos en la misma frase porque ella es muy hermosa”, cierra.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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