CINE › LOS PREMIOS GOYA VOLVIERON A DISTINGUIR AL CINE ARGENTINO
El clan, de Pablo Trapero, se alzó con la estatuilla a Mejor Film Iberoamericano, mientras que Ricardo Darín fue galardonado como Mejor Actor Protagónico gracias a su participación en la muy recomendable Truman.
› Por Ezequiel Boetti
El cine argentino se fue de la 30ª gala de los Premios Goya de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de España, realizada el sábado a la noche en el Madrid Marriott Auditorium Hotel, con una sonrisa de oreja a oreja. Tuvo dos motivos para elevar bien alto las comisuras: El clan, de Pablo Trapero, se alzó con la estatuilla a Mejor Film Iberoamericano, mientras que Ricardo Darín hizo lo propio con la de Mejor Actor Protagónico gracias a su participación en la muy recomendable Truman. El último trabajo del realizador y guionista barcelonés Cesc Gay, y segunda colaboración con el intérprete argentino después de Una pistola en cada mano, rompió con todos los pronósticos que señalaban a La novia como la gran favorita al quedarse con cinco de los seis galardones a los que aspiraba: además del de Darín, se llevó el de Mejor Película, Dirección, Guión original y Actor de reparto para Javier Cámara.
No siempre la tercera es la vencida. Bien lo sabe desde el sábado Darín, para quien fue recién la cuarta. Nominado previamente al Goya en el apartado de reparto por El baile de la victoria y como principal por El secreto de sus ojos y Relatos salvajes, el protagonista de Nueve Reinas y El hijo de la novia partía como favorito excluyente no sólo por los reconocimientos previos a su interpretación de un enfermo terminal de cáncer dispuesto a saldar algunas de sus deudas pendientes (había compartido el premio en el Festival de San Sebastián con Cámara), sino porque la propia dinámica de la ceremonia así lo marcaba. “¿Tu sabías que Stanislavski usaba el método Darín?”, lo aduló el presentador Dani Rovira cuando bajó del escenario para saludarlo. “Eres capaz de pronunciar bien Schwarzenegger”, bromeó.
Una vez en el escenario, y ya con la estatuilla en la mano, Darín abrió fuego quejándose por la “musiquita” instrumental con la que los organizadores interrumpieron los agradecimientos de varios de los ganadores previos (sobre todo los de las ternas técnicas o secundarias), para luego compartir el reconocimiento con sus compañeros de terna: Asier Etxeandia (La novia), Pedro Casablanc (B) y Luis Tosar (El Desconocido). “Estoy muy feliz, ha sido un trabajo formidable, hemos llegado hasta este lugar rodeado de grandes actores. Los actores no competimos entre nosotros, sumamos. Aplaudo, venero y felicito a los que han sido nominados”, agradeció antes de dedicárselo a su padre. Y culminó: “Aprovechando la oportunidad: señores políticos, hagan algo por la cultura, porque es lo único que hay que hacer”.
La frase estuvo a tono con una celebración politizada como pocas veces, atravesada de punta a punta por enconados discursos contra los encargados de timonear la gobernabilidad del país ibérico. No por nada B, un film centrado en la figura de uno de los símbolos de la corrupción en las altas esferas del poder como el ex tesorero del Partido Popular, Luis Bárcenas, cosechó tres nominaciones. “Nos dicen que un piso de 30 metros cuadrados es una vivienda digna, pero eso es un garaje digno. No estamos en un momento en el que queremos vivir con lujos. Estamos en un momento en el que queremos techo y comida”, disparó Rovira cuando promediaba la kilométrica ceremonia, entre cuyos invitados estaban, además de gran parte del star system de aquel país, el líder socialista Pedro Sánchez y otros referentes como Pablo Iglesias (Podemos) y Albert Rivera (Ciudadanos). Al igual que las últimas ediciones, los reclamos para una rebaja del IVA a las entradas, que hace poco más de tres años pasó del 10,5 al 21 por ciento, y la implementación de medidas contra la piratería también fueron una constante entre tanta dedicatoria. “El año pasado se descargaron ilegalmente alrededor de 1900 películas por minuto en este país”, señaló sobre el escenario el flamante presidente de la Academia, Antonio Resines.
Por su parte, El clan triunfó en el rubro Mejor Film Iberoamericano imponiéndose a la chilena La Once, de Maite Alberdi; la peruana Magallanes, de Salvador del Solar, y la cubana Vestido de novia, de Marilyn Solaya. De esta forma logró enderezar una excursión al otro lado del Atlántico que había traído varios sinsabores en las vísperas. Fue cuando la Academia, tomando nota del caso Relatos Salvajes, cuya financiación española y argentina le había permitido aspirar simultáneamente al Goya a Mejor Film Iberoamericano y a Mejor Film, estableció que, ante un caso similar, a partir de este año las coproducciones con participación española deben presentarse a la primera categoría o al resto. La paradoja es que el tercer largometraje de Damián Szifron tenía entre sus patas económicas a la productora argentina Kramer & Sigman y a la española El deseo, de Agustín y Pedro Almodóvar, las mismas que ahora se vieron perjudicadas por la imposibilidad de ejercer la doble ciudadanía del último trabajo de Pablo Trapero.
“Nos han excluido, no había necesidad porque se da muy pocas veces que una coproducción pueda optar en las dos categorías”, había dicho el hermano del realizador de La piel que habito a la agencia Efe al conocerse las nominaciones, en diciembre del año pasado. “No es que excluyan a El Deseo, pero sí a las coproducciones con España, que gustan mucho al público local y a los académicos. Es penoso porque es una consecuencia que paga el coproductor”, se había lamentado. Se entiende, entonces, que las palabras de Esther García, encargada de recoger la estatuilla en nombre de esa empresa debido a la ausencia con aviso de Trapero, significaran una férrea defensa al financiamiento audiovisual mediante fondos de distintos países. “Esta película ha sido posible gracias a Kramer & Sigman, El deseo, Matanza Cine, Telefe, Telefónica y la Televisión española. Las coproducciones son importantísimas, permiten producir películas que no siempre son fáciles, acercar talentos de las dos partes del océano. Y, en el caso de las iberoamericanas, a través de un vehículo maravilloso como la lengua española, acercan una cultura en común”, afirmó.
Los que definitivamente dibujaron una mueca de tristeza en sus rostros fueron los responsables de La novia. Gran favorita a raíz de sus doce nominaciones, esta adaptación libre de Bodas de sangre, de Federico García Lorca, tuvo que conformarse con apenas dos (Mejor Dirección de fotografía y Actriz de reparto para Luisa Gavasa). En comparación le fue un poco mejor a Nadie quiere la noche. El drama ártico de la inefable Isabel Coixet se llevó cuatro de las nueve estatuillas a las que estaba candidateada (Música original, Maquillaje y peluquería, Diseño de vestuario, Dirección de producción). La que se quedó con las ganas fue la francesa Juliette Binoche, nominada a Mejor actriz por ese trabajo y derrotada por Natalia Molina (Techo y comida). “No lo puedo creer. Y yo que ya con conocer a Binoche estaba hecha”, reconoció en uno de los discursos más sinceros de la noche la sorprendida ganadora, quien también se impuso ni más ni menos que a Penélope Cruz (Ma ma), presente en el auditorio junto a su marido Javier Bardem. La cuarta presencia rutilante fue la de Tim Robbins, aspirante al Goya a Mejor Actor de Reparto por la coproducción Un día perfecto, distinción que recayó finalmente en Cámara.
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