Lunes, 29 de febrero de 2016 | Hoy
CINE › ANOCHE SE DESARROLLABA LA 88ª CEREMONIA DE LOS PREMIOS DE LA ACADEMIA DE HOLLYWOOD
En respuesta a los cuestionamientos por unos #OscarsSoWhite, la Academia revirtió las críticas al convocar al comediante negro Chris Rock como animador de la velada, que disparó una salva de dardos sobre la ausencia de afroamericanos en Hollywood.
Al cierre de esta edición, Mad Max: Furia en el camino iba dominando la ceremonia de la Academia de Hollywood, acumulando la mayoría de los premios técnicos: diseño de producción, vestuario, maquillaje, edición, edición de sonido y mezcla de sonido. Pero el punto fuerte de las primeras dos horas de show fue el unipersonal que montó el anfitrión Chris Rock, uno de los más picantes y políticos de los últimos años.
La ceremonia comenzó puntualmente a las 22.30 hora argentina, cuando el comediante negro apareció en el inmenso escenario del Dolby Theater y, haciéndose cargo de la polémica conocida como #OscarsSoWhite, sobre la discriminación racial en la Academia, su sola presencia provocó una salva de aplausos. “Guau, conté como 15 afroamericanos en el montaje de presentación”, disparó de entrada Rock sobre la antología de imágenes que se vieron de la producción de Hollywood 2016. “¿Será que estamos en la ceremonia de los premios de la gente blanca?”, preguntó retóricamente. “Esta es la ceremonia número 88 y supongo que por lo menos en 79 oportunidades no hubo, como tampoco hubo este año, candidatos negros. Supongo que si no había una película con Sidney Poitier, no había uno de los nuestros sobre el escenario”, aguijoneó Rock a un público de famosos (mayoritariamente blancos) que no dejaba de aplaudirlo y celebrarlo.
Y Chris Rock subió la apuesta: “Quiero creer que si antes no protestábamos como ahora es porque teníamos cosas más importantes sobre porqué protestar. Cuando uno tiene a su abuela colgando de un árbol no se preocupa por saber cuáles son los documentales extranjeros nominados”. En un monólogo que se robó el comienzo de la noche y con el que la Academia aprovechó para dar vuelta la imagen negativa que se había generado alrededor de la ceremonia, Rock siguió pegando duro y parejo: “Bueno, ahora también tenemos otras cosas de las cuales quejarnos, por ejemplo de la policía que mata a gente negra cuando probablemente va a ver una de nuestras películas”. Y siguió: “En fin, no se trata de boicotear”, dijo en alusión al reconocido cineasta negro Spike Lee, que llamó a no asistir al show. “Lo que queremos son oportunidades. Leo (por DiCaprio) tiene un papel excelente todos los años. Nosotros también queremos de esos”.
En alusión a esta declaración, hubo clips de varias de las películas nominadas donde en lugar de los actores blancos aparecían negros, pero en tono paródico, como cuando Whoopi Goldberg apareció al lado de Jennifer Lawrence en Joy: el nombre del éxito vestida de empleada de la limpieza y revoleando un lampazo, como para señalar cuál fue el lugar que durante tantos años les cupo a los actores negros en Hollywood.
El tono político continuó con el discurso del director Adam McKay, cuando se llevó el Oscar al mejor guión adaptado por La gran apuesta, sobre el fraude de la bolsa estadounidense de 2008, cuando fondos públicos terminaron rescatando a los bancos privados que habían creado una burbuja inmobiliaria. “Piensen bien cuando voten”, arengó con la estatuilla en sus manos. “Por ejemplo, no voten por candidatos que reciben donaciones de empresas pretroleras”, dijo en obvia alusión a la interna republicana, que se está llevando a cabo estos mismos días. El premio al mejor guión original fue, a su vez, para En primera plana, sobre el caso real los periodistas del Boston Globe que denunciaron los masivos casos de abuso sexual a menores de edad dentro de la Iglesia Católica estadounidense. Por su parte, el premio la mejor actriz de reparto fue para Alicia Vikander, por La chica danesa, que desplazó a la favorita Rooney Mara, por Carol. Por su parte, el fotógrafo mexicano Emmanuel Lubezki hizo historia: se convirtió en el primero en su rubro en ganar tres años consecutivos el Oscar: en 2014 por Gravedad, el año pasado por Birdman y anoche por El renacido.
La sorpresa de la noche fue el premio al mejor actor secundario para Mark Rylance por Puente de espías, desplazando a quien se suponía era el favorito de la noche en este rubro, Sylvester Stallone por Creed, donde vuelve a interpretar a Rocky Balboa por séptima vez en 40 años. El actor que interpreta al espía soviético del film de Steven Spielberg le dedicó el premio a su director, “uno de los grandes narradores de nuestro tiempo”. Por el contrario, no hubo ningún sobresalto cuando se anunció que el Oscar al mejor largometraje de animación era para Intensa-mente, el octavo Oscar en la vitrina de los estudios Pixar.
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