CINE › LA OFERTA DEL BAFICITO, LA SECCION PARA CHICOS DEL FESTIVAL
› Por Andrés Valenzuela
Pocas secciones del Bafici resultan una apuesta tan segura como el Baficito, dedicado a los niños. Desde su primera aparición, la sección ofrece un nivel superlativo de películas de todo el mundo. Por su pantalla pasaron producciones con valor cinematográfico y altísimo nivel de entretenimiento: es muy difícil encontrar mácula en la oferta de la programación infantil del festival porteño. En esta edición la apuesta es aún más segura, y aunque ello agradará a los padres que no quieran correr riesgos de aburrir a sus chicos, también reducirá muchísimo la posibilidad de ampliarles el horizonte estético y narrativo. Es que el Baficito suma dos focos: una de clásicos de la propio sección (suerte de auto-retrospectiva) y otro dedicado a los 40 años de los estudios británicos Aardman, conocidos en Argentina por obras como Wallace & Gromit, Pollitos en fuga, ¡Piratas! y Shaun el cordero. Y aunque resulta innegable el nivel de animación de Aardman, también cabe preguntarse en qué medida acerca al festival a su cometido de expandir las miradas y el acceso a otras voces del cine contemporáneo del resto del mundo. Este año sin dudas este rincón está copado por las producciones anglosajonas.
El cuerpo de la sección tiene alrededor de una decena de películas, entre las que destacan El gigante de hierro, de Brad Bird (que data de 1999, pero llega a esta edición remozada con varias escenas nuevas), la película de los Heavysaurios (del finlandés Pekka Karjalainen), la aventura francesa Mune: le gardien de la lune, de Alexandre Heboyan y Benoît Philippon; y la exquisita Son of the sea (“La canción del mar”), del irlandés Tomm Moore. Y atención con Moore, responsable de la bellísima El libro de Kells, pues trabaja un estilo gráfico de particular belleza inspirado en las antiguas formas celtas. El resto del cuerpo de la sección se completa con films de Canadá, Japón (la prometedora When Marnie was there), una coproducción chileno-española, otra sueca-alemana-suiza, y otra francesa.
Para ver alguna cinta argentina dedicada a los chicos habrá que husmear entre los clásicos de la sección, donde se proyectarán La máquina que hace estrellas y la argentino-canadiense Rodencia y el diente de la princesa. Ambas compartirán espacio con dos de gran rendimiento en las últimas ediciones: la francesa Minúsculos y la uruguaya Anina.
Por otro lado, el Baficito este año se prestigia con su propio invitado: Merlín Crossingham, director creativo de los estudios Aardman. Los primeros años la sección no contaba con invitados, pero afortunadamente esto comenzó a cambiar hace algún tiempo. Crossingham acompañará una selección de cortos de la compañía que incluye la revisión de la serie Wallace & Gromit. El resto del foco incluye un documental y casi diez títulos, muchos de ellas éxitos bien conocidos en el país (la última en estrenarse en el circuito nacional fue Shaun el cordero, aunque varias de las otras, como Pollitos en fuga, son bien recordadas). Por allí también rondan algunas producciones puntuales como el primer capítulo de DC Worlds Funnest, con los clásicos superhéroes. Más allá de los reparos que pueden hacerse por la menor diversidad que exhibe la sección comparada con otros años, el Baficito cumple en darle un entretenimiento cinematográfico de calidad a los niños.
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