Lunes, 18 de abril de 2016 | Hoy
CINE › EL (IM) POSIBLE OLVIDO, DE ANDRéS HABEGGER, NO FUE SELECCIONADO POR EL BAFICI
Por Oscar Ranzani
El quinto largometraje de Andrés Habegger, El (im) posible olvido, en el que el cineasta aborda la figura de su padre desa- parecido, no fue tenido en cuenta para formar parte de ninguna sección del 18º Bafici, cuyo director es el periodista y crítico de cine, Javier Porta Fouz. Ni siquiera fue considerado para integrar la nueva sección competitiva de Derechos Humanos del festival porteño, donde hay trece films y solamente uno de ellos es argentino. “Estábamos terminando la película en febrero y dentro de los festivales importantes que hay en la Argentina, como son el Bafici y el de Mar del Plata, por la fecha y por lo que implican ambos festivales nos pareció importante presentar el documental ahora. El Bafici tiene una implicancia a nivel nacional e internacional interesante y dijimos: ‘Probemos a ver qué sucede’”, comenta Habegger en diálogo con Página/12.
El film, al que este diario tuvo acceso, es un trabajo profundamente personal del realizador de Imagen final (2008), donde por primera vez Habegger utiliza su propia voz en off para armar el rompecabezas de la desaparición de su padre y conocer parte de su historia. Y a tal punto es personal que, en determinados momentos, el cineasta se quiebra cuando le comentan algún recuerdo de su papá. Durante 1978, Norberto Habegger era periodista y militante de la organización armada Montoneros y vivía clandestinamente en la Argentina, en medio de la dictadura cívico-militar. Andrés, su hijo, tenía por entonces nueve años y vivía exiliado en México con su madre desde 1977. En julio de 1978, el padre de Andrés los fue a visitar a México DF. De allí viajó a Río de Janeiro (Brasil) y desapareció. Lo secuestraron en un operativo conjunto militar argentino y brasileño como parte del Plan Cóndor. Andrés Habegger es testigo y querellante en el Juicio en la Argentina por el Plan Cóndor y aportó este dato en los tribunales. En El (im) posible olvido, Habegger también desempolva viejas grabaciones y recupera parte de unos diarios infantiles que comenzó a escribir cuando tenía nueve años, más precisamente dos meses antes de la desaparición de su padre. Luego del viaje y del secuestro de Norberto, el niño Andrés de ese momento dejó de escribir. Pero el documentalista conserva dos diarios personales, de los cuales lee algunos fragmentos en el film. “Parto de que cada festival tiene su criterio, que uno cuando se presenta en un festival acepta las reglas del juego del proceso de preselección, y que uno de por sí no tiene nada garantizado”, admite Habegger.
–Pero, ¿cree que su película fue desestimada por una cuestión ideológica antes que por una razón cinematográfica?
–Ese es un tema interesante de remarcar. No habiendo quedado preseleccionado en ninguna sección, obviamente me llamó la atención. Hay Competencia Argentina, Competencia de Derechos Humanos, competencias paralelas... Entonces, a mí me llama la atención. Cada festival tiene su perfil y su criterio. Y entiendo esas reglas de juego. Pero me resulta interesante preguntar si las reglas de juego dependen del perfil que va tomando cada uno de los festivales. ¿En qué sentido? Siento que el Bafici está yendo bajo la dirección del paradigma Lopérfido. El paradigma Lopérfido es, por un lado, el negacionismo, volver a la idea de la teoría de los dos demonios; o sea, es un discurso que vuelve treinta años atrás. Y, entonces, me pregunto si el Bafici estará en la línea de este nuevo paradigma que intenta establecer, por un lado, Lopérfido, como ministro de Cultura de la Ciudad, con esta idea vinculada a los derechos humanos, y, por otro lado, la línea nacional en torno a la despolitización. Siento que el Bafici está yendo en dirección a esos paradigmas.
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