CINE › EL CLAN ES LA PELICULA ARGENTINA MAS NOMINADA PARA LOS PREMIOS PLATINO
La presentación de la tercera edición de los galardones se hizo en forma simultánea en Miami y Buenos Aires, con una ceremonia que dejó en claro que el evento aspira a promocionar al cine al tiempo que intenta generar un star system regional.
› Por Juan Pablo Cinelli
Por tercer año consecutivo, la entrega de los Premios Platino se propone como un intento por construir un evento de alcance regional que funcione como plataforma permanente para la promoción del cine iberoamericano. A esa conclusión fue posible llegar en la presentación oficial de la edición de este año, realizada simultáneamente en Buenos Aires y Miami, en la que la película El clan, de Pablo Trapero resultó una de las más distinguidas, acumulando nominaciones en seis rubros, incluyendo las de mejor película, mejor director y mejor actuación masculina para Guillermo Francella. Bajo esa consigna primaria de la promoción subyace la búsqueda del reconocimiento a un cine iberoamericano de calidad, pero rodeándolo de un aura de glamour que convierta a estos jóvenes premios en un proyecto que además sea autosustentable en términos económicos. Promoción de “nuestro cine, nuestra música y nuestra moda” –así dice el spot oficial de los premios– como productos culturales que intentan dar cuenta de “una identidad colectiva”, que fue la frase más repetida de la tarde. No deja de resultar paradójico que mientras ese proyecto político de construcción de una identidad latinoamericana parece comenzar a desmoronarse –o tal vez no y simplemente la nueva coyuntura sea una prueba de fuego que se debe atravesar–, los Premios Platino sigan aspirando a generar una base cultural para aportar a ese objetivo, tomando a la industria del cine como punta de lanza.
Pero más allá de los objetivos altruistas, siempre mencionados en primera instancia, durante la presentación también quedó claro el carácter dual del evento, que si bien aspira a promocionar al cine lo hace a partir de un modelo que aspira a generar una suerte de star system regional. Porque el cine puede ser arte (en el mejor de los casos) pero también es una industria en la que se juegan los intereses económicos de grandes corporaciones. Por eso no llamó la atención que la gala de nominaciones fuera utilizada para promocionar también a la cadena TNT, uno de los mascarones de proa del poderoso grupo estadounidense Turner, de reciente desembarco en el país, que es auspiciante de los premios y la encargada de transmitir las dos ceremonias de entrega anteriores, realizadas en Panamá y Marbella, y por supuesto de la que se realizará el 24 de julio próximo en Punta del Este, Uruguay.
Durante la ceremonia, conducida por el productor y periodista Axel Kuschevatzky, se anunciaron las cinco nominadas que competirán en cada una de las 13 categorías. El abrazo de la serpiente, coproducción entre Colombia, Argentina y Venezuela dirigida por el colombiano Ciro Guerra, y la guatemalteca Ixcanul, de Jayro Bustamante, resultaron los films con más nominaciones, con ocho cada una. Estaba cantado que la película de Guerra, que este año compitió por el Oscar a Mejor film extranjero, ocuparía un lugar destacado, pero lo de la ópera prima de Bustamante, premiada en Berlín, resultó una sorpresa al recibir más nominaciones que otras grandes favoritas como El clan, la chilena El club de Pablo Larraín, la coproducción argentino-española Truman, del catalán Cesc Gay, todas ellas nominadas a Mejor Película. Entre los argentinos se destacan las nominaciones de Ricardo Darín y Dolores Fonzi como protagonistas de Truman y La patota, de Santiago Mitre, respectivamente. Y la de El patrón, de Sebastián Schindel, en la categoría de Mejor Ópera Prima. Entre los directores se nominó a todos los de todas las aspirantes a Mejor película, menos a Bustamante, quien fue reemplazado por el mexicano Alonso Ruizpalacios por su película Güeros. La categoría a mejor actor la completaron Javier Cámara, también por Truman; Alfredo Castro por El club y Daniel Alcázar por Magallanes, ópera prima del peruano Salvador del Solar que acumuló cinco en total. Y en la categoría mujeres también se incluyó a las españolas Inma Cuesta (por La novia, de Paula Ortiz) y Penélope Cruz (Ma Ma, de Julio Medem) y a las chilenas Antonia Zegers (El club) y Elena Anaya (La memoria del agua, de Matías Bize).
La presentación de los premios contó con la asistencia de Alejandro Cacetta, nuevo presidente del Instituto Nacional del Cine (INCAA), quien se encargó de señalar que el hecho de que “nuestra cinematografía viaje por todo el continente” para “potenciar la producción y la generación de un público que lo consuma” forman parte de los principales objetivos de este tipo de galardones y en especial de los Platino. Por su parte, Miguel Ángel Benzal, director general de Entidad de Gestión de Derechos de los Productores Audiovisuales (EGEDA) y máximo responsable de los Platino, consideró oportuno desactivar la idea de estos premios como un mero remedo de los Oscar estadounidenses. “No pretendemos compararnos con ellos: estos no son los Oscar latinoamericanos, sino los premios Platino al cine iberoamericano”, afirmó. Su intervención incluyó además un llamamiento a la protección de los derechos de autor y en contra de la piratería, el gran enemigo de la industria del cine en la actualidad, apelando al lema de rigor: “El cine es cultura, pero también es una industria que debe ser protegida”.
Benzal también reconoció que, en un mercado en donde la industria de los Estados Unidos parte y reparte a su antojo, la promoción es el principal déficit del cine iberoamericano. “Mucha gente acude a ver las películas de Hollywood no porque sean mejores que las nuestras, sino porque tienen mejores condiciones de promoción. Hay muchos jóvenes que no han visto nunca en su vida una película iberoamericana y no saben que se están perdiendo algo importante”, concluyó. En la misma línea se expresó Ignacio Rey, vicepresidente de Federación Iberoamericana de Productores Cinematográficos y Audiovisuales (FIPCA), quién afirmó que en la región se producen entre 750 y 850 películas al año (826 en 2015), de las cuales la mayoría sólo se estrenan en sus países de origen, dando una prueba contundente de ese déficit promocional. Además, durante la ceremonia se entregó un premio Platino honorífico al INCAA, en su carácter de principal productor y coproductor de cine de la región. El reconocimiento lo recibió Cacetta aunque, a pesar de que nadie lo mencionara, el mérito de haber alcanzado un logro tan importante le corresponde a la gestión anterior.
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