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Jueves, 25 de agosto de 2016

CINE › MILTON RODRíGUEZ HABLA DE SU PRIMER DOCUMENTAL, LA DEL CHANGO

Un universo al que le falta un cuerpo

“Era como jugar al metegol con Maradona”, cuenta el cineasta sobre su film, hecho con el aval de su retratado, el Chango Farías Gómez. Cuando el músico falleció, siguió adelante con otra forma de relato.

 Por Cristian Vitale

Flor de debut para un director, empezar con el foco documental en un sujeto sublime. En un sinónimo humano de la música popular argentina como el Chango Farías Gómez. Eso le pasó a Milton Rodríguez. “En realidad, la idea fue de él”, arranca el hombre, concesivo, y lleva la cosa al minuto cero: los conciertos de la Orquesta Los Amigos del Chango en Jazz & Pop, que el tiempo seguramente convertirá en hitos. “Yo era fan y lo iba a ver todos los martes. A veces había más músicos que público, pero para mí y para Victoria (Pereda, la fotógrafa) era nuestra misa”, se ríe Milton, a punto de estrenar el resultado final de aquel comienzo, hoy en el Espacio Incaa Gaumont. Resultado final cuyo nombre es La del Chango, un documental de 95 minutos hecho con bajo presupuesto y tracción artesanal, que anuda su sentido con entrevistas a familiares, músicos y periodistas cercanos al Chango, a cinco años de su desaparición física. “Como nos veía siempre, un día se sentó en nuestra mesa y nos preguntó quiénes éramos, por qué íbamos, y le respondimos lo que nos salió en ese momento”, evoca el realizador.

Lo que les salió fue contarle al Chango que él era director, que ella era fotógrafa, que los dos eran del palo del cine, y les gustaba el folklore. “Cuando terminé de hablar, él se quedó callado y al rato me llevó para la cocina del lugar, donde le gritó a Sandra –Albertocco, prensa y manager de la orquesta– que iba a hacer una película conmigo, y que nos diera la dirección de su casa para comer unas empanadas. Obviamente, no había mejor plan en la vida... Pensé que me estaba cargando, pero igual no me importaba nada. Luego pensé que quería que hagamos un video clip o que filmemos un ensayo, pero cuando llegué, el chabón se cebó. Me dijo “tengo la idea de hacer una película y quiero que la dirijas vos”, y me empezó a contar el argumento. Quería hacer una película sobre la música argentina que duraba tres veces más de lo que dura la historia argentina”, vuelve a reír Milton. “Quería abarcar todo lo que sabía de música, que era un montón... y estimaba la duración en unas siete horas. Contesté que me encantaría, que vendería el auto para hacerla, pero que mi ópera prima no podía durar tanto. La verdad es que me moría de ganas pero no me iban a dar los tiempos. El chabón, se sabe, armaba cosas gigantes, nunca se apichonaba ante nada”, ratifica el realizador, sobre algo que la historia de la MPA ya sabe.

Lo que ésta aún no sabe es que, tras una larga “negociación” con el Chango, el documental bajó un par de cambios sin atentar contra dos de sus objetivos base. Primero, concretarse. Y luego, dejar un testimonio válido sobre vida y obra del artista a través de palabras y recuerdos de Jaime Torres, Oscar Alem, Peteco Carabajal, Verónica Condomí, Antonio Tarragó Ros, los hermanos Koky y Pajarín Saavedra, entre muchos otros, que hablan de sus rasgos estéticos, intrépidos y revolucionarios para la música de raíz. “Lo que le dije fue ‘mirá, Chango, todo lo que pasó en los últimos cincuenta años en la música argentina tiene olor a vos, el toque de la batería, del bombo con patas, las polirritmias, los arreglos para coro, las folcloreishon en la casa de Eduardo Lagos, todo, entonces hagamos primero una película sobre vos y, si nos va bien, vayamos construyendo la historia hacia atrás, hasta que nos dé el paño’. Y la idea le gustó”, manifiesta el director que nació en 1987, mientras el Chango grababa el maravilloso Antes que cante el gallo, con los Músicos Populares Argentinos.

“El siempre escuchó, pero le sumaba cosas a tu idea”, cuenta Milton, que también es sonidista y productor y que, cuando empezó a trabajar con el documental, tenía 22 años. “Era como jugar al metegol con Maradona, no sé, una locura. Mientras tanto, la orquesta crecía, nosotros filmando y captando testimonios del Mono Izarrualde, otro crack, o de otros músicos, e intentando conseguir guita para seguir. Y en ese momento, el Chango se nos fue”, recuerda, sobre aquel nefasto 24 de agosto de 2011. “Yo estaba laburando con Castiñeira de Dios en Santiago del Estero y un técnico dijo ‘Che, murió el Chango Farías Gómez, ¿alguien sabe quién es?’, y yo me quería matar. ‘Un amigo’, le dije, y me largué a llorar en una plaza”. Tal vez quepa agregar que la maqueta que Milton tenía en mente sufrió un cambio bastante abrupto. “En el velorio, el tema era ‘igual, háganla’, y me quedó esa responsabilidad. Hubo que esperar un tiempo, barajar y dar de nuevo, y para que no la haga otro necrófago y respetar la confianza que nos había tenido el Chango a nosotros, decidimos hacerla. Nos llevó mucho tiempo y corazón, porque era complicado hablar con los músicos: lo nombraban y lloraban”, recuerda el realizador, sobre aquel impasse.

Pero pasó el duelo y con él la melancolía vital de los protagonistas que terminaron dando testimonio: Manolo Juárez, Marian y Micaela –hermana e hija del Chango–, Marcelo Simón, Luis Gurevich, Omar Gómez y Kubero Díaz, entre otros, y además de los nombrados. “Tardamos como un año en decidir lo que queríamos contar. Las escenas que el Chango nos había pedido que queden, eran sin él, y las dejamos. La peli tiene que ver con su intención inicial, que era histórica, aunque también hubo que hacer cambios obligados. Hubo un antes y un después, y se nota”, admite el director, y uno de los cambios es, precisamente, que el Chango aparece solo en clave de voice over y legado, a través de la voz de quienes lo tuvieron cerca. No en persona. No aparece su cuerpo. “Fue una decisión muy rara de explicar, pero ayuda una lógica de estos tiempos: si vos querés ver un documental sobre Gatica, ponés su nombre en youtube y te van a aparecer dos o tres entrevistas, alguna pelea, y ya tenés más o menos un documental. Lo mismo pasa con el Chango. La idea fue hacer la película que no está en youtube, que no sea el material trillado que conocemos todos, porque no hay otro material valioso, de archivo, que no esté en internet, y lo constatamos investigando. A ver, el cuerpo del Chango no está, y no lo va a reponer un documental. Entonces, hicimos una película ‘sobre’ el Chango, que es un universo enorme, al que solo le falta un cuerpo”.

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Imagen: Bernardino Avila
 
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