“El cine político pone en cuestión la realidad cotidiana, al revelarnos, desde su particular representación, aspectos ocultos o que se han vuelto invisibles por la costumbre. Nos muestra que la realidad a la que estamos habituados es una construcción y que, como tal, puede ser deconstruída y reconstruida. Finalmente, como herramienta para la comprensión e interpretación de la historia, el cine político es especialmente útil en oscuros períodos históricos en los que, al entrecruzar arte, historia, identidad y compromiso, confronta a las políticas del olvido, reivindicando la Memoria”. Así piensan los organizadores del Festival Internacional de Cine Político (Ficip), que entre hoy y el 21 de septiembre presentará su sexta edición en diversos espacios. Desde hoy y hasta el 15 se proyectará en distintas universidades, mientras que del 15 al 21 comenzarán las competencias en el Espacio Incaa Gaumont y otras salas de la ciudad. La programación incluye 94 películas de 26 países, entre largos, cortos y mediometrajes, series argentinas en competencia y fuera de concurso, encuentros y conferencias. El equipo organizador del festival está conformado por profesionales de cine y hacedores del quehacer periodístico. Y cuenta con el auspicio del Incaa, la Municipalidad de Avellaneda, la Red Nacional y Popular de Noticias NAC&POP y la Agrupación Oesterheld.

La Competencia Internacional de Largometrajes está compuesta por dieciséis films, entre los que se encuentra el argentino El encuentro de Guayaquil, estrenado comercialmente en Buenos Aires en el mes de julio. Dirigido por Nicolás Capelli y basado en un texto teatral de Pacho O’Donnell, el film narra el encuentro entre José de San Martín y Simón Bolívar, concretado el 26 de julio de 1822. Con protagónicos de Pablo Echarri (San Martín) y del actor colombiano Anderson Ballesteros (Bolívar), El encuentro... muestra las intimidades de aquella charla y la discusión política entre los dos libertadores, exponiendo el pensamiento de cada uno. Para ello, se vale del recurso de los flashbacks para contar la historia de ambos antes de aquella reunión, exponiendo una visión más humana y alejada del bronce. Otra argentina en competencia internacional es Operación México–Un pacto de amor, de Leonardo Bechini. Basada en la novela Tucho–La Operación México o lo irrevocable de la pasión, de Rafael Bielsa, la ficción de Bechini está situada en la Argentina de la dictadura, más precisamente en 1978, y cuenta la historia de los militantes montoneros desaparecidos Tulio “Tucho” Valenzuela y Raquel Negro.

El film brasilero La Oscura Noche del Alma, de Henrique Dantas, retrata el período de la dictadura civil y militar ocurrida en el estado de Bahia, en Brasil. Muchas de las entrevistas fueron realizadas en Forte de Barbalho, el centro de tortura más importante de la provincia. Nombres reconocidos de la historia brasileña, como Juca Ferreira, Lucia Murat, Emiliano Jose, Theodomiro dos Santos, Renato da Silveira, entre otros, brindan sus testimonios sobre el período más oscuro del país carioca. La alemana Somos jóvenes. Somos Fuertes, de Burhan Qurbani, cuenta los violentos incidentes xenófobos ocurridos en Rostock en 1992 desde la perspectiva de tres personajes muy diferentes: Lien, una mujer vietnamita que vive en Alemania pero que finalmente debe luchar por su vida; Stefan y sus amigos que son parte de las violentas manifestaciones, y de Martín, padre de Stefan, un ambicioso político atrapado en el dilema de avanzar en su carrera o defender a su hijo.

En la Competencia Internacional de Mediometrajes se destaca el documental venezolano Sin justicia no hay paz. Baltimore 2015, dirigido por la dupla integrada por Ana Laura Pereira y Eric Splinter. El film indaga en los eventos ocurridos en abril de 2015 cuando un adolescente afroamericano fue asesinado a golpes. Seguido a este brutal acto, la comunidad negra salió a la calle una vez más como reacción a la lucha que tenía sólo un fin: la transformación de la sociedad que los ha marginado sistemáticamente. El documental francés Ucrania: las máscaras de la revolución, de Paul Moreira, se retrotrae a febrero de 2014, cuando grupos paramilitares lucharon para derrocar al Presidente Yanukovych y formaron un nuevo gobierno. Según la media occidental, fueron los héroes de la Revolución. Sin embargo, en la actualidad son milicias de extrema derecha. En Odessa, en mayo de 2014, fueron responsables de una masiva masacre. El film se sostiene con una pregunta: por qué las democracias occidentales no protestaron.

La Competencia Oficial Argentina de Largometrajes incluye la nueva película de Mariana Arruti, El padre, que se estrenará comercialmente a fines de septiembre. La directora del notable documental Trelew inicia un camino para esclarecer las circunstancias de la muerte de su padre, al que perdió en su niñez. Saber que él no ha muerto a raíz de un accidente ferroviario la moviliza a romper el silencio y a cuestionar los ocultamientos del entorno familiar y social más cercano. Este recorrido abrirá un camino para desenterrar a un padre que finalmente ella comenzará. Con una tremenda historia personal –que también fue colectiva–, era casi una necesidad interior que Virginia Croatto debutara como cineasta con La Guardería, que se estrenó en abril en Buenos Aires y que integra el Ficip. ¿Cuál es esa historia? La realizadora es hija de Armando Daniel Croatto y Susana Brardinelli. Su padre fue militante político y gremial, de la Juventud Peronista (JP), de la Juventud de Trabajadores Peronistas (JTP) y de Montoneros; participó de la Contraofensiva, planificada por la organización armada para derrocar a la dictadura, y fue asesinado el 19 de septiembre de 1979 en un hipermercado de Munro. Su madre fue militante de Montoneros; tras el asesinato de su esposo, se exilió junto a sus hijos. Durante el período 1980-1983, Susana fue la responsable de la Guardería que albergaba a los hijos de los militantes montoneros que integraron la Contraofensiva, ubicada en La Habana (Cuba), y que tenía como objetivo preservar la vida de los niños. Susana y su familia volvieron a la Argentina en noviembre de 1983. Con 34 años, Virginia decidió contar en su ópera prima cómo fue aquella experiencia.

Otro de los films de la competencia argentina es La parte por el todo, estrenado comercialmente en octubre de 2015. Distintos centros clandestinos de la dictadura cívico-militar tenían maternidades –también clandestinas– donde las detenidas-desaparecidas embarazadas parían a sus hijos bajo la asistencia de médicos cómplices de los genocidas. Luego, la historia lo contó con detalle: los bebés eran robados y entregados a otras personas que no eran familiares de las mamás. En muchos casos, los “beneficiarios” eran amigos de los represores, o los represores mismos. El plan sistemático de apropiación de menores llegó a juicio y a fines de 2012 se condenó a los principales responsables de organizar este siniestro método. Los directores Andrés “Gato” Martínez Cantó, Roberto Persano y Santiago Nacif Cabrera investigaron la historia de las maternidades clandestinas de la dictadura para realizar este documental. El trío decidió centrar su investigación en los centros clandestinos de detención donde se realizaron la mayor cantidad de partos: Campo de Mayo, Escuela de Mecánica de la Armada y Pozo de Banfield. Y también decidieron contar con los testimonios de tres nietos recuperados: Carlos D’Elía, María Belén Altamiranda Taranto y Guillermo Pérez Roisinblit. El relato de ellos tres se entrelaza con los testimonios de la periodista Miriam Lewin (que fue detenida–desaparecida) y de la jueza María del Carmen Roqueta, quien llevó adelante el juicio por el plan sistemático de robo de bebés.

* Programación completa, sedes y horarios en www.ficip.com.ar