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Martes, 8 de mayo de 2007

CINE › EL PRIMER FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE USHUAIA

La pantalla del fin del mundo

En la presentación, Sergio Renán, Juan Bautista Stagnaro y Jorge Marrale acompañaron a los organizadores para lanzar un encuentro que, desde 2008, buscará insertarse en el circuito.

 Por OSCAR RANZANI
Desde Ushuaia

Si se tiene en cuenta la numerosa cantidad de actividades culturales que se están desarrollando en la bellísima Ushuaia, puede presumirse que “la ciudad más austral del mundo” está destinada a convertirse en la capital cultural de la Patagonia. Así, al menos, lo demuestran eventos de envergadura como la Bienal de Arte del Fin del Mundo y el Festival Internacional de Música Clásica, donde hace unos días se presentó la Sinfónica de Berlín. Ahora se sumó un nuevo proyecto: el Primer Festival Internacional de Cine del Fin del Mundo está programado para junio de 2008, después de una serie de presentaciones escalonadas que tiene previstas la empresa organizadora Comexpo, dedicada a eventos como el Salón Internacional del Automóvil, entre otros. En este caso, se trata de un ambicioso proyecto: la idea es posicionar a este festival con el mismo rango de importancia que tienen el de Mar del Plata y el Bafici. “El objetivo es lograr que la industria cinematográfica tenga un punto de referencia a nivel mundial dentro de los circuitos internacionales de los festivales. Queremos que los directores, guionistas, toda la gente del cine que trabaja para promover la industria, a partir del año que viene tengan en su calendario una pantalla más”, señaló a Página/12 el titular de Comexpo, Leonardo Perdomo, durante una presentación en la que participaron el secretario de Turismo de la Municipalidad de Ushuaia, Julio Lovece; el investigador y documentalista Jorge Falcone (miembro del comité organizador), el actor Jorge Marrale y los directores Sergio Renán y Juan Bautista Stagnaro.

Perdomo recalcó que otro de los objetivos es que Ushuaia “tome esto como propio y que disfrute de este evento que de otra manera no podría disfrutar. Ushuaia tiene todo el condimento que se necesita para formar un escenario, para que sea marco de un festival como éste”. Los organizadores dijeron que la estructura estará definida en meses posteriores, pero se sabe que el festival durará siete días en los que se exhibirán cien películas seleccionadas entre unas 400 que estiman recibir. De esa cantidad, un jurado internacional elegirá doce que participarán de la competencia por un premio de 50 mil dólares. El presupuesto estimado para la concreción del Primer Festival Internacional de Cine del Fin del Mundo será de un millón de dólares y contará con patrocinadores privados, mientras que la Municipalidad de Ushuaia será auspiciante. Un dato no menor es que el marco natural es idóneo para actividades que involucren público local y extranjero. Por otro lado, Ushuaia cuenta con una aceitada infraestructura de servicios ya que, si bien tiene 50 mil habitantes, recibe durante el año a 300 mil turistas. Otro dato llamativo si se lo pone en comparación con la envergadura del festival es que en la ciudad hay un solo cine: el Packewaia, ubicado frente al ex presidio. Es por eso que está previsto acondicionar tres salas más.

En cuanto al tipo de cine a exhibir y al perfil del evento, Perdomo señaló que hasta ahora todo está dividido entre el cine independiente y el circuito comercial. A diferencia de esta polaridad, a veces irreconciliable, lo que buscan los organizadores “es integrarlos. Pero lo único que se busca es que, más allá de que sea cine comercial o independiente, vean una película y digan: ‘¿Cómo no la vi antes?’”, afirma Perdomo, quien reconoce que “hay películas que no se ven y no llegan a los circuitos comerciales porque no disponen de presupuesto para poder estrenarse. Y son películas que la gente las tiene que conocer, que necesitan estos festivales”.

Marrale recordó una charla previa “donde hablábamos de cuántas posibilidades abre un festival, sobre todo en momentos como éste, donde ciertos aspectos de la diversidad cultural deberían hacerse carne como para que lo regional, lo particular, lo que es emblemático de cada lugar aflore y tome identidad propia, se divulgue”. En tanto, Renán destacó “la singularidad que propone Ushuaia como ubicación en el mapa de generar, en los potenciales invitados y presencias, un interés anexo que otras ciudades con festivales de cine no pueden ofrecer”. A su turno, Stagnaro señaló que Ushuaia tiene “un valor mítico, como una marca, el hecho del fin del mundo” y que el festival puede condensar “una cuota de belleza, sentido estético e introspección”.

Como parte de las actividades para estimular el valor del cine en la comunidad fueguina, se organizó también el encuentro “La escuela y el cine”, donde 130 estudiantes de los últimos años del primario y primeros del secundario de tres escuelas escucharon las exposiciones de Falcone, Marrale, Renán y Stagnaro. Falcone se refirió al cine como “ilusión óptica” y trazó un panorama de la historia de las representaciones desde la época de las cavernas hasta los hermanos Lumière. Marrale habló desde su rol de actor y contó cómo vivía en su infancia el hecho de ir al cine, qué simbolizaba y cómo este ejercicio influyó en la apertura de su imaginación y en su capacidad de interpretación. Renán también se refirió a su aproximación al cine, al relatar cómo se emocionaba e identificaba con los protagonistas. A su vez, estimuló a los estudiantes a que se acerquen al cine porque, además de que deja temas para pensar, “da placer”. Posteriormente, Stagnaro retomó el discurso de Renán, y destacó las diferencias que tiene el hecho de mirar una película en el cine respecto de mirarla en la televisión: “El cine es como entrar en un sueño”.

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“Aquí, el festival puede condensar una cuota de belleza, sentido estético e introspección”, dijo Stagnaro.
 
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