CINE › “DANNY THE DOG: ENTRENADO PARA MATAR”
Aquí hay perro encerrado
Por D. B.
Hay un lugar común basado en el prejuicio y la generalización: creer que toda película de artes marciales es un rejunte de escenas de lucha remachadas por alguna ridícula historia de maestros y discípulos, una excusa argumental para vertebrar los “momentos que importan”, un poco como suele ocurrir con la mayor parte del porno. Lo cierto es que el cine de artes marciales moderno, nacido a mediados de los años ’60 en Hong Kong, es al cine oriental lo que el western representa para el occidental, y en su larga historia ha gestado varias obras maestras y un puñado de realizadores y estrellas que han sabido darle lustre al género. Que el cine occidental en general, y el norteamericano en particular, se ha apropiado de las historias, algunos nombres y del tono específico de este noble género no es ninguna novedad. Danny the Dog es apenas el último ejemplo, una nueva aproximación de Luc Besson –en su doble rol de productor y guionista– al mundo de las piñas y patadas de ojos rasgados.
Jet Li es una de las mayores luminarias del cine hongkonés, cooptado por las mieles económicas del hemisferio occidental desde hace ya unos cuantos años. Aquí le toca en suerte componer a Danny, el ya no tan joven “empleado” de un mafioso de poca monta, interpretado por un icono del gangsterismo británico, Bob Hoskins (recordar su memorable actuación en el clásico de John Mackenzie, The Long Good Friday, 1980). Danny es una irreflexiva máquina de matar, una suerte de violento Kaspar Hauser que no ha tenido mayor contacto con el mundo exterior y pasa gran parte del día encerrado en una celda. Un perro de pelea entrenado para la destrucción del enemigo que se le ponga por delante, en particular cuando el collar que rodea su cuello es removido. Cuando la aparente muerte de su amo lo deje literalmente en la calle, conocerá a un afinador de pianos ciego (Morgan Freeman) y a su hija, quienes lo iniciarán en las artes de la sensibilidad y el amor al prójimo. Pero el mafioso no está nada muerto y querrá recuperar a su sirviente a toda costa.
No es casual que el tono de Danny the Dog sea cercano al de El perfecto asesino: Besson vuelve a intentar, con menos suerte que en aquel título, una cruza de film de acción con drama intimista. Que la película se monte en todos los clichés dramáticos y le ofrezca al espectador apenas un pequeño muestrario del talento de Li para la acción física es una de sus mayores desgracias. Las coreografías de lucha son pocas y todas ellas poseen el sabor de lo ya visto. Y que Jet Li, quien supo interpretar al héroe Wong Fei-hung en la saga Erase una vez en China, se pase gran parte del film balbuceando, reducido a la dislexia y la incultura de su personaje, encarna una buena metáfora de la idea que tanto Besson como el realizador Louis Leterrier tienen del cine de artes marciales: un perro de exhibición a quien se saca de paseo para el placer de su dueño.
5-DANNY THE DOG: ENTRENADO PARA MATAR
(Danny the Dog, Francia / Reino Unido / Estados Unidos, 2005)
Dirección: Louis Leterrier.
Guión: Luc Besson.
Fotografía: Pierre Morel.
Música: Massive Attack.
Intérpretes: Jet Li, Morgan Freeman, Bob Hoskins, Kerry Condon, Vincent Regan, Dylan Brown.