La voz de Ernesto “Che” Guevara aparece sobre una sucesión de imágenes de bombas cayendo sobre campos y ciudades, niños huérfanos por la guerra y “la” bomba, Hiroshima. La secuencia cierra con la conocida figura de barba en el memorial de esa ciudad destruida por el hongo atómico y el texto de una carta escrita a su esposa: “Es bueno visitar esto para luchar con energía por la paz”. El pasaje corresponde al documental sobre el Che que Tristán Bauer está realizando junto al Centro de Estudios Che Guevara, que estudia la obra del argentino que participó en la revolución cubana. La novedad de esta película es que presentará mucho material inédito rastreado en los archivos cubanos pero, sobre todo, provisto por la misma familia Guevara.

El proyecto tiene la meta no poco ambiciosa de “dar contenido a la imagen del Che”, en palabras de Carolina Scaglione, encargada de la edición del material. Meta compartida por los socios cubanos del emprendimiento, que esperan poder defender la imagen de Guevara que, explican, “ha sido muy atacada últimamente”. La situación incluso llevó a Aleida, siempre reacia a las apariciones públicas, a escribir un libro sobre su marido. Un Che-niño jugando con otros chicos de su familia, con su padre, en su infancia en Altagracia. Un Che-diplomático, de visita en China, fotografiándolo todo con entusiasmo, sonriendo al dominar los palillos que llevan el arroz de la escudilla a su boca mientras almuerza en una visita a una fábrica china en un viaje diplomático en 1960.

El director presentó estos tres fragmentos del documental junto a Scaglione y Camilo Guevara March, hijo del Che y responsable del área de Proyectos Alternativos del Centro de Estudios Che Guevara. Los tres conversaron con invitados, prensa y alumnos de la Universidad Nacional de San Martín, en cuyo teatro se realizó la presentación.

Durante la charla hubo tiempo para comentar la realización del documental, los cambios que éste operó sobre sus autores y anécdotas de boca de Guevara March. En buena medida, estos tres aspectos de la presentación convergieron en un punto: la faceta del Che artista, el Che poeta, fotógrafo, narrador, ensayista. “Nos escribía cuenticos en cualquier lado, iba de viaje y allí donde encontraba una postal nos mandaba un cuento”, recordó Guevara March. “Yo era niño y no sabía bien de quién eran, pero siempre transmitían valores”, agrega.

Bauer comenta el descubrimiento de un diario del Che en Bolivia escrito con una lapicera de tres colores, y los comentarios escritos según su tipo: azul para el texto, verde para sentar al autor, rojo para su reflexión. “El siempre escribía sobre revelar la realidad, luego reflexionaba y después tenía una última escritura más ensayística”, dice el cineasta.

La narración del documental partirá de la Cuba actual y se remontará a la vida de Ernesto Guevara, su tarea como hombre de Estado, documentos de su vida familiar y los textos en apariencia inagotables de su pluma viajera: poemas desde el Congo, cartas, una suma de cosas que Bauer llamó “patrimonio extraordinario” cuando llegó el turno de agradecer a Aleida por haberlo cedido para el documental.

El film promete, asegura Guevara March, ser una sorpresa incluso para el mismo Fidel Castro, que aún no vio nada del material: la película recupera material de archivo que muestra cosas que, según cuenta el hijo del Che, “pensamos que se habían perdido durante la crisis de los 90 en Cuba”.

Sin embargo, el desafío fundamental, dice Bauer, es “condensar una obra tan vasta en sólo 100 minutos”.

Informe: Andrés Valenzuela.