CINE › EL RODAJE DE “RUDO Y CURSI”
Gael García Bernal habla de la febril actividad de dos nuevas productoras.
› Por Frances Relea *
desde Mexico
Son las doce de la noche en un hotel céntrico del Distrito Federal y el equipo de rodaje hace un alto para cenar. Rudo y Cursi es la primera película producida por Cha Cha Cha Films, la compañía que acaban de crear tres cineastas amigos, de la misma generación –la década de los sesenta– y de la misma procedencia, México: Alejandro González Iñárritu (Amores perros, Babel), Alfonso Cuarón (Y tu mamá también) y Guillermo del Toro (El laberinto del fauno). De México, aunque algo más jóvenes, también amigos y valores indiscutibles del nuevo cine mexicano son los protagonistas: Gael García Bernal, que interpreta a Cursi, y Diego Luna, en el papel de Rudo. Los dirige, cómo no, otro mexicano, Carlos Cuarón (hermano de Alfonso), en su primer largometraje.
La película –que relata la aventura de dos hermanos que dan el salto al estrellato del fútbol desde su trabajo en una plantación bananera– está en la recta final del rodaje. “Es difícil prever un resultado porque estamos en medio del torbellino, es el peor momento para saber cómo va a quedar”, cuenta García Bernal. “Pero me siento orgulloso, valiente y confiado de una apuesta muy particular de Carlos Cuarón. Por lo pronto, la experiencia es fantástica. Podría parecer una película más sobre el mundo del fútbol, pero no lo es, porque no tiene nada que ver con el fútbol. Y no digo más.” García Bernal confiesa que siempre quiso ser futbolista. “Hasta hace dos años, todavía tenía la idea de que en algún momento debutaría como jugador de fútbol”, señala. Pero el oficio de actor, opina, permite vivir aquellas vidas que siempre se quiere y nunca se puede. Hijo de actores, a los 17 hizo las maletas y se marchó solo a Londres para estudiar en la Central School of Speech and Drama. Mucho antes, con nueve años, había debutado en la telenovela Teresa, junto a Salma Hayek.
Cha Cha Cha Films, el proyecto de los tres grandes realizadores mexicanos del momento, que presentaron en el pasado Festival de Cannes, avanza en paralelo a Canana Films, la productora fundada por García Bernal y Diego Luna. Son dos generaciones que dieron un impulso desconocido al cine mexicano. “Emblemáticamente sí tienen algo que ver, se complementan, aunque los proyectos de Cha Cha Cha son mucho más ambiciosos que los de Canana”, dice el actor. Detrás de Cha Cha Cha están Universal Pictures y Focus Features, que aportan 100 millones de dólares (72,5 millones de euros) para producir cinco películas. “A ellos los apoya una multinacional. En Canana hacemos algo mucho más casero y tratamos de emular un poco el rigor aprendido de ellos. Si algo tienen, aparte de su talento, es el rigor ante el trabajo”, reconoce García Bernal.
La propuesta de Canana, además de producir películas, promueve el festival itinerante de documentales Ambulante, que ya recorrió 17 ciudades mexicanas, una semana en cada localidad. García Bernal admite que uno de los objetivos de la productora es aprovechar la gran plataforma que es la televisión “para generar talentos, escritores, actores, directores, técnicos...”. Alaba que en TV, por su propia dinámica, se puede experimentar mucho más. Gracias a Canana, García Bernal debutó como director en Déficit, que se presentó en mayo en la Semana de la Crítica del Festival de Cannes. Pero ni a Gael ni a su compañero, Luna, los tienta tanto la realización como para tener que abandonar la interpretación. “Ni Diego ni yo queremos hacer carrera como directores. Quisimos ser actores para ser libres y poder hacer lo que queramos.” ¿Es más libre el actor que el director? “Sí, porque tiene la oportunidad de vivir más vidas”, responde rotundo. Después de Déficit, ¿le quedaron ganas de repetir la experiencia de dirigir? “Dicen que la primera película es sólo el principio para hacer la segunda”, afirma.
Canana y Cha Cha Cha pueden colmar, salvando las distancias, el sueño de todo cineasta de producir su propia película. El sueño, en palabras de Bernal, de hacer la película que uno encuentra, desarrolla, busca y crea. “El hecho de montar una productora da muchas posibilidades, pero al mismo tiempo tienes más responsabilidad, porque la compañía depende en gran parte de la película que hagas. Es un juego de doble filo.” El joven actor no duda un instante a la hora de señalar a Amores perros como la película que lo catapultó en su carrera y que supuso el disparo de salida de la nueva etapa del cine mexicano. “Una película puede acarrear mil películas”, dice García Bernal. “Fue una película que se presentó en todas partes del mundo y en todas fue un sacudón. Con ella nació un tipo de cine.”
El intérprete también muestra su faceta solidaria. “Para mí vivir en México es un acto de congruencia”, dice el actor, que fue fichado como embajador global de Oxfam International, organización que reclama reglas más justas en el comercio mundial y que se tenga más en cuenta a los campesinos de los países pobres. “Vivo en un país que justamente necesita mucho de esto.” Su compromiso arrancó en 2005. Comparte la categoría de embajador global con nombres como Desmond Tutu, Miguel Bosé, Scarlett Johansson y Annie Lennox. “Trato de ser consecuente conmigo mismo. Me llena de mucho orgullo que me hayan elegido como embajador, pero me gustaría hacer mucho más y hacer la revolución en torno de un comercio justo para todo el mundo.”
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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