La primavera parece afectada por la gripe porcina: afiebrada, sus días transcurren de a saltos entre bufandas y bermudas, paraguas y viseras. Y no por planificación sobre los índices meteorológicos, la sexta edición de la Semana del Arte ha salido beneficiada en el trajín climático, tal como lo fue ayer, durante su cierre, con el Festival de Dibujo BIC Kids Camino al Bicentenario, que reunió desde el mediodía hasta las 17 a cientos de niños y padres sobre Avenida de Mayo, dispuestos a colorear las hojas desplegadas sobre el asfalto. “La Avenida de Mayo, que a veces se corta para protestar, por un día se utiliza para llevar un mensaje a los niños a través del dibujo”, explicó Gastón Deleu, director ejecutivo de la iniciativa y titular de la editorial Arte al Día. También estuvo el ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi, que se arrodilló en la calle y garabateó un escudo de Vélez junto a los pequeños. “Estamos muy contentos porque queremos que la Semana quede instaurada, al coincidir la primavera con el período en el que el arte vuelve a invadir el espacio público”, subrayó en diálogo con Página/12.

Y lo de ayer fue, en efecto, una verdadera invasión, con la calle Perú como eje de la trinchera artística: sobre ella, la feria de artesanos, con sus collares de semillas, gorritos de lana e instrumentos musicales nativos; hacia un lado, el Festival de Dibujo: un tsunami de colores que descendía de la sonrisa de los niños hacia los lápices y, finalmente, a las hojas, custodiadas por malabaristas y otros animadores; y hacia otro, un acto preludio a la celebración del Bicentenario chileno, que desde las 14 reunió a la colectividad trasandina en una feria de platos y bebidas tradicionales, instrumentos, ropas y conciertos al aire libre.

Organizada por Arte al Día y el Ministerio de Cultura de la ciudad, la Semana del Arte, que según estimaciones de sus organizadores reunió a 9000 personas, comenzó el domingo pasado con el recital que Javier Malosetti brindó junto a su banda Electrohope, al pie del Obelisco y frente a 1500 personas, y se desplegó durante siete días con talleres, conferencias y visitas nocturnas (Gallery Nights) a galerías y centros culturales de los principales circuitos porteños: el miércoles en Palermo, el jueves en San Telmo y Puerto Madero, y el viernes en Barrio Norte y Retiro. “Uno va a una galería de arte y se siente intimidado. Para no pasar vergüenza, las personas pasan de largo y no entran, y por eso siempre está vacía. Nuestro propósito es socializar, hacer que la gente pierda ese miedo a la galería. La concurrencia de este año demuestra que hay gente ávida por salir a encontrarse con el arte”, afirmó Deleu.

Además, por segundo año consecutivo la capital extranjera invitada fue Lima, que trajo al Centro Cultural Recoleta su muestra Lima sonora, una reproducción de los sonidos cotidianos de la capital peruana. “Ya estamos planificando la edición del año próximo para que se puedan quedar un mes, más allá de la Semana del Arte”, adelanta.

Respecto del objetivo de la iniciativa, Lombardi enfatizó que coincide con los lineamientos de su gestión. “Para todas las disciplinas tenemos una visión unificadora, que consiste en que los porteños tienen un capital social y cultural común”, y la realización de actividades permite “achicar la brecha entre el ciudadano común y las expresiones artísticas”, expresó.

Informe: Facundo Gari.