PLASTICA › LUIS QUESADA EN EL CENTRO CULTURAL BORGES
Una selección de obra reciente del gran artista mendocino permite al público de Buenos Aires acercarse a la obra de alguien fundamental para el arte y la cultura de su provincia, pero no suficientemente conocido fuera de Cuyo.
› Por Fabián Lebenglik
La semana pasada quedó inaugurada uniart, una feria universitaria organizada por el Estado nacional en la que 56 universidades públicas y privadas del país celebran el bicentenario con la presentación de arte, diseño, turismo cultural y artesanía en varias sedes porteñas como el Centro Cultural Borges, el Centro Nacional de la Música, el Teatro Cervantes y el Ministerio de Educación.
En este contexto, la Universidad Nacional de Cuyo presenta la exposición del artista mendocino Luis Quesada (1923). Se trata de un conjunto de unas cuarenta piezas, entre pinturas, relieves, esculturas, objetos y planchas de grabado de un artista fundamental para la historia artística y cultural de Mendoza, pero no suficientemente conocido y valorado fuera de Cuyo, en parte por su intransigente recato y escaso deseo de figuración.
Durante la última década pudo verse algo de su obra en Buenos Aires: en 2001 –junto al escultor Miguel Gandolfo– en el ciclo Ojo al país, que la Fundación Antorchas organizaba en el Centro Borges; en 2005, en el ciclo Argentina pinta bien, que organizó el Centro Recoleta para mostrar en una serie de exposiciones a los más destacados artistas de las provincias, y a fines de 2007 en una muestra de artistas de Mendoza que el Fondo Nacional de las Artes organizó con curaduría de la artista y curadora mendocina Laura Valdivieso. La presente es la selección más extensa de Quesada hasta el momento.
Quesada comenzó a hacer pública su “agitación” artística en Mendoza a comienzos de la década del ’50 con la consigna de un arte programático y popular. Desde la militancia de izquierda y a partir de la perspectiva del arte como una práctica colectiva en la que se articulaban claves estéticas, sociales y políticas, Quesada militaba por un realismo que acercara el arte al pueblo.
Durante aquellos años abrió su taller a la sociedad y fue gestor de una serie de iniciativas en torno del arte como espejo social y como vehículo y herramienta de transformación. Así surgió el Taller de Arte Popular Realista y las iniciativas de El Club del Grabado y el Taller de Murales. El realismo como reflejo del entorno, la estampa como técnica de difusión y reproducción artesanal y de bajo costo, y el muralismo como despliegue artístico y didáctico en el entorno urbano eran las bases de un arte que buscaba el compromiso y la transformación de la sociedad.
Hoy sigue siendo un artista que apuesta al poder del arte y el trabajo manual, más allá de cualquier dogmatismo.
En su obra reciente puede verse el cruce entre las herencias y ecos del modernismo y las vanguardias, tanto en sus vertientes europeas, como en sus versiones de matriz latinoamericana. El procedimiento constructivo, la repetición y acumulación, las variaciones de escala, los patrones geométricos, el trabajo con el color, la relación libre entre figuración y no figuración son algunas de las características salientes de su obra.
Según dice Laura Valdivieso, “Quesada parte de un principio: ve su propio trabajo como el de un artesano reinventado por el artista. Puede iniciar una obra recortando una lámina de plata con un arco de calar y, desde allí, llegar a una escultura de grandes dimensiones cortada por plasma en chapas de hierro de un centímetro de espesor [..] No ha tallado maderas, ni batido chapas, ni modelado cemento, sino que sus técnicas tienen una fuente que no es la de la Academia de Arte, sino que proviene de las artesanías, ampliada con la tecnología”.
Sobre los procedimientos de repetición y acumulación, Valdivieso precisa “la idea de pequeños fragmentos que se repiten y se suman mediante algún principio de acumulación, llegando a números insospechados. Miles de pedacitos constituyen un tapiz de madera o una columna multicolor. Cientos de siluetas, una escultura. La cantidad, prueba de sus obsesiones personales, le otorga un valor agregado a la belleza visual. A veces hay reminiscencias figurativas, zoomorfas o antropomorfas, sometidas a un proceso de estilización y desprovistas de propósitos narrativos”.
Luis Quesada, que sigue ejerciendo gran influencia en los artistas jóvenes, se formó en la Universidad Nacional de Cuyo (Uncuyo); ha sido profesor durante dos décadas; decano de la Facultad de Artes y profesor emérito. Impulsó la creación de la Escuela de Diseño en la Facultad de Artes de la Uncuyo y participó de la primera Ley de Cultura de su provincia. Desde al año pasado, la escuela 4153 de Guaymallén, que tiene la modalidad Comunicación, Artes y Diseño, lleva el nombre de Luis Quesada.
En el Centro Borges, Viamonte y San Martín, hasta el 24 de septiembre.
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