La Feria se supera a sí misma en cada edición. Está mejor. Se puede recorrer más placenteramente. Los stands de las galerías se lucen. Todos se esfuerzan por lograr el equilibrio entre la calidad artística y la finalidad comercial. Para que la frase “mercado del arte” tenga partes iguales de ambas cosas. Hay mucho y muy bueno para ver, la atención se concentra y dispersa alternativamente por la cantidad de focos de interés.

Un público masivo acompaña la 15ª edición. Al revés que en lo que suele suceder en las inauguraciones de arte durante las muestras de temporada, donde los asistentes suelen colocarse de espaldas a las obras expuestas, aquí se los ve recorriendo con la mirada la inagotable cantidad de piezas en exhibición.

Los estándares de la Feria son cada vez más altos. Los organizadores, con la dirección del coleccionista Mauro Herlitzka, delegan en comités y equipos de expertos locales e internacionales las decisiones relacionadas con la selección de galerías, premios y demás. El criterio es el de que los jurados y asesores externos aportan una mirada imparcial, profesional, fresca y sin compromisos, más allá de la calidad.

El espacio central y más amplio está dedicado al núcleo de ArteBA: las galerías, que en cada edición van afinando la disposición y montaje hasta lograr, en general, un concepto representativo de su staff de artistas. Entre las galerías extranjeras, esta vez la delegación mayor es la de Brasil, con Thomas Cohn, Nara Roesler, Baró Cruz, Casa Triângulo, Leme, Laura Marsiaj y Virgilio. También hay presencia de alguna de ellas en el espacio dedicado al video.

Esta edición homenajea a cuatro grandes artistas consagrados: Luis Benedit, Marta Minujin, Rogelio Polesello y Antonio Seguí.

Algunos de los puntos salientes son el Premio Petrobras, en el que un jurado de selección integrado por Rafael Cippolini (investigador y editor de la revista ramona), Roberto Echen (artista, curador del MACRO-Museo de Arte Contemporáneo de Rosario), Valeria González (historiadora, crítica y curadora), Mariana Obersztern (autora y directora teatral) y Martín Rejtman (director de cine y escritor) eligió los proyectos de Octavio Garabello Borus (Buenos Aires), Eugenia Calvo (Rosario), Leticia El Halli Obeid (Córdoba), Carlos Fernando Herrera (Rosario), Miguel Mitlag (Buenos Aires), Agustina Núñez (Buenos Aires), Pequeño Bambi-dúo (Córdoba) y Gastón Pérsico (Buenos Aires). Los autores realizaron sus proyectos asistidos por los críticos y curadores Eva Grinstein y Santiago García Navarro, directores de esta edición del Premio. Finalmente, durante la inauguración de la Feria, un jurado de premiación integrado por el mexicano Cuauhtemoc Medina, curador de arte latinoamericano de la Tate Modern de Londres, y los argentinos Andrea Giunta –historiadora del arte– y Pablo Siquier –artista– otorgó el primer premio, de 30.000 pesos, a Eugenia Calvo y el segundo, de 10.000 pesos, a Gastón Pérsico.

La obra de Calvo, Un plan ambicioso, consiste en tres videos exhibidos en tres monitores dentro de un recinto oscuro. Cada uno de los videos desarma, subvierte, explota de un modo inquietante y riguroso el concepto burgués del hogar. En el primer video estallan uno a uno (por efecto de un explosivo) los objetos frágiles de decoración (platos, vasijas, floreros, jarrones). Otro de los videos muestra cómo la artista desordena obsesivamente el mobiliario para construir una suerte de barricada. Al mismo tiempo, la artista desanda irónicamente la vulgata formulada alrededor del virus constructivista y la otra vulgata, igualmente insoportable, de la deconstrucción.

El tercer video resulta igualmente inquietante: la artista se oculta dificultosamente detrás de los objetos de la casa: sillón, puerta, ropero,mesa ratona –en este último caso con una dificultad tal que nuevamente el hogar se vuelve un escenario que oscila entre la pesadilla y la locura–.

Gastón Pérsico, en su trabajo Heavy Mental, cruza música del género heavy metal con textos de Foucault, Deleuze y Bataille. Aunque resulte paradójico, la combinación resulta feliz, y no lo digo por el masoquismo de soportar ese género de expresión, sino por la gótica oscuridad que consigue el artista cuando amalgama extrañamente tales sonidos con tales letras. La obra de Pérsico se exhibe en un stand que parece una disquería de barrio, en donde hay que entrar para probarse los auriculares y soportar el hallazgo. En términos de su autor: “Heavy Mental es una plataforma de trabajo que se presenta como un crossover entre pensamiento filosófico contemporáneo y heavy metal”.

Otro de los puntos de interés es el Barrio Joven, donde se agrupan emprendimientos de gestión artística del país, invitados por los organizadores.

Un comité integrado por las artistas Diana Aisemberg y Graciela Hasper y la marchand Luisa Pedrouzo seleccionó catorce propuestas: Appetite (Buenos Aires), El Club del Dibujo (Rosario), ED-Espacio de Arte y Diseño (Mendoza), Artechacra (Buenos Aires), Motp (Mar del Plata), Juana de Arco (Buenos Aires), Corazón Cordobés (Córdoba), Jardín Oculto (Buenos Aires), Trastienda en Bruto (Rosario), Magazine in situ (Buenos Aires), La Baulera (Tucumán), Trip/Centro Rodante de Experimentación y Exhibición de Arte (Tandil), Taller La Estampa (integrado por internas de la cárcel de Ezeiza que liberan su creatividad de la mano de Fernando Bedoya) y Pariente del Mar (Paraná, Entre Ríos).

Con organización, formato y montaje particulares, cada uno de estos espacios es una apuesta por determinadas estéticas, registros visuales, maneras de presentación y de gestionar. Algunos eligen el amontonamiento un tanto anacrónico de sofocar el espacio visual (como Arte en Bruto y Appetite). En el otro extremo, la sofisticación del Club del Dibujo presenta un ámbito negro, de paneles-pizarras, en el que cada día un dibujante (hoy Adrián Villar Rojas, mañana Daniel García) realiza “dibujos en vivo” a partir de las 13.

Una iniciativa de buena repercusión es el espacio de videos Caja Negra/Cubo Blanco, a cargo de Graciela Taquini y Rodrigo Alonso. En el Barrio Joven se instalaron nueve recintos –“cajas negras”– en donde se exhiben permanentemente obras de artistas que pertenecen a colecciones institucionales: el MUSAC, Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León, España, y el Chelsea Art Museum, Home of the Miotte Foundation, New York, USA, que presenta un programa diseñado especialmente para esta ocasión y obras presentadas por galerías latinoamericanas invitadas especialmente. Allí se pueden ver obras de artistas de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay, Perú y Uruguay.

“En el campo de las artes contemporáneas –dicen Taquini y Alonso–, el video es mucho más que un soporte o una técnica. Representa, por sobre todo, la forma en que los artistas asumen los desafíos del tiempo y la imagen en movimiento, en sus distintas expresiones, con toda la potencialidad que esto implica. El video ha logrado una fuerte presencia en bienales, mega-exposiciones y otras manifestaciones de todo tipo, accediendo a un mercado específico, ingresando en prestigiosas colecciones y avanzando incluso hacia el espacio publico.”

La Feria vuelve a generar el programa Matching Funds para que los museos del país amplíen sus colecciones. En esta oportunidad el beneficio fue para el MALBA, el Museo Provincial de Bellas Artes Emilio A. Caraffa de Córdoba, el Museo Municipal de Bellas Artes Juan B. Castagnino de Rosario y el MAC-Museo de Arte Contemporáneo de Salta. Se trata de un programa que hace retomar a los museos su rol en cuanto a la intervención en el mercado artístico y en su función de establecer políticas para la formación yampliación de sus colecciones. Del mismo modo se llevan a cabo programas que permite que en estos días varios museos del exterior –como el Museo del Barrio de Nueva York y el Museo Jack S. Blanton de Austin– concreten compras de arte argentino y latinoamericano en la Feria.

(En la Rural, de 12 a 22. Entrada: $12; jubilados y estudiantes: $6; niños: gratis.)